CASO 48-2018: Mondo Zen &
Hollow Bones Order & Integral Zen
Acta
Legal sobre el Genocidio de Waco
En el día 6 de Septiembre de
2019 se realiza un Acta de Repudio internacional hacia el Mondo Zen & Hollow Bones Order, quienes ya han sido previamente
sentenciados por el Tribunal Budista de
Derechos Humanos por los cargos de Violación al Derecho Budista,
Fraude, Militarismo, Complicidad con Violaciones al Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, Complicidad con Genocidio, Complicidad
con Crímenes contra la Humanidad, Complicidad con Crímenes de Guerra,
Complicidad con Crímenes contra la Paz y Complicidad con Violaciones al Derecho
Humanitario Internacional. Este Repudio se debe a que la Comunidad
Budista llamada Mondo Zen & Hollow
Bones Order se ha afiliado a las Fuerzas
Armadas de los Estados Unidos de América (USA), lo cual constituye una Violación
a la Ética Budista Pacifista,
realizando un apoyo que es cómplice de todos los crímenes internacionales y
violaciones a los derechos humanos cometidas por dichas Fuerzas militares estadounidenses.
Esta Violación a la Ética Budista Pacifista es
evidente debido a que las fuerzas de seguridad estadounidenses no sólo han
cometido Crímenes contra la Humanidad en países extranjeros, sino que
también realizaron impunemente en su propio país un brutal e impactante Genocidio
contra la comunidad espiritual cristiana de los Davidianos liderada por David Koresh en el pueblo de Waco (Texas)
en Estados Unidos el 19
de abril de 1993. El
Tribunal Budista de Derechos Humanos
ha podido estudiar los testimonios del superviviente David Thibodeau,[1] y
también del negociador del FBI Gary Noesmer,[2] además
de una gran cantidad de relatos de expertos científicos junto con las dos
extraordinarias investigaciones de Michael McNulty,[3] concluyendo
que la versión del gobierno de USA
acerca del supuesto suicidio colectivo de la comunidad cristiana davidiana es
totalmente una ficción y un acto de Negacionismo, en tanto que las
fuerzas de seguridad norteamericanas realizaron una conspiración que encubrió
la masacre sangrienta realizada por el gobierno contra cien niños, mujeres y
hombres indefensos, a quienes de forma macabra no sólo se asesinó y torturó
durante 50 días sino que incluso se los acusó de haber cometido suicidio
colectivo. Por medio de
la investigación histórica crítica del Revisionismo Budista, el Maitriyana pone
en tela de juicio la verdad oficial que divulgaron las fuerzas de seguridad
estadounidenses, demostrando una perspectiva mucho más profunda y libre de prejuicios,
lo cual permite vislumbrar la Verdad de los terribles acontecimientos que
padecieron las víctimas de este Genocidio,
quienes por parte del FBI fueron acusadas injustamente como fanáticos,
abusadores y suicidas. En efecto, el Tribunal Budista de Derechos Humanos rechaza
los métodos violentos, militares y criminales que emplearon las fuerzas de
seguridad norteamericanas del FBI (Federal Bureau of Investigation) y la ATF (Bureau of Alcohol, Tobacco and Firearms), realizando todo tipo de ataques
criminales contra personas que no realizaron ningún tipo de provocación. Por
medio de la Atención Plena y escucha abierta a los relatos de las víctimas,
testigos y científicos, el Derecho Budista concluye no sólo que los hechos
acontecidos en Waco contra la comunidad cristiana davidiana fueron un Genocidio, pues se trató de un intento
deliberado de destruir parcial o totalmente a un grupo religioso, sino que
además existió una manipulación gubernamental y Encubrimiento del Exterminio,
ocultando o eliminando las evidencias de la masacre contra la Comuna Espiritual
Davidiana, como es el caso de los orificios de bala, los cuerpos de las
víctimas y los videos del asalto. Aunque el Derecho Budista no comparta el
estilo de vida y las creencias de David Koresh, sin embargo, indudablemente el Tribunal
Budista de Derechos Humanos condena como actos criminales a la tortura, el asedio, la guerra psicológica
y la ejecución extrajudicial que sufrió la comunidad cristiana davidiana de
forma sistemática por parte del
gobierno norteamericano del Presidente Bill Clinton. En efecto, este escenario
de crímenes de lesa humanidad
constituyó un verdadero Holocausto y
Genocidio para toda una comunidad religiosa, asesinando a una gran cantidad
de niños y mujeres. Aunque la mayoría de los historiadores de la religión afirman
que la autoría de la masacre de Waco fue responsabilidad de David Koresh y de
los cristianos davidianos que se habrían inmolado,[4] ya que la existencia de un plan de
suicidio en masa es la versión oficial gubernamental de USA, el Tribunal
Budista de Derechos Humanos confirma que el incendio voraz que calcinó a la
comunidad cristiana en realidad fue causado por un gas lacrimógeno militar altamente
inflamable utilizado por el FBI y la ATF. Además, las autopsias revelaron que los
tanques de guerra que entraron dentro de la comunidad cristiana davidiana derribaron
la salida de un bunker seguro donde se encontraban alrededor de 40 mujeres y
niños de la comunidad cristiana, produciendo así una estremecedora muerte por
asfixia y traumatismos producto del hormigón derribado, lo cual fue difundido
por el FBI como que los cristianos davidianos asesinaron a golpes a sus propios
hijos.
Obviamente, cuando los
gobiernos realizan una conspiración de tal magnitud y masacran a decenas de
vidas inocentes con total impunidad, las personas deciden hacer justicia por mano propia, como es el
caso de Timothy McVeigh que varios años después empleó métodos inadecuados para
vengar el Genocidio de Waco,
produciendo la muerte de más de 160 personas al estallar una bomba contra el
edificio de la ATF.
El Tribunal Budista de
Derechos Humanos confirma también que la causa por la cual la ATF inició el 28
de febrero de 1993 un ataque inicial contra la comunidad cristiana davidiana
sería el marketing y las relaciones públicas, pues buscaban recibir buena
publicidad de su trabajo, por lo que exageradamente realizaron un ataque con helicópteros
de guerra, sesenta vehículos blindados y cien agentes armados contra la comuna
cristiana davidiana por sólo incumplir un permiso estatal que costaba 25
dólares. El Derecho Budista confirma que claramente se estaba atacando a los Cristianos
Davidianos sólo por ser una secta que se salió del sistema cultural y religioso
tradicional, realizándose la intervención policial-militar más violenta,
desastrosa y vergonzosa de la historia estadounidense. En tanto que la ATF
irrumpió en la comunidad cristiana davidiana llevando a cabo un ataque militar
a gran escala que asesinó e hirió a varios cristianos davidianos desarmados, sólo
entonces habría existido un acto de defensa
propia por parte de la comunidad cristiana davidiana y se habría contraatacado
a los oficiales gubernamentales. Precisamente, el asedio y genocidio realizados posteriormente por el FBI habrían
sido una venganza contra la comunidad cristiana davidiana por impedir el asalto
de la ATF.
El Tribunal Budista de
Derechos Humanos confirma que la imagen de los Cristianos Davidianos como un
grupo de fanáticos suicidas no sólo es errónea, sino que representa un
estereotipo y demonización utilizada por el FBI para justificar o encubrir el Genocidio cometido contra este grupo.
Aunque los Cristianos Davidianos de Waco eran muy distintos de los cristianos
católicos y evangélicos tradicionales, no representaban una comunidad hostil y
peligrosa hacia el resto de la sociedad. De hecho, el Derecho Budista confirma
que los Cristianos Davidianos no eran una secta destructiva sino una comunidad
espiritual arraigada en una tradición legítima. A partir del estudio de
múltiples testigos, como es el caso del sheriff Jack Harwell, se confirma que
esta comunidad de mujeres, niños y personas mayores tenían creencias distintas
a las de la sociedad, pero eran gente
buena y atenta que no daban ningún problema. De hecho, cuando ocurrió el
primer asalto o ataque de la ATF contra la comunidad cristiana davidiana fue el
mismo David Koresh quien solicitó hablar ya que habían mujeres y niños dentro
de las instalaciones, ante lo cual la ATF sólo respondió disparando contra
todos. Obviamente, estos hechos ocultados por el gobierno estadounidense
contrastan con la imagen que difundió el FBI sobre David Koresh como un
sociópata obsesionado con el Apocalipsis, lo cual fue negado por expertos
psiquiatras y teólogos que analizaron que los Cristianos Davidianos eran
personas muy inteligentes y cultas no muy distintas de cualquier Iglesia
bautista o carismática. Sin embargo, la ATF y el FBI realizó durante 50 días
varios crímenes de guerra y violaciones
al Derecho Humanitario contra esta comunidad espiritual cristiana,
empleando técnicas de tortura psicológica, privación de sueño y asedio,
realizando un trato inhumano, privándolos de agua, alimento, electricidad y
medios de comunicación, y simultáneamente anunciando en los medios de
comunicación que era inminente el suicidio colectivo de los Cristianos
Davidianos. El Derecho Budista dictamina que estos actos indudablemente fueron
una Violación a los Derechos de las
Comunidades Espirituales.
El Tribunal Budista de
Derechos Humanos confirma que el 19 de Abril de 1993 tanques de guerra rompieron
las paredes del hogar de la comunidad cristiana davidiana e introdujeron el
poderoso gas lacrimógeno CS durante ocho horas, a pesar de que se trata de un
compuesto tóxico e inflamable que causa irritación en los ojos, quemaduras en
la piel, vómitos, problemas respiratorios e incluso la muerte, pues la
sustancia CS contendría radicales de Cianuro. Este accionar criminal del FBI,
con la asesoría y participación del Ejército Estadounidense, habría sido otra
violación adicional al Derecho Internacional, pues se estaba violando la Convención sobre Armas Químicas de 1993
(Convención sobre la Prohibición del
Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su
destrucción) que USA acababa de firmar. En este sentido, durante más de 6
años el FBI y la ATF encubrieron y negaron la utilización del Gas CS, culpando
y responsabilizando como autores del incendio mortífero a los propios miembros
de la comunidad cristiana davidiana. Esta posición de encubrimiento o engaño fue
incluso mantenida ante el Congreso de los Estados Unidos, como lo confirmó el
asistente del fiscal norteamericano Bill Johnston, pues el FBI y el
Departamento de Justicia ocultaron el Genocidio
realizado a través del Uso de armas químicas. No obstante, gracias a las extraordinarias
investigaciones de Michael McNulty que encontraron la verdad sobre el empleo
genocida del gas CS, el Departamento de Justicia Estadounidense años después finalmente
reconoció ante la sociedad la utilización de este gas mortífero inflamable,
aunque la imagen de los cristianos davidianos como fanáticos suicidas ya estaba
firmemente establecida en el imaginario social y nunca fue corregida por los
grandes medios de comunicación.
El Tribunal Budista de
Derechos Humanos confirma que gracias a las investigaciones históricas de
Michael McNulty también se descubrió que las acciones militares genocidas del FBI
contaron en todo momento con la asesoría y la participación activa de la Delta
Force (Combat Applications Group) del Ejército Estadounidense, la cual es una unidad
de comando secreto que también se habría encargado de asesinar con
ametralladoras y fusiles de precisión a más de quince miembros de la comunidad
cristiana davidiana que huían de su hogar en llamas. Según March Bell, de la
comisión investigadora del Congreso norteamericano, la asesoría del Ejército Estadounidense se realizó desde el mismísimo
interior de los tanques de guerra y desde los puestos de francotirador. De este
modo, el Derecho Budista establece que el FBI y el Ejército Estadounidense no
sólo utilizaron armas químicas contra mujeres y niños indefensos por medio de
tanques de guerra para asfixiarlos y prenderlos fuego, sino que incluso también
decidieron asesinar con disparos de militares altamente entrenados en combate
bélico a aquellos cristianos davidianos que querían huir del incendio, tal y
como lo demuestra un video de vigilancia infrarroja del propio FBI. Debido a
este descubrimiento realizado por Michael McNulty, el Departamento de Justicia
Estadounidense liderado por Janet Reno se vio obligado a reconocer la
utilización del gas mortífero y el Departamento de Defensa Estadounidense
también reconoció la participación de las Fuerza Especiales Delta del Ejército
Estadounidense, algo que el FBI continúa negando actualmente. En consecuencia,
el Tribunal Budista de Derechos Humanos denuncia que el gobierno norteamericano
del Presidente Clinton violó la ley federal Posse
Comitatus, la cual prohíbe que el Ejército sea utilizado contra civiles
estadounidenses, por lo que se realizó una de las más graves Violaciones al Derecho Constitucional. No
obstante, el gobierno de USA continúa encubriendo el Genocidio y negando el derecho humano a la reparación de las
víctimas, afirmando enfáticamente que el FBI nunca realizó ningún disparo y que
fueron los propios cristianos davidianos los que se habrían disparado entre sí
durante su aparente suicidio colectivo. El Tribunal Budista de Derechos Humanos
ha estudiado los testimonios de Paul Beavers experto en tecnología militar del
Ejército Británico, de Edward Allard experto en imágenes infrarrojas, y también
de Maurice Cox analista de la CIA, quienes confirmaron que las imágenes con la
cámara infrarroja revelan que el FBI (o las Fuerzas Delta del Ejército) realizó
intensos disparos con ametralladoras durante la ejecución extrajudicial de los cristianos davidianos que huían del
fuego.
El Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma que
este Genocidio pudo haberse evitado,
pues los negociadores del FBI y los Cristianos Davidianos habían llegado a un
acuerdo legal de que el líder David Koresh se entregaría a las autoridades
luego de finalizar sus escritos teológicos. Sin embargo, las altas autoridades
del FBI y del Ejército Estadounidense decidieron incumplir este acuerdo legal, llevando
a cabo el más brutal ataque y represión estatal contra civiles en la historia
de USA, lo cual constituye sin lugar a dudas un acto de Terrorismo de Estado. Según Henry Ruth, un especialista
independiente del Departamento de Justicia Norteamericano, la masacre de Waco
fue principalmente para asustar al público y reforzar la moral de la sociedad,
lo cual obviamente implicaba ensayar procedimientos macabros de exterminio de grupos disidentes.
En conclusión, debido a que el Mondo Zen & Hollow Bones Order se
afilió al Ejército Estadounidense
tan sólo diez años después del impune Genocidio de Waco, este acto es
declarado por el Tribunal Budista de
Derechos Humanos como Violación a la Ética Budista Pacifista, Negacionismo,
Complicidad con Exterminio y Holocausto, Violación
a los Derechos de las Comunidades Espirituales, Complicidad con el Uso de Armas
Químicas, Complicidad con Violaciones al Derecho Constitucional, y Complicidad
con Terrorismo de Estado.
Siempre con espíritu de
reconciliación (maitri),
Maestro Maitreya
Samyaksambuddha
Presidente y Juez del Comité Internacional de Ética Budista
& Tribunal Budista de Derechos Humanos