Justicia Verdadera

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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Acta sobre el Genocidio de Waco



CASO 48-2018: Mondo Zen & Hollow Bones Order & Integral Zen
Acta Legal sobre el Genocidio de Waco
En el día 6 de Septiembre de 2019 se realiza un Acta de Repudio internacional hacia el Mondo Zen & Hollow Bones Order, quienes ya han sido previamente sentenciados por el Tribunal Budista de Derechos Humanos por los cargos de Violación al Derecho Budista, Fraude, Militarismo, Complicidad con Violaciones al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Complicidad con Genocidio, Complicidad con Crímenes contra la Humanidad, Complicidad con Crímenes de Guerra, Complicidad con Crímenes contra la Paz y Complicidad con Violaciones al Derecho Humanitario Internacional. Este Repudio se debe a que la Comunidad Budista llamada Mondo Zen & Hollow Bones Order se ha afiliado a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América (USA), lo cual constituye una Violación a  la Ética Budista Pacifista, realizando un apoyo que es cómplice de todos los crímenes internacionales y violaciones a los derechos humanos cometidas por dichas Fuerzas militares estadounidenses.
Esta Violación a  la Ética Budista Pacifista es evidente debido a que las fuerzas de seguridad estadounidenses no sólo han cometido Crímenes contra la Humanidad en países extranjeros, sino que también realizaron impunemente en su propio país un brutal e impactante Genocidio contra la comunidad espiritual cristiana de los Davidianos liderada por David Koresh en el pueblo de Waco (Texas) en Estados Unidos el 19 de abril de 1993. El Tribunal Budista de Derechos Humanos ha podido estudiar los testimonios del superviviente David Thibodeau,[1] y también del negociador del FBI Gary Noesmer,[2] además de una gran cantidad de relatos de expertos científicos junto con las dos extraordinarias investigaciones de Michael McNulty,[3] concluyendo que la versión del gobierno de USA acerca del supuesto suicidio colectivo de la comunidad cristiana davidiana es totalmente una ficción y un acto de Negacionismo, en tanto que las fuerzas de seguridad norteamericanas realizaron una conspiración que encubrió la masacre sangrienta realizada por el gobierno contra cien niños, mujeres y hombres indefensos, a quienes de forma macabra no sólo se asesinó y torturó durante 50 días sino que incluso se los acusó de haber cometido suicidio colectivo. Por medio de la investigación histórica crítica del Revisionismo Budista, el Maitriyana pone en tela de juicio la verdad oficial que divulgaron las fuerzas de seguridad estadounidenses, demostrando una perspectiva mucho más profunda y libre de prejuicios, lo cual permite vislumbrar la Verdad de los terribles acontecimientos que padecieron las víctimas de este Genocidio, quienes por parte del FBI fueron acusadas injustamente como fanáticos, abusadores y suicidas. En efecto, el Tribunal Budista de Derechos Humanos rechaza los métodos violentos, militares y criminales que emplearon las fuerzas de seguridad norteamericanas del FBI (Federal Bureau of Investigation) y la ATF (Bureau of Alcohol, Tobacco and Firearms), realizando todo tipo de ataques criminales contra personas que no realizaron ningún tipo de provocación. Por medio de la Atención Plena y escucha abierta a los relatos de las víctimas, testigos y científicos, el Derecho Budista concluye no sólo que los hechos acontecidos en Waco contra la comunidad cristiana davidiana fueron un Genocidio, pues se trató de un intento deliberado de destruir parcial o totalmente a un grupo religioso, sino que además existió una manipulación gubernamental y Encubrimiento del Exterminio, ocultando o eliminando las evidencias de la masacre contra la Comuna Espiritual Davidiana, como es el caso de los orificios de bala, los cuerpos de las víctimas y los videos del asalto. Aunque el Derecho Budista no comparta el estilo de vida y las creencias de David Koresh, sin embargo, indudablemente el Tribunal Budista de Derechos Humanos condena como actos criminales a la tortura, el asedio, la guerra psicológica y la ejecución extrajudicial que sufrió la comunidad cristiana davidiana de forma sistemática por parte del gobierno norteamericano del Presidente Bill Clinton. En efecto, este escenario de crímenes de lesa humanidad constituyó un verdadero Holocausto y Genocidio para toda una comunidad religiosa, asesinando a una gran cantidad de niños y mujeres. Aunque la mayoría de los historiadores de la religión afirman que la autoría de la masacre de Waco fue responsabilidad de David Koresh y de los cristianos davidianos que se habrían inmolado,[4] ya que la existencia de un plan de suicidio en masa es la versión oficial gubernamental de USA, el Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma que el incendio voraz que calcinó a la comunidad cristiana en realidad fue causado por un gas lacrimógeno militar altamente inflamable utilizado por el FBI y la ATF. Además, las autopsias revelaron que los tanques de guerra que entraron dentro de la comunidad cristiana davidiana derribaron la salida de un bunker seguro donde se encontraban alrededor de 40 mujeres y niños de la comunidad cristiana, produciendo así una estremecedora muerte por asfixia y traumatismos producto del hormigón derribado, lo cual fue difundido por el FBI como que los cristianos davidianos asesinaron a golpes a sus propios hijos.
Obviamente, cuando los gobiernos realizan una conspiración de tal magnitud y masacran a decenas de vidas inocentes con total impunidad, las personas deciden hacer justicia por mano propia, como es el caso de Timothy McVeigh que varios años después empleó métodos inadecuados para vengar el Genocidio de Waco, produciendo la muerte de más de 160 personas al estallar una bomba contra el edificio de la ATF.
El Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma también que la causa por la cual la ATF inició el 28 de febrero de 1993 un ataque inicial contra la comunidad cristiana davidiana sería el marketing y las relaciones públicas, pues buscaban recibir buena publicidad de su trabajo, por lo que exageradamente realizaron un ataque con helicópteros de guerra, sesenta vehículos blindados y cien agentes armados contra la comuna cristiana davidiana por sólo incumplir un permiso estatal que costaba 25 dólares. El Derecho Budista confirma que claramente se estaba atacando a los Cristianos Davidianos sólo por ser una secta que se salió del sistema cultural y religioso tradicional, realizándose la intervención policial-militar más violenta, desastrosa y vergonzosa de la historia estadounidense. En tanto que la ATF irrumpió en la comunidad cristiana davidiana llevando a cabo un ataque militar a gran escala que asesinó e hirió a varios cristianos davidianos desarmados, sólo entonces habría existido un acto de defensa propia por parte de la comunidad cristiana davidiana y se habría contraatacado a los oficiales gubernamentales. Precisamente, el asedio y genocidio realizados posteriormente por el FBI habrían sido una venganza contra la comunidad cristiana davidiana por impedir el asalto de la ATF.
El Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma que la imagen de los Cristianos Davidianos como un grupo de fanáticos suicidas no sólo es errónea, sino que representa un estereotipo y demonización utilizada por el FBI para justificar o encubrir el Genocidio cometido contra este grupo. Aunque los Cristianos Davidianos de Waco eran muy distintos de los cristianos católicos y evangélicos tradicionales, no representaban una comunidad hostil y peligrosa hacia el resto de la sociedad. De hecho, el Derecho Budista confirma que los Cristianos Davidianos no eran una secta destructiva sino una comunidad espiritual arraigada en una tradición legítima. A partir del estudio de múltiples testigos, como es el caso del sheriff Jack Harwell, se confirma que esta comunidad de mujeres, niños y personas mayores tenían creencias distintas a las de la sociedad, pero eran gente buena y atenta que no daban ningún problema. De hecho, cuando ocurrió el primer asalto o ataque de la ATF contra la comunidad cristiana davidiana fue el mismo David Koresh quien solicitó hablar ya que habían mujeres y niños dentro de las instalaciones, ante lo cual la ATF sólo respondió disparando contra todos. Obviamente, estos hechos ocultados por el gobierno estadounidense contrastan con la imagen que difundió el FBI sobre David Koresh como un sociópata obsesionado con el Apocalipsis, lo cual fue negado por expertos psiquiatras y teólogos que analizaron que los Cristianos Davidianos eran personas muy inteligentes y cultas no muy distintas de cualquier Iglesia bautista o carismática. Sin embargo, la ATF y el FBI realizó durante 50 días varios crímenes de guerra y violaciones al Derecho Humanitario contra esta comunidad espiritual cristiana, empleando técnicas de tortura psicológica, privación de sueño y asedio, realizando un trato inhumano, privándolos de agua, alimento, electricidad y medios de comunicación, y simultáneamente anunciando en los medios de comunicación que era inminente el suicidio colectivo de los Cristianos Davidianos. El Derecho Budista dictamina que estos actos indudablemente fueron una Violación a los Derechos de las Comunidades Espirituales.
El Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma que el 19 de Abril de 1993 tanques de guerra rompieron las paredes del hogar de la comunidad cristiana davidiana e introdujeron el poderoso gas lacrimógeno CS durante ocho horas, a pesar de que se trata de un compuesto tóxico e inflamable que causa irritación en los ojos, quemaduras en la piel, vómitos, problemas respiratorios e incluso la muerte, pues la sustancia CS contendría radicales de Cianuro. Este accionar criminal del FBI, con la asesoría y participación del Ejército Estadounidense, habría sido otra violación adicional al Derecho Internacional, pues se estaba violando la Convención sobre Armas Químicas de 1993 (Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción) que USA acababa de firmar. En este sentido, durante más de 6 años el FBI y la ATF encubrieron y negaron la utilización del Gas CS, culpando y responsabilizando como autores del incendio mortífero a los propios miembros de la comunidad cristiana davidiana. Esta posición de encubrimiento o engaño fue incluso mantenida ante el Congreso de los Estados Unidos, como lo confirmó el asistente del fiscal norteamericano Bill Johnston, pues el FBI y el Departamento de Justicia ocultaron el Genocidio realizado a través del Uso de armas químicas. No obstante, gracias a las extraordinarias investigaciones de Michael McNulty que encontraron la verdad sobre el empleo genocida del gas CS, el Departamento de Justicia Estadounidense años después finalmente reconoció ante la sociedad la utilización de este gas mortífero inflamable, aunque la imagen de los cristianos davidianos como fanáticos suicidas ya estaba firmemente establecida en el imaginario social y nunca fue corregida por los grandes medios de comunicación.
El Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma que gracias a las investigaciones históricas de Michael McNulty también se descubrió que las acciones militares genocidas del FBI contaron en todo momento con la asesoría y la participación activa de la Delta Force (Combat Applications Group) del Ejército Estadounidense, la cual es una unidad de comando secreto que también se habría encargado de asesinar con ametralladoras y fusiles de precisión a más de quince miembros de la comunidad cristiana davidiana que huían de su hogar en llamas. Según March Bell, de la comisión investigadora del Congreso norteamericano, la asesoría del Ejército Estadounidense se realizó desde el mismísimo interior de los tanques de guerra y desde los puestos de francotirador. De este modo, el Derecho Budista establece que el FBI y el Ejército Estadounidense no sólo utilizaron armas químicas contra mujeres y niños indefensos por medio de tanques de guerra para asfixiarlos y prenderlos fuego, sino que incluso también decidieron asesinar con disparos de militares altamente entrenados en combate bélico a aquellos cristianos davidianos que querían huir del incendio, tal y como lo demuestra un video de vigilancia infrarroja del propio FBI. Debido a este descubrimiento realizado por Michael McNulty, el Departamento de Justicia Estadounidense liderado por Janet Reno se vio obligado a reconocer la utilización del gas mortífero y el Departamento de Defensa Estadounidense también reconoció la participación de las Fuerza Especiales Delta del Ejército Estadounidense, algo que el FBI continúa negando actualmente. En consecuencia, el Tribunal Budista de Derechos Humanos denuncia que el gobierno norteamericano del Presidente Clinton violó la ley federal Posse Comitatus, la cual prohíbe que el Ejército sea utilizado contra civiles estadounidenses, por lo que se realizó una de las más graves Violaciones al Derecho Constitucional. No obstante, el gobierno de USA continúa encubriendo el Genocidio y negando el derecho humano a la reparación de las víctimas, afirmando enfáticamente que el FBI nunca realizó ningún disparo y que fueron los propios cristianos davidianos los que se habrían disparado entre sí durante su aparente suicidio colectivo. El Tribunal Budista de Derechos Humanos ha estudiado los testimonios de Paul Beavers experto en tecnología militar del Ejército Británico, de Edward Allard experto en imágenes infrarrojas, y también de Maurice Cox analista de la CIA, quienes confirmaron que las imágenes con la cámara infrarroja revelan que el FBI (o las Fuerzas Delta del Ejército) realizó intensos disparos con ametralladoras durante la ejecución extrajudicial de los cristianos davidianos que huían del fuego.
El Tribunal Budista de Derechos Humanos confirma que este Genocidio pudo haberse evitado, pues los negociadores del FBI y los Cristianos Davidianos habían llegado a un acuerdo legal de que el líder David Koresh se entregaría a las autoridades luego de finalizar sus escritos teológicos. Sin embargo, las altas autoridades del FBI y del Ejército Estadounidense decidieron incumplir este acuerdo legal, llevando a cabo el más brutal ataque y represión estatal contra civiles en la historia de USA, lo cual constituye sin lugar a dudas un acto de Terrorismo de Estado. Según Henry Ruth, un especialista independiente del Departamento de Justicia Norteamericano, la masacre de Waco fue principalmente para asustar al público y reforzar la moral de la sociedad, lo cual obviamente implicaba ensayar procedimientos macabros de exterminio de grupos disidentes.
En conclusión, debido a que el Mondo Zen & Hollow Bones Order se afilió al Ejército Estadounidense tan sólo diez años después del impune Genocidio de Waco, este acto es declarado por el Tribunal Budista de Derechos Humanos como Violación a la Ética Budista Pacifista, Negacionismo, Complicidad con Exterminio y Holocausto, Violación a los Derechos de las Comunidades Espirituales, Complicidad con el Uso de Armas Químicas, Complicidad con Violaciones al Derecho Constitucional, y Complicidad con Terrorismo de Estado.
Siempre con espíritu de reconciliación (maitri),
Maestro Maitreya Samyaksambuddha
Presidente y Juez del Comité Internacional de Ética Budista & Tribunal Budista de Derechos Humanos


[1] David Thibodeau, A Place Called Waco.
[2] Gary Noesmer, Stalling For Time: My Life As An FBI Hostage Negotiator.
[3] Michael McNulty, Waco, the rules of engagement (1997) & Waco: The new revelation (1999).
[4] Edwin S. Gaustad, A documentary history of religion in America since 1865.