Justicia Verdadera

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lunes, 14 de marzo de 2016

Defensa Budista de la Esperanza de Cambio




Defensa Budista de la Esperanza de Cambio

La mejor promesa o profecía realizada por Gautama es el hecho de que el Universo es cambio continuo. Sin embargo, los pueblos suelen perder la esperanza en el cambio y la transformación del mundo, asumiendo una fe metafísica o una razón materialista que desconocen los valores espirituales. Así, la esperanza es parte del campo de la Espiritualidad, pues la promesa de un mundo mejor es el principal rasgo de los grandes maestros espirituales que han liderado éticamente a la humanidad al conducirla a la Tierra Pura o Reino de la Rectitud. En la Espiritualidad, esta esperanza es encarnada en dos metáforas perfectas para la sociedad contemporánea: el Despertar (Bodhi) o la Resurrección. Estas esperanzas son nada menos que la Evolución y Salvación del mundo, tanto interno como externo, el cual ha estado marcado por el sufrimiento durante miles de años. Aunque este Deseo Originario es difícil de satisfacer, ciertamente la esperanza por alcanzar la Cura (Nirvana) es un consuelo y una pasión, siendo una percepción del futuro de la humanidad que anima al sujeto a autorrealizar el Propósito (Dharma) de su Verdadero Ser. No obstante, la esperanza debe ir siempre de la mano de la percepción de la realidad como insatisfactoria, impermanente e insustancial, dado que de lo contrario la esperanza sería el pensamiento engañoso o ilusión infundada en el que suelen caer aquellos que son ignorantes del presente. La esperanza por el cambio en el mundo es entonces un desafío de la razón utópica, porque sin esperanza no hay Sentido de la historia. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) trabaja continuamente por desarrollar las capacidades espirituales de los pueblos, enseñando que si la humanidad se une es imparable. Pero esta esperanza no parte de un falso optimismo sino de una percepción de las potencialidades básicas del ser humano, que son la Libertad, Igualdad y Fraternidad frente a la Opresión, la Pobreza y el Conflicto. Para la Espiritualidad Budista, la esperanza de cambio en el mundo es un imperativo ético del desarrollo político, económico, cultural y medioambiental, pues es la autopoiesis del mundo esperado. De este modo, la única creencia del maestro espiritual es que es posible un mundo mejor, siempre y cuando la sociedad arriesgue su comodidad para poder asumir el desafío del Camino hacia la Tierra Pura o Reino de la Rectitud. Aunque la esperanza de cambio comparte con el resentimiento el hecho de sentir insatisfacción (dukkha) ante la sociedad presente, ciertamente el resentimiento actúa destructivamente, mientras que la esperanza actúa constructivamente. Mientras que el resentimiento es un apego al pasado, en cambio, la esperanza es una Apertura (Sunyata) al futuro. Si bien el miedo es el instrumento fundamental de la política tradicional para obtener obediencia y apaciguamiento, la Espiritualidad Budista enseña a la esperanza en un mundo mejor como la forma de obtener consenso y Liberación. La civilización materialista usó el miedo como Poder de coerción, pero el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) usa la sabiduría compasiva (prajña-karuna) como un Contrapoder que crea una vía directa para cumplir la esperanza postmoderna en un mundo mejor.
La clase de cambio de la que habla el maestro espiritual tiene un significado de transformación y revolución, por lo que se contrapone a la visión del status quo, tratándose más bien de una reconversión espiritual de los pueblos para que estos se adapten activamente a un estilo de vida adecuado. Ésta es la propuesta de cambio que encarna el Discurso Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) y su visión democrática directa para resolver los problemas del mundo. El Maitriyana denuncia que la política tradicional de todos los países y épocas es esencialmente un incumplimiento de la esperanza de cambio que reside dentro de la humanidad, la cual desea profundamente que los distintos pueblos converjan en políticas globales donde se anude el pacifismo, la justicia social, la educación y la ecología. Desde esta perspectiva, la esperanza de cambio es inherente a la vida humana y su progreso ascendente de supervivencia y evolución espiritual, mientras que el apego y lo estático es sinónimo de la ilusión y la autodestrucción. Esta visión de desarrollo verdadero es la inspiración fundamental del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), quien es un sujeto con premisas esencialmente reformistas y revolucionarias, utilizando la naturaleza del cambio en pos del Bien. En la metapolítica de la Espiritualidad Budista, el verdadero cambio en el mundo es aquel que transforma radicalmente las estructuras del Poder, instaurando un virtuoso sistema de democracia directa que libera a los pueblos de las dictaduras de los gobiernos autoritarios y populistas. Esto implica que la esperanza de cambio que es alentada por el maestro espiritual tiene un sentido histórico, pues al evanescer la costumbre de sumisión social se produce una ruptura de época que favorece la imprescindible Cura (Nirvana) de los problemas del mundo. En efecto, la ética del Camino Medio es la gran joya de la humanidad porque es un medio adecuado para llevar a cabo los fines que han buscado los grandes movimientos de cambio social. Si los movimientos sociales del pasado hubieran utilizado medios adecuados, entonces todos los grandes problemas del mundo contemporáneo ya estarían resueltos. Aunque los conflictos se renuevan a medida que transcurren las épocas, el estado de consciencia ampliada y superior (ECAS) que ha alcanzado un Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) constituye el recurso más perfecto del Universo para resolver los desafíos que presenta la vida cada día. La ventaja del Maitriyana es que forma maestros espirituales especialmente preparados para resolver de forma recta los problemas que amenazan a la Tierra (Gaia), desarrollando las potencialidades ocultas de los pueblos. Esta potencialidad espiritual es el Deseo y la esperanza de cambio que implica el optimismo realista que se desprende de la experiencia de lo Real como insatisfactorio, impermanente e insustancial. La Espiritualidad Budista define al ser humano como un ser capaz de crecer indefinidamente su existencia espiritual a través del trabajo contemplativo, por lo que la esperanza de cambio requiere entrar en una aventura de crecimiento y superación constantes. Como los medios adecuados son espirituales por definición, los pueblos bélicos, injustos, ignorantes y contaminantes nunca podrán construir un mundo mejor porque precisamente carecen de los medios adecuados para ir hacia el futuro. Esto convierte al progreso social en una obra que nadie puede consumar a través de la tecnología, requiriendo más bien del apoyo mutuo, empatía y solidaridad de los demás. Por ello, la esperanza de cambio requiere de la pasión por la búsqueda de la felicidad y el bienestar general, aspirando a una Tierra Pura o Reino de la Rectitud que crezca hasta alcanzar los confines del Cosmos. La Esperanza de cambio y el Maitriyana van siempre por el mismo sendero, introduciendo valores espirituales en la sociedad para que haya un verdadero progreso.



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