Justicia Verdadera

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lunes, 14 de marzo de 2016

Defensa Budista de la lucha contra el Racismo




Defensa Budista de la lucha contra el Racismo

La comunidad internacional de la Espiritualidad Budista participa activamente en la lucha contra la discriminación racial, transmitiendo que la evanescencia de estos prejuicios es fundamental para la construcción de una civilización dhármica y postmoderna. Por ello, el Maitriyana trabaja para que los pueblos adopten medidas urgentes que solucionen plenamente este problema global que es el racismo. Frente a la discriminación racial, el maestro espiritual enseña el valor de la igualdad como Cura (Nirvana) de este mal que está presente en todo el mundo, proponiendo un sistema práctico y teórico de educación avanzada en Derechos Humanos que todos los pueblos pueden aplicar en el aquí y ahora.
Los principios de la Espiritualidad Budista tienden a la unidad racial, motivo por el cual la integración y reconciliación (maitri) de la humanidad es una enseñanza central en el Maitriyana, esforzándose en el establecimiento de una civilización dhármica global que esté orientada por los valores fundamentales de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, lo cual implica la comprensión dialéctica paradojal de la unidad en la diversidad. Por lo tanto, la Espiritualidad Budista es un movimiento pionero en Derechos Humanos que reconoce el valor y la dignidad intrínseca de todo ser humano, nunca recurriendo a los mecanismos de la distinción, exclusión, restricción o preferencia por motivos de raza, linaje u origen étnico que anulen o desacrediten el reconocimiento o ejercicio de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, cultural o medioambiental. El Maitriyana considera que todos los seres humanos poseen una naturaleza espiritual igualitaria, motivo por el cual toda evaluación ética sobre un sujeto o grupo siempre debe partir de sus pensamientos, palabras y conductas, pero nunca de una evaluación sobre su raza, nacionalidad, etnia o linaje. En consecuencia, la Espiritualidad Budista procura evanescer la discriminación racial y los prejuicios étnicos, considerando que aquellos que desprestigian, deshonran y ofenden a personas o grupos por razones de raza, nacionalidad o linaje están cometiendo una violación flagrante de la visión de Siddharta Gautama y también del espíritu de los Derechos Humanos. El Propósito (Dharma) de la unidad y reconciliación (maitri) de la humanidad requiere priorizar el desarrollo de los puntos en común que subyacen a todas las razas, culturas, etnias y linajes. Las enseñanzas del Maitriyana aconsejan abrir los ojos a la unidad e integración, simultáneamente yendo más allá de las diferencias. Así, este movimiento internacional reconoce y alienta la Espiritualidad Perenne que une a toda la familia humana.
La Espiritualidad Budista es una comunidad internacional que promueve la unidad racial, poniendo en práctica los principios espirituales enseñados por Gautama. En las enseñanzas impartidas por los maestros espirituales se instruyen a los pueblos en valores libertarios, igualitarios y fraternales que permite lograr el Despertar (Bodhi) de un nuevo estado de consciencia ampliada y superior (ECAS), lo cual es la Cura (Nirvana) a la enfermedad del prejuicio y la discriminación. De esta manera, el Maitriyana participa activamente en la promoción de los derechos humanos, los cuales son los principios éticos que orientan la vida cotidiana de los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas), quienes son el mayor testimonio de compromiso con la unidad de toda la humanidad. En las comunas (sanghas) de la Espiritualidad Budista los aprendices deben asociarse con amistad y concordia, manifestando una forma de vivir que toma en consideración el valor de cada ser humano. En efecto, el origen racial o el linaje de un sujeto no representan ningún tipo de importancia espiritual, pues sólo sus actos y enseñanzas son lo verdadero, demostrando que lo sagrado es la realización práctica de principios igualitarios cuya meta es el Despertar (Bodhi) del mundo entero. Por ello, el Maitriyana lucha contra el racismo, defendiendo los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas sin distinción alguna por su raza, nacionalidad, etnia o linaje.
Para alcanzar este horizonte que es la erradicación de los prejuicios y discriminaciones raciales, la Espiritualidad Budista brinda especial importancia a la educación espiritual avanzada. Todos los maestros espirituales crean actividades que encarnan el objetivo fundamental de la unidad de la humanidad por medio de la Evanescencia del prejuicio y la discriminación, cuya fuente es la codicia, el odio y el engaño. Por consiguiente, el Maitriyana considera entonces que estos males tienen una solución espiritual mediante la Cura (Nirvana) de la mente, la cual se nutre a través de la ética del Desapego, la dirección de la Verdad y la conducta apropiada. En consecuencia, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) enseña que para evanescer al racismo y la estereotipia se requiere una educación espiritual avanzada cuyo objetivo es impulsar un estilo de vida apropiado, inculcando en la mente de los pueblos el principio de la interdependencia e interexistencia de todos los seres. Esta educación de la Espiritualidad Budista desarrolla la consciencia sobre la comprensión de la unidad orgánica de la humanidad y la Tierra (Gaia).
Las enseñanzas del Maitriyana constituyen un programa perfeccionado para la unidad y reconciliación (maitri) de la humanidad, considerando que es fundamental establecer un sistema universal de educación espiritual en ética y derechos humanos que pueda ser aplicado a todas las culturas del planeta. Este programa integrador se inspira en la Espiritualidad Budista desarrollada por Gautama, quien lucho contra los prejuicios raciales y las discriminaciones étnicas al buscar la erradicación de lazos sociales opresivos basados en la división de castas o linajes. Sin embargo, el programa de educación espiritual del Maitriyana no es idealista, sino que es pragmático, recurriendo a los conocimientos contemporáneos de psicología, filosofía, ciencia, política y teología para poder enseñar ética espiritual con un lenguaje actualizado. Todos estos saberes son armonizados por la ética de la Espiritualidad Budista para que puedan dar testimonio de la Verdad que es la unidad e interexistencia de toda la realidad. Así, el programa del Maitriyana es una forma extraordinaria para erradicar el mal del racismo y la discriminación, proponiendo enseñar temáticas como la interdependencia de los pueblos, la evolución espiritual y cultural de toda la humanidad, el pensamiento más allá de lo intelectual, las emociones sublimes, la búsqueda del Sentido de la vida, los vínculos de amistad como pilar básico de la sociedad del futuro, la necesidad de desarrollar una identidad más allá de los límites nacionales, y la ética aplicada a los campos de la política, economía, cultura y medioambiente. En la visión de los maestros espirituales cada una de estas temáticas contribuye a satisfacer las necesidades universales del ser humano, erradicando el mal del prejuicio y la discriminación contra sujetos o grupos por cuestiones de raza, nacionalidad, etnia o linaje. En efecto, las normas relacionadas a los derechos humanos ya estaban preestablecidas por el ámbito ético de la Espiritualidad Budista, cuyas enseñanzas acerca de la unidad de la humanidad están orientadas hacia las etapas más evolutivas de la consciencia del ser humano. Por ello, el Maitriyana brinda una esperanza de cambio que es completamente realista, buscando evanescer el prejuicio y la discriminación para guiar a los pueblos hacia el progreso verdadero que es el Despertar (Bodhi). Este objetivo debe ser vivenciado y asumido con una actitud espiritual renovada que actúe sobre los principios y experiencias que los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) han acumulado durante los últimos dos mil seiscientos años. La Espiritualidad Budista está convencida que los males del prejuicio y discriminación pueden ser eliminados si los pueblos expresan actitudes sinceras de esperanza, optimismo y determinación para respetar la interexistencia orgánica de todos los seres.



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