Caso n° 31/2017: Ken Wilber
SENTENCIA ÉTICA
Estimados Fiscal, Defensor Público, Embajador y
Miembros del Jurado del Comité
Internacional de Ética Budista (CIEB) y Tribunal Budista de Derechos Humanos (TBDH), respecto del Caso 31-2017
contra “Ken Wilber”, por medio de la presente, en el día 19 de Septiembre
de 2017, se deja constancia de que se ha concluido el juicio del Comité de
Ética para analizar la violación a la Ética Budista y los Derechos Humanos realizada
por el acusado. Este Caso ha sido llevado a cabo a partir de las implicancias
jurídicas que conlleva la Declaración
Universal sobre el Budismo como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Luego del análisis de la presentación del Caso y la
validación de una enorme cantidad de pruebas, se ha procedido con la votación de
8 miembros del Jurado, los cuales han sentenciado como Responsable a “Ken Wilber” por
los graves delitos de Deshonestidad académica, Estafa Espiritual y Falso
Budismo, Violación al Derecho Budista, Crimen contra Patrimonio Cultural
Budista y Violación a los Derechos Humanos.
En la primera parte de las Evidencias del Caso se ha
analizado las acciones de Wilber al
presentarse ilegítimamente como el creador del Budismo Purna (Integral), o al menos al generar la ilusión de
serlo, lo cual constituye un acto fraudulento que puede ser considerado por el
Código Legal Budista (Vinaya) como un robo
(adinnadana), estafando a aquellos que compran sus libros al presentar una
falsa visión espiritual que manipula el Patrimonio Cultural Intangible del
Budismo y violando el Derecho Budista y a los derechos colectivos de la Comuna
Espiritual (Sangha), lo cual es una violación al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos. El plagio estaría demostrado por la apropiación incorrecta del Budismo
Purna (Integral), publicando esta idea como si fuera la creación de su
propio trabajo original. Esta práctica de deshonestidad
académica es considerada como una ofensa inmoral muy seria, llegando
incluso a merecer la pena de expulsión en determinados ámbitos, como
asociaciones, empresas e instituciones educativas. Incluso aunque el plagio en
sí no sea penalizado por el Derecho Penal y Civil, ciertamente el uso de ideas
de otros con el fin de ganar rédito económico puede constituir la definición de
fraude. Mientras que dentro de
ámbitos académicos el plagio implica un fraude académico, del mismo modo dentro
de ámbitos budistas el plagio implica un fraude espiritual, compartiendo ambos campos
la creación de comités internos disciplinarios donde el acto de expulsión suele
ser considerado como pena adecuada frente a este comportamiento inmoral que
hace que el responsable pierda toda credibilidad e integridad.
En el Vinaya
Pitaka se considera que el robo (adinnadana) es uno de los delitos
más graves del Código Legal Budista junto con el asesinato (manussaviggaha)
y la auto-adjudicación de poderes paranormales (uttarimanussadhamma).
Además, el Sutta Pitaka prohíbe no
sólo el acto de robo (adinnadana),
sino también otros actos que ha cometido el acusado, como el mentir (musavada),
la intemperancia (surameraya), el discurso calumnioso (pisunavaca), el discurso
descortés (pharusavaca) y falsas visiones
heréticas (Micchaditthi) como las del eternalismo (sassatavada). Otras falsas
visiones que condena la Espiritualidad Budista son considerar a malinterpretaciones
y prácticas erróneas como la Verdad, lo cual es algo que Ken Wilber realiza constantemente de acuerdo a las evidencias.
Concordantemente, como ha desarrollado el Comité Internacional de Ética Budista
en la segunda parte del Caso, incluso si existiese la posibilidad de que Wilber sea el legítimo creador del
modelo del Budismo Purna (Integral) antes que el Maitriyana, incluso ante esta
remota posibilidad todos los cargos por los que se lo acusa pueden ser
demostrados adecuadamente al examinar su pensamiento, palabra y conducta,
permitiendo evaluar si Wilber tiene
legitimidad académica, ética y espiritual para plantear una nueva vía de
Budismo. En este sentido, el Comité
Internacional de Ética Budista ha demostrado objetivamente que durante toda
su vida Wilber ha violado los
preceptos budistas, transmitiendo una visión equivocada del Budismo y una
visión errónea de la Meditación. Se ha
demostrado que durante toda su vida Wilber
se ha entrenado con y ha brindado apoyo espiritual a distintos profesores
espirituales con comportamientos abusadores, psicopatológicos, discriminatorios
y criminales. Se ha demostrado que durante toda su vida Wilber ha transmitido un tipo de Espiritualidad inadecuada o incorrecta, simultáneamente
desarrollando un sistema de pensamiento académico deshonesto con rasgos de pseudorreligión,
pseudociencia y pseudofilosofía. Se ha
demostrado que durante toda su vida Wilber
ha mantenido no sólo ideología política de derecha, sino que también ha
defendido ideas etnocéntricas, siendo esto último una clara violación a los
derechos humanos. Además, se ha demostrado correctamente que el móvil o la
causa fundamental de este mal comportamiento por parte de Wilber es que posee una personalidad narcisista propensa al
sectarismo, explicando perfectamente la necesidad que tendría de manipular a la
Espiritualidad Budista para sus propios fines egoístas.
Al analizar detenidamente las obras públicas del
acusado, el Comité Internacional de
Ética Budista ha encontrado que Wilber
tiene un total desconocimiento de la Espiritualidad Budista, a la que considera
erróneamente como una religión y culto. Durante su Camino Espiritual, Wilber ha violado los cinco preceptos
éticos esenciales del Budismo, recurriendo a la violencia física y verbal, ha
consumido alcohol, ha robado y comercializado conceptos, ha mantenido
comportamientos sexuales inadecuados, ha mentido acerca de su estatus
espiritual y también acerca de las fuentes de sus visiones filosóficas. El mal
entendimiento sobre Budismo que tiene el acusado es de proporciones
gigantescas, pues ha llegado a afirmar que en comparación con un sabio moderno
Siddharta Gautama estuvo la mitad de
iluminado, incluso estableciendo que Gautama no realizó completamente la no-dualidad de Nagarjuna, lo cual
demuestra un nivel de irrespetuosidad e ignorancia profunda sobre Filosofía
Budista. Al presentar su supuesta nueva
visión, Wilber no sólo ignora
que el Budismo ya posee sus propios sistemas de justicia y medicina desde hace
miles de años, sino que además él manipula a la tradición espiritual de Gautama
manifestando que el Budismo debe vincularse al mundo de los negocios y el dinero en la sociedad industrializada,
pues según Wilber en caso de
mantener una actitud de desapego hacia el dinero entonces el Budismo sería hipócrita, patético, retardado, regresivo,
barato y obsceno. Esta aberración antiespiritual no es más que una
manipulación capitalista contra la Espiritualidad Budista, intentando
pervertirla por medio de ideas inmorales y superficiales. Wilber no sólo pervierte al Budismo al introducir un concepto
totalmente antibudista, que es el proyecto del alma en la unión con Dios, sino que además afirma que el Espíritu
existió antes del Big Bang, apelando a la clase de metafísica más vulgar,
pseudocientífica y engañosa que existe, pues como ha afirmado el Dalai Lama
Tenzin Gyatso el Budismo critica todo tipo de visión sobre un ser trascendente
eterno, alma o sustrato fundamental de la realidad. Wilber no sólo viola a la Espiritualidad Budista al introducir
rasgos eternalistas, sustancialistas y
teístas, sino que también descalifica a los mejores pensadores del mundo
–dentro de los cuales se encuentra Gautama- que no postulan este Espíritu
trascendente. Wilber no sólo insulta
al Zen al considerarlo como un sistema débil e incompleto, sino que además afirma
que la meditación puede empeorar una psicopatología y que la terapia sería
mucho mejor, lo cual demuestra la ignorancia profunda que tiene sobre
Psicología Budista, llegando incluso a afirmar de forma totalmente delirante
que aquellos que meditan y
simultáneamente levantan pesas progresan más que aquellos que sólo meditan,
afirmando que las tecnologías contemporáneas del cerebro permiten al sujeto
poder entrar en estados meditativos profundos en tan sólo minutos. Wilber no sólo crea mapas de
tradiciones espirituales budistas que no estudió correctamente, sino que además
manifiesta que la meditación budista no permite ver los esquemas de su modelo,
por lo que según el acusado el Budismo está lleno de patologías invisibles que promueven el narcisismo, lo cual es una
afirmación que demuestra que Wilber
crea una visión comercial y distorsionada, desarrollando una
Pseudo-Espiritualidad corrupta y deshonesta que transmite engaño e ignorancia
en lugar de Verdad y Liberación. Wilber
no sólo manifiesta que la meditación budista es incompleta y que su método de
meditación es la única forma integrativa de contemplación, sino que también
afirma que la meditación hace que el ser humano crezca en Dios, lo cual
demuestra que sus métodos están más cerca de la autoayuda comercial que del
Budismo. Wilber no sólo miente
diciendo que budistas han realizado actos terroristas con gas sarín en Japón,
sino que además en su presentación de Budismo
Purna (Integral), Wilber afirma
que Adi Da fue un ejemplo de maestro
postmoderno, a pesar de que este falso maestro espiritual ha sido acusado
de terribles actividades criminales, como violaciones sexuales reiteradas,
lavado de cerebro, estafas, torturas, drogadicción, secuestro, violencia, robo,
abuso psíquico y psicosis. Wilber ha
llegado a afirmar que el criminal Adi Da sabe más de Budismo que el propio
Gautama, caracterizando a dicho criminal como un héroe religioso y un maestro
espiritual supremo iluminado, lo cual demuestra que Wilber participó de este culto nocivo como discípulo de este falso
maestro espiritual. Wilber no
solamente se ha limitado a criticar a Adi Da por su aislamiento, sino que
además ha apoyado explícita y públicamente los métodos violentos extremos de
Andrew Cohen, quien es otro falso maestro espiritual con tendencias
autoritarias y sectarias que propicia un culto a la personalidad. Wilber no sólo censura o insulta a la
mayoría de los críticos de sus obras y toma prestado ideas de otros autores sin
reconocerles mérito, sino que además ha creado un grupo de culto a su
personalidad donde se abandona la autonomía racional y el pensamiento crítico,
siguiendo el mismo comportamiento sectario de Adi Da y Andrew Cohen. Wilber no sólo manifiesta que Aurobindo
y Nityananda fueron sabios iluminados, a pesar de que tenían comportamientos
claramente psicóticos, sino que además él mismo presenta un esquema totalmente
delirante e infantil que clasifica a la realidad en una jerarquía de colores,
demostrando que sus teorías no son ni científicas ni filosóficas. Wilber no sólo separa a la
Espiritualidad del desarrollo ético, lo cual permite libertinaje y abusos, sino
que además su propio modelo de Espiritualidad confunde los mapas de la realidad con los territorios
o experiencias de lo Real. Wilber no
sólo dice que Dios está detrás de todo lo que sucede en el Cosmos, incluso
detrás del resultado de las elecciones democráticas, sino que además desarrolla
ideas dogmáticas, engañosas, elitistas, reduccionistas e intolerantes. Wilber no sólo enseña una
pseudofilosofía egocéntrica y narcisista, sino que además constantemente
transmite errores, mentiras, engaños, imprecisiones, manipulaciones, lógicas
circulares y argumentos irracionales, reaccionando violentamente ante las
correcciones y el debate intelectual. Wilber
no sólo desacredita y malinterpreta teorías por medio de la deshonestidad
académica, criticando a disciplinas sin estar apropiadamente formado en éstas
además de aprovecharse de la ingenuidad e ignorancia de sus seguidores al crear
falsas síntesis eclécticas, sino que también constantemente falsifica o inventa
datos científicos que nunca se hicieron, lo cual es considerado como uno de los
peores actos de deshonestidad académica. Wilber
cataloga a sus críticos como inferiores, a pesar de que éstos ya han refutado
casi todas sus teorías, violando así los procedimientos del método científico y
del debate filosófico. Wilber no
sólo apoya al negacionismo del calentamiento global, que afirma que el cambio
climático es una conspiración de los científicos, sino que además produce un
total abandono de la ciencia al apoyar una visión creacionista en la cual la
evolución del Universo es impulsada por un Espíritu o Dios, ignorando el hecho
de que la teoría contemporánea del Multiverso
ha destruido todo tipo de argumento creacionista. Wilber no sólo no transmite una razón superior, sino que también
forma parte de un movimiento de irracionalidad metafísica y pseudocientífica
con menos conocimientos que un niño de secundaria, demostrando que las
motivaciones detrás de sus libros son comerciales, deshonestas y carentes de
integridad. Wilber no sólo considera
de forma eurocéntrica que las sociedades tecnológicas occidentales son
superiores a las sociedades agrarias, sino que también tiene una visión
fascista con respecto a pueblos tribales originarios, a los cuales no les
reconoce el acceso a los más altos niveles de la razón y la Espiritualidad,
siendo una idea que viola al Derecho Internacional por ser utilizada
frecuentemente en los exterminios y limpiezas étnicas que ocurrieron en la
historia. Wilber tiene una visión
política de derecha y muy cercana al capitalismo imperialista norteamericano, apoyando
a líderes como Tony Blair a pesar de que participaron en genocidios y crímenes
de guerra en Afganistán e Irak.
Todo este mal comportamiento y manipulación de la
Espiritualidad Budista que realiza Wilber
distorsiona intencionalmente y destruye parcialmente la integridad de la
tradición cultural de los Pueblos Budistas, lo cual constituye una violación a
los derechos humanos culturales, tal y como es explicitado en convenios del
Derecho Internacional. Al igual que se ha desarrollado en la jurisprudencia del
Caso Yoga Beer, la actitud de
colonialismo cultural contra pueblos indígenas que destruye sus valores,
conocimientos y tradiciones constituye una violación a la dignidad humana o
naturaleza búdica. Como la conservación, promoción, protección y desarrollo del
patrimonio cultural tangible o intangible constituye uno de los derechos
humanos supremos, las acciones de Wilber
son totalmente condenables a la luz de los sistemas jurídicos propios del
Budismo y también ante el Derecho Internacional.
Siguiendo al Código Legal Budista (Vinaya), el Comité Internacional de Ética Budista
realiza un acto de reprobación (Tajjaniyakamma) contra Ken Wilber por crear disputas y
conflictos innecesarios, por tener hábitos inmorales y no practicar buenos
hábitos, por no tener visiones rectas y por despreciar al Buddha-Dharma-Sangha,
por lo que se sanciona que de forma indeterminada el acusado debe abstenerse de
enseñar o brindar guía espiritual a otros, ni mucho menos emitir órdenes o
establecerse como autoridad espiritual.
El Comité
Internacional de Ética Budista considera que la raíz de todo este mal
comportamiento es que Wilber no sólo
evidencia rasgos patológicos de narcisismo, histeria, sarcasmo, arrogancia,
miedo, enojo, egocentrismo, defensividad, vulgaridad, inmadurez, paranoia y
autoritarismo, sino que además promueve una visión corrupta y comercial de la
Espiritualidad Budista, creyendo estar iluminado cuando en realidad evidencia
rasgos de trastorno narcisista avanzado. En el presente Caso se ha percibido
que Ken Wilber tiene las
características psíquicas propias de los trastornos del narcisismo, que por su
intensidad, frecuencia y reiteración no pueden ser considerados meramente como
errores, sino como patrones producto de un individualismo extremo que va en
contra de las tradiciones de la Comuna Espiritual (Sangha). El hecho de que un
pensador se obsesione con mantenerse joven y fuerte ya es algo propio de una
mente frívola y superficial apegada a la cultura de la imagen. Sin embargo, el
verdadero problema de la omnipotencia narcisista es que logra satisfacciones
imaginarias, lo cual produce el efecto real de fallar en responder
adecuadamente a los estímulos de la vida en términos de los estadios o
necesidades evolutivas del ser humano, pues todo objeto y sujeto que no sea
concordante con esa satisfacción o completud imaginaria es considerado como un
enemigo por el sujeto narcisista. Desde la perspectiva del Comité Internacional de Ética Budista, el trastorno narcisista de Wilber se debe a una fijación o apego a
una fase del desarrollo infantil que no fue superada adecuadamente, por lo que
corresponde a una patología estructural en la cual el niño internaliza objetos
que fallan en cumplir la función adecuada del Sí-Mismo. Este trastorno
narcisista se caracteriza por la inhibición de la empatía, la desinhibición de
la ira y la mentira patológica, activando una imagen gloriosa, omnipotente e
infantil de la mismidad con el fin de intentar inconscientemente construir los
aspectos faltantes de una estructura psíquica sana. El Comité Internacional de Ética Budista afirma que Wilber padece de narcisismo patológico por
estar excesivamente centrado en sí mismo, lo cual distorsiona tanto las
relaciones externas con los demás, al responder defensivamente frente a las
mismas, como también distorsiona las ambiciones internas al hacerlas desmedidas
y grandiosas, teniendo una exagerada dependencia en la admiración y homenaje
proveniente de los demás. Otro rasgo característico de este trastorno
patológico que padece el acusado es la incapacidad para el aprendizaje junto
con la experiencia crónica de soledad no compartida con los demás, lo cual se expresa
por medio del sentimiento ilusorio de estar solitariamente en la cumbre del mundo. Utilizando los conocimientos más básicos de
psicopatología clínica, el Comité
Internacional de Ética Budista revela que el trastorno narcisista de la
personalidad que padece Ken Wilber
se evidencia claramente en el hecho de que él experimenta un enorme sentido de
autoimportancia, exagerando sus logros y capacidades por esperar ser reconocido
como un ser superior; el narcisismo hace que Wilber se sienta como un ser con un estatus único y especial que
sólo puede ser comprendido por una elite de personas, estando apegado a
fantasías de éxito y poder ilimitado donde es reconocido por su brillantez; el
narcisismo hace que Wilber exija
atención o admiración desmedidas, siendo pretencioso y careciendo empatía; el
narcisismo hace que Wilber envidie a
otros, y también que él crea que los otros lo envidian, presentando
comportamientos arrogantes y actitudes soberbias, además de reaccionar frente a
las críticas con rabia o humillación. Esto significa que el trastorno psíquico
que padece el acusado no sólo lo impulsa a la exageración de sus logros, sino
también a la infravaloración de los logros de los demás, poseyendo una
autoestima tan vulnerable e involucionada que lo hace sentir que las críticas
son un ultraje. Por este motivo, el trastorno del narcisismo suele conducir al
retraimiento social, haciendo que el acusado sienta que su vanidad y la
autoadmiración son una manera autosuficiente de existir, a pesar de que esta
burbuja individualista y egoísta carece de vínculos enriquecedores con los
demás, los cuales son frecuentemente eludidos por el temor de que provoquen
frustración o angustia, lo cual haría que Wilber
ponga en tela de juicio la omnipotencia que siente. El trastorno narcisista
de la personalidad se evidencia en Wilber
por un patrón de ilusoria grandiosidad en pensamiento, palabra y
comportamiento, teniendo un nivel de necesidad de admiración y atención que no
condice con la vida adulta. Al creerse un ser superior a los demás, el acusado
requiere un trato especial y ataca a los demás cuando no lo recibe,
especialmente buscando desacreditar a las personas que lo opacan, pues el
trastorno narcisista implica aparentar un autoestima potente que
simultáneamente oculta un verdadero autoestima deficitario. Aunque el trastorno
narcisista de la personalidad hace que el acusado sea muy inteligente y que
usualmente manipule haciendo creer que tiene la razón, este trastorno también
lo impulsa a sentir que siempre tiene respuestas y conocimientos expertos en
todos los temas, aunque en realidad no sepa de la disciplina en cuestión, lo
cual obviamente es una debilidad que lo vulnera ante el conocimiento crítico de
genuinos eruditos. Así, Wilber suele
defenderse de los críticos por medio de un mecanismo defensivo narcisista muy
simple, argumentando que los demás se encuentran uno o varios escalones por
debajo de él, lo cual es una enorme falta de empatía que demuestra un
subdesarrollo de las neuronas espejo,
que son aquellas encargadas de ponerse en el lugar de los otros. Padecer un
trastorno narcisista de la personalidad no sólo es lamentable sino que también
es contrario a la Espiritualidad Budista, por ser un ansia constante por
fantasías de fama y brillantez que nunca se materializarán. Debido a que el
acusado padece de trastorno narcisista, seguramente no acude a ningún tipo de
práctica terapéutica, pues este trastorno hace que el sujeto se sienta como que
no tiene falla o vacío alguno, percibiendo que el mundo y no él es el que está
equivocado. De este modo, el trastorno narcisista de la personalidad es una de
las patologías más desafiantes o casi intratables de la psicología, manteniendo
una incapacidad estructural para depender de la ayuda terapéutica, pues este
tipo de trastorno hace que el sujeto sienta que solicitar ayuda es una
humillación intolerable. Sin embargo, existe la posibilidad de que en el futuro
Wilber experimente una mejoría e
incluso la Cura, lo cual depende de que decrezca la envidia y desprecio hacia
los demás, desarrollando el altruismo y las maduras capacidades de sabiduría y
compasión. Desde la perspectiva del Comité
Internacional de Ética Budista, la estructura psíquica del acusado
corresponde a un Yo arcaico y primitivo debido a que el desarrollo de una
estructura psíquica adecuada fue obstaculizado en la infancia posiblemente
debido a la falta de cuidado empático de los cuidadores, lo cual condujo a un
déficit en la formación de relaciones maduras y sanas. En este sentido, las
relaciones de amor en Ken Wilber
están dominadas por tendencias infantiles y actitudes narcisistas relacionadas
con una estructura inmadura del Yo como posible consecuencia de la falta de
empatía por parte de las figuras parentales. El Comité Internacional de Ética Budista pone a disposición del
acusado toda la ayuda que éste necesite para poder curarse, pues la
Espiritualidad Budista tiene la capacidad para guiar a Ken Wilber hacia el crecimiento de una estructura psíquica madura y
altruista. Así, la Sentencia Ética ofrecida se centra en mostrar que el Yo
grandioso patológico del acusado debe ser reemplazado urgentemente por el
desarrollo maduro del Sí-Mismo capaz de entablar relaciones sanas y adecuadas
con los demás. Por lo tanto, se deja constancia que el Comité Internacional de Ética Budista no considera a Wilber como alguien enfermo o carente
de habilidades, sino simplemente como alguien con los recursos desordenados, pues
no ha sido guiado adecuadamente (ni por sus figuras parentales ni por sus
profesores) para poder reconstruir un material que ya tiene. Esta evaluación
psicológica que hace el Comité
Internacional de Ética Budista a partir de los antecedentes y gravedad de
los síntomas del acusado no tiene el Propósito (Dharma) de humillarlo, sino más
bien de ayudarlo a encontrar el Camino de la Rectitud y la Cura (Nirvana) por
medio de un diagnóstico de las causas de su sufrimiento, pues la presencia de
egocentrismo y la ausencia de empatía están conduciendo a Wilber por una vía psicopatológica, que es la misma vía que han
seguido aquellos que él ha admirado, como Adi Da, Cohen y otros falsos gurúes. Indudablemente,
realizar prácticas metapsicológicas, como la Psicología Budista y el
Psicoanálisis, pueden ayudar al acusado a relacionarse con otros en una forma
más sabia y compasiva. En lugar de practicar meditación hindú, la cual
ciertamente fortalece el narcisismo, se recomienda que el acusado practique Meditación
Budista y Psicoanálisis.
De este modo, el Comité
Internacional de Ética Budista le recomienda urgentemente a Wilber iniciar un proceso terapéutico
bajo la guía de un profesional calificado, debiendo simultáneamente entrenarse
adecuadamente en Espiritualidad –no simplemente leyendo libros- con el fin de
intentar evanescer las causas de sus comportamientos inmorales. Incluso el gran
filósofo Aristóteles comprendió que la virtud no se adquiere leyendo libros o
estando en soledad, sino que se adquiere por medio de la práctica de las
virtudes, deliberando con los demás acerca de la naturaleza del bien. Por lo
tanto, se ofrece a Ken Wilber la
presente Sentencia Ética como modo de enseñanza budista sobre la Espiritualidad Recta y Adecuada, lo cual
es una práctica que el Maitriyana incorpora dentro del Noble Sendero del
Budismo. Si Wilber se entrenara bajo
la guía de un genuino maestro budista entonces seguramente tendrá una verdadera
comprensión de la meditación, la sabiduría y la ética de la Espiritualidad. En
definitiva, Ken Wilber tiene mucho
que aprender sobre las implicancias del Budismo
Purna (Integral) del Maitriyana.
La actitud del Budismo hacia otras espiritualidades o
religiones siempre ha sido la tolerancia
crítica y la adaptabilidad empática,
reconociendo el supremo derecho humano a la libertad de pensamiento y
expresión. Sin embargo, estar vacío de dogmatismo no implica el libertinaje de
permitir que se propaguen ideas falsas acerca de la Espiritualidad Budista,
motivo por el cual la comuna espiritual (sangha) tiene procedimientos
correctivos y restaurativos para purificarse de falsas visiones. Incluso,
Gautama manifestó en reiteradas ocasiones que sus enseñanzas deben ser
aceptadas luego de una examinación crítica y nunca aceptadas sólo por respeto a
él. Esto significa que la Espiritualidad Budista puede aceptar o rechazar a
determinado tipo de visiones luego de realizar un análisis racional y
experimental de las mismas. En este sentido, al implementar la práctica del
entendimiento o filosofía adecuada (samma-ditthi) se distingue claramente que
el pensamiento de Ken Wilber es una
fe infundada (amulika saddha) en lugar de ser una fe racional (akaravati
saddha). Aunque el Budismo rechaza al materialismo, indudablemente su búsqueda
de la Verdad está más cerca del método científico y más alejado del método
metafísico de Wilber.
En el Sandaka
Sutta la Espiritualidad Budista establece la existencia de cuatro falsas
pseudorreligiones (abrahmacariya-vasa) y también cuatro religiones no-consoladoras (anassasikam).
Afirmándose la necesidad de que la Espiritualidad tenga valores morales,
libertad, responsabilidad y no inevitabilidad de la Salvación, se plantea que
las cuatro pseudorreligiones son el materialismo, la filosofía religiosa
amoral, la filosofía religiosa que niega el libre albedrío, y la metafísica de
evolución determinística que afirma la inevitabilidad de la Liberación de todos
los seres. De este modo, según la Espiritualidad Budista el modelo de Ken Wilber es una pseudorreligión porque apoya filosofías religiosas sin moral
alguna, al mismo tiempo que plantea la existencia de un Espíritu que determina
la evolución de los seres. Por otra parte, las cuatro religiones
no-consoladoras según el Budismo son la filosofía religiosa con un fundador
omnisciente, la filosofía religiosa basada en revelación, la filosofía
religiosa fundada en especulación metafísica, y la filosofía religiosa
pragmática-agnóstica. De esta manera, según la Espiritualidad Budista el modelo
de Ken Wilber también es una religión no-consoladora por tener
argumentos especulativos y fundamentos metafísicos, fallando en transmitir la buena vida por medio del Noble Sendero. En efecto, el requisito
fundamental para que una Espiritualidad tenga Seres Libres e Iluminados
(Arhats-Bodhisattvas) es que la Espiritualidad posea la base del Noble Óctuple Sendero, tal y como enseñó
Gautama al asceta vagabundo Subhadda. Ken
Wilber no sólo falla por no seguir al Noble
Óctuple Sendero, sino que además falla a la Espiritualidad Budista por ser
un sujeto que no ha abandonado los preconceptos acerca del alma como un aspecto
de la personalidad. Wilber falla a
la Espiritualidad Budista por estar convencido de que hay un espíritu
permanente o firme dentro del Cosmos. Wilber
falla a la Espiritualidad Budista por no tener estudio y entendimiento claro
acerca del Buddha-Dharma-Sangha. Wilber
falla a la Espiritualidad Budista por no seguir una vida ética pura. Wilber falla a la Espiritualidad
Budista por tener comportamientos de codicia
(lobha), odio (dosa) e ignorancia
(moha), en lugar de practicar la caridad y la sabiduría compasiva
(prajña-karuna). Obviamente, la codicia no es sólo gratificación sensual sino
también el apego a objetivos egocéntricos, como la avidez de poder, fama y
reconocimiento. Wilber falla a la
Espiritualidad Budista por mantener ideas metafísicas eternalistas que ya han
sido superadas y trascendidas por el Camino Medio de Gautama hace dos mil
seiscientos años atrás. Así, en el Majjhima Nikāya, Gautama enseñó un
Camino Medio que abandona los polos opuestos del eternalismo (sassatavada) y el nihilismo (ucchedavada), considerando que
ambos sistemas no son fieles a la Verdad y no liberan a las personas del
sufrimiento, sino que están atados a la avidez, la aversión y la inconsciencia.
Aunque el Budismo asume la perspectiva integradora y tolerante del pluralismo
inclusivista, nunca considerando que la Verdad es alcanzada por medio de una
única tradición, ciertamente considera que la Espiritualidad nunca debe tener
tendencias egoístas y sustancialistas, pues si no conduciría al narcisismo y al
prejuicio en lugar de conducir a la Liberación y al Despertar.
El Budismo ofrece un modelo de civilización
alternativa basada en el pluralismo y la integración, enseñando el poder del
entendimiento y la cooperación entre todas las naciones y religiones del mundo.
De este modo, el Maitriyana promueve la armonía interespiritual por medio de la
superación de las divisiones superficiales entre las doctrinas y tradiciones.
Esto significa una actitud inclusiva, dialéctica y reconciliadora que trabaja
por la armonía de todos los seres sintientes, encarnando la voz de la paz, la justicia,
la educación y la salud en la sociedad. Si bien Baumann considera correctamente que el Budismo Globalizado y Postmoderno es el Budismo Integrativo, indudablemente se
confunde al pensar que esta visión integral es expresada por el Budismo Occidental interdenominacional de
Govinda y Sangharakshita, o el de Goldstein, quienes en realidad proponen un Budismo ecléctico o sincrético. Esto
significa que el Budismo moderno, que toma eclécticamente elementos de
distintas tradiciones, no es realmente el Budismo
Purna (Integral) que propone el Maitriyana, pues nunca hay que confundir
síntesis con mera mezcla de elementos diversos. Además, el Maitriyana demuestra
ser la vía más amplia existente no sólo por su Budismo Purna (Integral) que realiza una unidad intra-espiritual entre múltiples escuelas budistas, sino
también porque tiene un modelo de Budismo
Super-Integral (Maha-Purna) que realiza una unidad inter-espiritual entre múltiples tradiciones espirituales de
todo el mundo.
Desde el punto de vista
del Budismo Crítico (Higan Bukkyo), que pertenece al Budismo Moderno, no se
vacilaría en sentenciar a la visión pseudorreligiosa de Ken Wilber como un Falso
Budismo que regresa a las nociones antibudistas del Atman o fundamento sustancial, lo que contradice a la noción del
cosurgimiento interdependiente defendida por la Espiritualidad Budista. Además,
las ideas defensoras del sustrato metafísico de la existencia tienden a ser
serviciales a los poderes de turno, en lugar de intentar liberar a las personas
de la opresión. En sintonía con la crítica del Maestro Dogen a la herejía de Senika, denunciando la idea
de un Espíritu que sobrevive a la muerte, la perspectiva del Budismo Crítico
sirve para revelar la naturaleza herética de las ideas sustancialistas de Wilber que violan el principio
normativo del Anatman desarrollado
por Gautama. Lejos de ser una evolución
del Budismo, las ideas engañosas de Wilber
intentan realizar una involución del
Budismo, haciéndolo retroceder a la fuente tradicional hindú. Por lo tanto, el
postmodernismo y el Budismo Crítico se oponen a las ideas de Wilber por ser antropocéntricas y
centradas en la metafísica de la identidad. Desde Gautama hasta el Maitriyana,
todos los genuinos maestros budistas han rechazado la idea del Espíritu o sustrato
supremo eterno que de forma ilegal Wilber
lo presenta como parte del Budismo Purna
(Integral). Además, Wilber tiene
ideas muy cercanas al imperialismo capitalista norteamericano, lo cual es éticamente
inadecuado, siendo opuesto a la orientación de reforma social que propone el Budismo Purna (Integral).
Indudablemente, por medio del Maitriyana, el Budismo Purna (Integral) trabaja para evanescer la guerra, la
injusticia social, la ignorancia y la contaminación, en lugar de defender ideas
metafísicas que son funcionales al status quo. El Budismo Purna (Integral) defiende la pureza de las ideas de
Libertad, Igualdad y Fraternidad, reconociendo los derechos humanos y
no-humanos, pues es la máxima encarnación de las libertades fundamentales. Precisamente,
por medio del compromiso con la Verdad y sin tener rencor alguno, el Budismo Purna (Integral) critica las
ideas de Ken Wilber al declararlas
como falsas y llenas de avidez, aversión e inconsciencia. En cambio, el Budismo Purna (Integral) defendido por
el Maitriyana se basa en el inegoísmo y la sabiduría compasiva (prajña-karuna),
siendo una fuerza crítica y contracultural frente al establishment. Por ello,
el Budismo Purna (Integral) declara
la ilegitimidad absoluta del pensamiento de Wilber.
En conclusión, el Comité
Internacional de Ética Budista tiene el Propósito (Dharma) de crear una
comunidad internacional purificada y guiada por el Conocimiento y la Liberación
Adecuada, lo cual implica criticar a filósofos y supuestos pensadores
espirituales que fallen en desarrollar una Espiritualidad
Recta y Adecuada. Por lo tanto, se establece que Ken Wilber está violando a la Ética y el Derecho Budista, especialmente
quebrantando el Patrimonio Cultural de los Pueblos Budistas al enseñar una manipulada
visión de las prácticas y tradiciones espirituales. En este sentido, no sólo se
recomienda al acusado iniciar urgentemente un entrenamiento terapéutico y un
entrenamiento con un maestro espiritual adecuado, haciendo una autocrítica y
solicitando disculpas públicas a todos los que ha atacado durante su vida, sino
que también se solicita que done a organizaciones caritativas todos los
ingresos que haya obtenido por medio de la difusión distorsionada del
patrimonio cultural de la Espiritualidad Budista. Indudablemente, los
académicos que escriben sobre Espiritualidad necesitan ser supervisados
éticamente por maestros espirituales con el fin de evitar que existan
manipulaciones y distorsiones de tradiciones milenarias, especialmente cuando
los escritores suelen distorsionar conocimientos sagrados con fines económicos
y comerciales, pues en la civilización capitalista toda vulgarización de la
Espiritualidad es algo que es más exitoso que los conocimientos profundos de
las tradiciones del pasado. Sin un Propósito ético los escritores y académicos
que difunden saberes espirituales simplemente se convierten en meros expertos
de autoayuda superficial. Únicamente practicando el Camino de la Espiritualidad
Adecuada, tal y como lo prescribe el Derecho Budista, Ken Wilber podrá enseñar eficazmente un conocimiento genuino que sea
capaz de ayudar a la Liberación de toda la humanidad, en lugar de transmitir
distorsiones y mapas de la realidad que deben ser desechados como cualquier mandala. De esta manera, este Caso
constituye una gran enseñanza tanto para el acusado como para todos los
pensadores que transmiten conocimientos espirituales budistas, demostrando
perfectamente que sin Meditación, Sabiduría y Ética todo conocimiento conduce a
una visión distorsionada de la Espiritualidad.
Siguiendo el Camino del Maestro Gautama, quien por
medio del Noble Sendero sembró las bases de la Espiritualidad Integral Adecuada, el Comité Internacional de Ética Budista supervisa que los escritores
y profesores de Espiritualidad sean rectos y éticos, nunca distorsionando ni
manipulando el Patrimonio Cultural de los Pueblos Budistas, por lo que se ha
sentenciado a Ken Wilber como Responsable de Deshonestidad
académica, Estafa Espiritual y Falso Budismo, Violación al Derecho Budista,
Crimen contra Patrimonio Cultural Budista y
Violación a los Derechos Humanos.
Con espíritu de reconciliación (maitri),
Maestro Maitreya Samyaksambuddha
Presidente y Juez Espiritual del Comité Internacional de Ética Budista (CIEB) y Tribunal Budista de Derechos Humanos (TBDH)
No hay comentarios:
Publicar un comentario