CASO 48-2018: Mondo Zen & Hollow Bones Order & Integral Zen
SENTENCIA ÉTICA
Estimados Fiscal, Defensor Público, Embajador y
Miembros del Jurado del Comité
Internacional de Ética Budista (CIEB) y Tribunal Budista de Derechos Humanos (TBDH), respecto del Caso 48-2018
contra “Mondo Zen & Hollow Bones Order & Integral Zen”, por medio de la presente, en el día 31 de Octubre de
2018, se deja constancia de que se ha concluido el juicio para analizar la
violación a los Derechos Humanos y a la Ética Budista realizada por el acusado.
Este Caso ha sido llevado a cabo como consecuencia de los previos Casos de ONU, Atlantic Council & Ken Wilber.
Luego del análisis de la presentación del Caso y la
validación de pruebas, se ha procedido con la votación de 5 miembros del Jurado,
confirmándose que existieron 5 votos de Responsable
para “Mondo Zen & Hollow Bones Order & Integral Zen”
por los graves
delitos de Violación al Derecho Budista, Fraude, Militarismo, Complicidad con
Violaciones al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Complicidad con
Genocidio, Complicidad con Crímenes contra la Humanidad, Complicidad con
Crímenes de Guerra, Complicidad con Crímenes contra la Paz y Complicidad con
Violaciones al Derecho Humanitario Internacional.
El Tribunal
Budista de Derechos Humanos ha podido comprobar que “Mondo Zen &
Hollow Bones Order & Integral Zen” ha brindado apoyo directo a criminales
internacionales. En primer lugar, el “Mondo Zen & Hollow Bones Order &
Integral Zen” ha
declarado públicamente seguir las enseñanzas antibudistas de Ken Wilber, mostrando
entonces un aval directo a la Deshonestidad Académica, Fraude Espiritual, Falso
Budismo, Violación al Derecho Budista, Crimen contra el Patrimonio Cultural
Budista y Violación a los Derechos Humanos. El acto de considerar a un estafador como a un Ser Iluminado es una de las peores
traiciones al Dharma. En segundo lugar, el “Mondo Zen & Hollow Bones Order &
Integral Zen” ha
declarado públicamente que Eido Shimano y Nakagawa Soen Roshi forman parte de un linaje de
maestros iluminados, mostrando entonces un aval directo a las perversiones,
abusos
sexuales y violaciones a los derechos de la mujer que Eido Shimano realizó
durante varias décadas gracias a la complicidad y encubrimiento realizado por
Nakagawa Soen. El acto de considerar a un psicópata y abusador sexual como un Ser Iluminado es una de las peores
traiciones al Dharma. En tercer lugar, el “Mondo Zen & Hollow Bones Order &
Integral Zen” ha
declarado un aval directo a las actividades militares de USA durante las
invasiones ilegales y genocidas contra Afganistán e Irak, incluso justificando
el asesinato y participando en la tarea de brindar apoyo espiritual de
capellanía para que los soldados continúen realizando su trabajo de matar a
otros, lo cual no sólo viola los preceptos éticos fundamentales del Derecho
Budista, sino que además es un acto de complicidad con el genocidio, los crímenes de
lesa humanidad, los crímenes de guerra y los crímenes contra la paz realizados
por el gobierno de George Bush durante el período de 2001 al 2004 bajo el
nombre de la guerra del bien contra el
mal. El acto de brindar apoyo directo a graves violaciones a los derechos
humanos y violaciones al Derecho Humanitario Internacional, como asedios, bombardeos, detenciones ilegales, trato
cruel e inhumano, abusos sexuales, torturas y asesinatos extrajudiciales de
más de 2 millones de personas y con total impunidad, son actos que constituyen
la peor traición al Dharma. En definitiva, seguir el sendero del Ser Despierto
(Buddha) es seguir el sendero del Rey de la Paz (Santiraja), y esta lección
esencial demuestra la Alta Traición al Dharma realizada
por el “Mondo Zen & Hollow Bones Order & Integral Zen”.
El Tribunal
Budista de Derechos Humanos confirma que el “Mondo Zen &
Hollow Bones Order & Integral Zen” se encuentra repitiendo los mismos errores
catastróficos que cometieron los linajes Zen japoneses durante la Segunda
Guerra Mundial cuando se aliaron con el Imperio Japonés en la perpetración de genocidios,
crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y crímenes contra la paz.
Por ello, en el “Caso Japón” el Tribunal
Budista de Derechos Humanos afirmó que colaborar
con la guerra o con los ejércitos es algo que intrínsecamente viola al Derecho
Budista, porque asocia la Espiritualidad del Maestro Gautama con prácticas que
producen la muerte de millones de personas y que traicionan la sabiduría
compasiva del Despertar Verdadero, por lo que se repudia a los linajes budistas
japoneses para que la historia no vuelva a repetirse nuevamente, dictaminándose
que toda comunidad espiritual (sangha) que realice actos de apoyo directo o
actos de silencio frente a crímenes internacionales estará violando totalmente
al Derecho Budista.
De este modo, el Tribunal
Budista de Derechos Humanos establece los siguientes principios: 1) los capellanes budistas del ejército ignoran
la ilegalidad intrínseca de toda guerra, la cual es una violación fundamental
al derecho humano a la paz; 2) los capellanes
budistas del ejército realmente son nacionalistas y no compasivos, pues si
su función sería realmente acompañar a todo tipo de soldados entonces también
deberían acompañar espiritualmente a soldados del bando contrincante y también
a grupos terroristas, guerrillas, narcotraficantes y mercenarios; 3) los capellanes budistas del ejército
únicamente pueden tener legitimidad ética si su función sería convertir
espiritualmente a los soldados en genuinos pacifistas y desertores, guiándolos para que realicen su objeción de conciencia;
4) los capellanes budistas del ejército
tienen menos legitimidad que un capellán budista de prisión, pues estos últimos
son quienes buscan que los presos se rehabiliten y salgan de la cárcel; 5) los capellanes budistas del ejército nunca
deberían afirmar que existen guerras
compasivas como erróneamente cree el “Mondo Zen & Hollow Bones Order &
Integral Zen”,
pues tal como se ha demostrado en el “Caso ONU”, las “guerras compasivas” son otro nombre para la perversión de las guerras santas, guerras justas y guerras
humanitarias que utilizan los ejércitos para cometer guerras de agresión y crímenes internacionales con total impunidad.
Estos crímenes apoyados por el “Mondo Zen & Hollow Bones Order &
Integral Zen”
no sólo violan los preceptos éticos de la no-violencia, sino que también violan
al Derecho Norteamericano (U.S. War
Crimes Act of 1996) y al Derecho Internacional (Geneve Conventions of 1949, International
Covenant on Civil and Political Rights, Convention against Torture and other
Cruel, Inhuman or Degrading Treatment or Punishment).
El Tribunal
Budista de Derechos Humanos, en la Sentencia sobre el “Caso Norwegian Nobel
Committee”, ha establecido que el Derecho
Budista está en contradicción total con la guerra, la cual es ilegal y es la
negación de los derechos humanos, por lo que está prohibida tanto por el
Nuremberg Tribunal como también por la Carta de las Naciones Unidas, pues la
guerra viola al Propósito (Dharma) de la humanidad incluso cuando es
desarrollada bajo el nombre de guerras santas, guerras justas, guerras éticas,
guerras humanitarias o guerras compasivas. De hecho, el Derecho Budista afirma que
la justificación de la guerra también es un acto criminal que contradice la
misión de crear una Civilización Budista de paz y solidaridad hacia todos los
seres sintientes del mundo. En definitiva, la norma fundamental del Derecho
Budista es la prohibición de las armas, la violencia y la guerra, debiéndose
abandonar la conquista por medio de ejércitos para reemplazarla por la
conquista por medio de la Ley.
El Maitriyana enseña que cuando el ser humano sigue el
Camino de la Paz (Santimagga) logra una evolución cultural superadora que
libera todas las potencialidades espirituales del Homo Sapiens, logrando transformarse o convertirse en un Homo Pacificus, tal y como lo han hecho
Gautama y Jesús. Incluso Gandhi y Martin Luther King avizoraron perfectamente
que el próximo horizonte evolutivo de la humanidad es la paz mundial, poniendo
en práctica la sabiduría compasiva como poderoso instrumento de transformación social. En este sentido, las vidas de los Maestros Gautama y
Jesús serían el arquetipo fundamental de la resistencia pacífica ante la
injusticia social, no haciendo daño al prójimo y eligiendo el Camino de la Paz
y la Reconciliación en lugar de la vía de la violencia y la guerra, pues tal y
como han afirmado ambos maestros espirituales la Ley Suprema enseña que el odio
y la violencia sólo cesan por medio del amor y nunca por medio de más odio y
violencia. Así, el ejemplo ético de la muerte de Jesús marcó profundamente a
Gandhi, pues él comprendió perfectamente que la no-violencia de Jesús fue
realmente una forma superior de resistencia,
decidiendo entonces mostrar ante el Imperio Británico el mismo coraje y
autosacrificio que Jesús mostró ante el Imperio Romano y también la misma
valentía y ecuanimidad que Gautama mostró frente a los ejércitos de las
antiguas repúblicas tribales de la India. Por ello, en lugar de estar
influenciado por las ideas de Thoreau, claramente Gandhi estuvo continuando el
linaje espiritual trascendental de la resistencia pacífica de Gautama y Jesús. En
este sentido, la humanidad del futuro, para poder sobrevivir adecuadamente,
deberá continuar y cumplir con la misión de Paz de los grandes líderes éticos
de la historia, cuyos mensajes son más relevantes que nunca, debido a que en
caso de no establecer un nuevo tipo de civilización de paz mundial y derechos
fundamentales probablemente no existirá humanidad alguna. La humanidad del
futuro deberá continuar con la tradición de paz y justicia que llevaron a cabo Gautama
y Jesús en su intento de recrear una Tierra
Pura o Reino de los Cielos en el
aquí y ahora. Este acontecimiento de una humanidad pacífica no sólo representa
el abandono definitivo de la humanidad primitiva e inferior que apoya la
guerra, sino que también trascenderá cualquier tipo de limitación étnica,
cultural o nacional. En definitiva, la vía de la Paz desarrolla un nuevo tipo
de ser humano distinto al Homo Sapiens
egoísta, dualista y consumista, en cambio desarrollando un ser humano libre,
igualitario y fraternal, un Homo
Pacificus cuya esencia antropológica y sociológica es la interculturalidad,
el pluralismo y la tolerancia. Obviamente, la paz mundial no se trata de
alcanzar un mundo ideal de utopías abstractas, sino que más bien se trata de
desarrollar las plenas potencialidades del ser humano por medio de utopías
concretas y realizables en el aquí y ahora, tal y como enseñaron Gautama, Jesús
y Bloch. La humanidad del Futuro deberá ser una gran fuerza de paz mundial,
siguiendo los valores de autosacrificio, compasión y solidaridad que guiaron a
numerosos maestros espirituales del pasado, como Gautama y Jesús. El Maitriyana
muestra entonces que la naturaleza fundamental del ser humano es la
reconciliación y no los impulsos de muerte y guerra. Frente al fracaso de los
Estados y las organizaciones internacionales que gobiernan el mundo, es
totalmente necesario que las comunidades espirituales (sanghas) sean antorchas
de paz y nunca lleven un mensaje de guerra, pues de lo contrario la humanidad
no tendrá futuro, pues sin líderes éticos no hay porvenir y sólo prevalece el
mal. El Derecho Budista enseña que el amor al prójimo, la ecuanimidad, el
humanitarismo y la no-violencia no sólo son la esencia ética del ser humano,
sino que además son la única vía hacia la supervivencia y Salvación del mundo.
La evolución cultural y espiritual del Homo
Pacificus inevitablemente se propagará a lo largo de toda la Madre Tierra y
luego irá hacia los confines del Cosmos, pues la paz es el sentido mismo de la
existencia, siendo la vía tanto para la convivencia terrestre de las naciones y
ecosistemas como también la vía para la convivencia universal de todos los
mundos. Este mensaje de amor cósmico fue perfectamente comprendido y enseñado
por los Supremos Maestros Gautama y Jesús, cuyas actitudes de serenidad,
caridad y compasión hacia la vida deberían ser imitadas místicamente por cada
miembro de la gran familia humana. De esta manera, el Maitriyana enseña las
prácticas de la paz, el diálogo y la integración, mostrando a la humanidad cómo
poder separarse de la violencia por medio del fortalecimiento de las tendencias
elevadas hacia la autorrealización individual adecuada y el desarrollo
colectivo sustentable. El Derecho Budista tiene el lema de que los seres
humanos deben alcanzar la evolución ética y la integridad moral, lo cual
produce paz en el mundo interno y externo. Esta es la única base para la
revolución adecuada de libertad, igualdad y fraternidad, en lugar de recurrir a
la violencia, la guerra y el materialismo como agentes de cambio social. Así,
el Maitriyana es un movimiento social espiritual que tiene la misión de enseñar
a la humanidad cómo puede curarse a sí misma de los grandes males y miserias
que la aquejan, como la guerra, la injusticia, la ignorancia y la
contaminación, todos los cuales son causados por las raíces del apego, la
aversión y la inconsciencia. Al vaciar la mente de estos venenos, entonces se
puede construir un nuevo tipo de ser humano, un Homo Pacificus que viva y respira de la interculturalidad, el
pluralismo y la tolerancia. Esto significa que el Derecho Budista tiene
consecuencias para el individuo y para la sociedad en general, satisfaciendo
las necesidades requeridas para la autorrealización, autotrascendencia y
evolución. Este Camino de Paz y justicia puede abrir literalmente una nueva
realidad para la humanidad, abandonando la búsqueda de riqueza y poder para
iniciar aquello que obsesionó a los grandes maestros del pasado: la búsqueda del
camino de vida de contemplación activa, sabiduría compasiva y ética humanitaria.
Por ello, sólo la no-violencia puede contribuir a la unidad y progreso humano,
enseñando la importancia de la paz psíquica y la convivencia social.
Obviamente, para lograr la armonía y la serenidad el sujeto debe mostrar pasión
por la Verdad, practicando la amistad, la felicidad, la ecuanimidad y la solidaridad.
En efecto, la sabiduría compasiva no es un ideal inalcanzable, sino que ha sido
la actitud benevolente con la que se han desplegado los grandes maestros
espirituales de la historia, como fue el caso de Gautama y Jesús, siempre
promoviendo la paz, el humanitarismo y el autosacrificio en cada momento y
lugar. Esta estrategia no-violenta de cambio social y transformación personal
es realmente la única vía hacia la supervivencia adecuada del ser humano. Pero
mientras existan los ejércitos de guerra y no sean reemplazados por fuerzas de
paz, entonces la humanidad no sólo no podrá evolucionar, sino que incluso
pondrá en peligro su misma supervivencia. En definitiva, los únicos guerreros
que necesita el mundo son los líderes éticos no-violentos que están dispuestos
a sacrificarse por el bien común, haciendo el bien y nunca haciendo daño al
prójimo, pues se ha asumido la tarea de la purificación espiritual. De este
modo, el Maitriyana enseña que la evolución del ser humano no se encuentra en
los cambios tecnológicos ni biológicos, que realmente podrían pervertir la
dignidad humana, sino que se encontraría en la tradición de paz y amor de los
grandes maestros espirituales, quienes ilustran bellamente la vía integral de
la interculturalidad, el pluralismo y la tolerancia. Ergo, si realmente se
desea que exista una humanidad del futuro se deberá seguir un camino ético y
altruista hacia la responsabilidad universal, desarrollando una civilización
pacifista y empática que desarrolle las potencialidades del ser humano sin
afectar los derechos de las generaciones futuras y de la Madre Tierra. El
Derecho Budista es una profunda enseñanza de Salvación y Despertar (Bodhi)
tanto para el individuo como para la sociedad, lo cual está simbolizado en la
búsqueda de la Tierra Pura y el Reino de la Rectitud donde la cotidianeidad
esté basada en respetar la dignidad intrínseca de la vida. En efecto, cuando
reina la paciencia, el entendimiento y el humanitarismo entre las personas, reina una cultura de paz y esperanza duraderas. Por lo
tanto, para establecer la paz mundial el Maitriyana realiza la noble misión de
cultivar la paz en la mente de las personas, enseñando que la paz es nada menos
que su misma naturaleza búdica. El
principal Propósito (Dharma) del Derecho Budista es explorar cómo esta
naturaleza humana se puede expresar en la historia por medio de la paz y el
altruismo, proponiendo que la misma paz interior de los Seres Libres e
Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) también puede ser alcanzada en las prácticas
sociales, lo cual significa obviamente que la vida mística debe denunciar a los
males de la guerra y la injusticia. Así, cuando un sujeto practica la
contemplación activa, la sabiduría compasiva y la ética humanitaria, este
trípode transforma radicalmente su mente y lo convierte en un agente de cambio
social en un mundo interdependiente, haciéndolo evolucionar para convertirse en
un Homo Pacificus, realizando un
abandono de la condición yoica, dualista y consumista del Homo Sapiens y su civilización de guerra. Esta superación o
evolución es clara en aquellos grandes maestros espirituales que han despertado
a la gran Verdad de la inseparabilidad fundamental entre la felicidad de los
demás y el bienestar de uno mismo. Así, promover la paz y la justicia en la
sociedad está profundamente interrelacionada con la búsqueda de la Liberación
interior. El Maitriyana muestra que la humanidad del presente todavía se encuentra en su infancia, por
lo que la serenidad psíquica y la armonía social no sólo serían una vía
correcta hacia un mundo mejor, sino que también serían un Camino hacia una
humanidad madura y evolucionada, que es la era dorada del Homo Pacificus. La paz es el núcleo mismo de todas las ideas del
Derecho Budista, lo cual implica desapegarse de las ideas convencionales sobre
cómo es el ser humano, pues lejos de ser una especie con naturaleza conflictiva
y bélica en realidad sería una especia con una naturaleza -dormida y no
desarrollada- de empatía y altruismo. Lo que el Maitriyana ofrece no sólo es
una crítica al Homo Sapiens de guerra
y violencia, al considerarlo como un ser
espiritualmente retardado y ordinario,
sino que también ofrece una expansión y realización de las potencialidades de
la mente y la comunidad humana, las cuales han sido infravaloradas por gran
parte de los pensadores del pasado, quienes han ignorado la sabiduría compasiva
de los maestros espirituales para así priorizar una imagen violenta de la
humanidad. De esta manera, las ideas y prácticas del Derecho Budista ayudan a
resolver los conflictos inútiles en los que se encuentran atrapadas las
sociedades, contribuyendo a explorar una vía directa hacia la liberación ética
y evolución cultural por medio de la dimensión revolucionaria de la Paz, la
cual produce una rectificación de la visión, pensamiento, discurso, acción,
estilo de vida, esfuerzo, atención y concentración del ser humano. Éste camino
recto y armónico es la clave para alcanzar la salud mental, alcanzar el
conocimiento de la Verdad y alcanzar las relaciones altruistas con los demás,
superando los males del egoísmo, dualismo y consumismo que han llevado al mundo
por un sendero incorrecto y destructivo. Cuando el ser humano rectifica su
sendero y comprende que los males que lo aquejaban eran hábitos no-esenciales
que podían ser abandonados, entonces se abre a una realidad de diálogo
intercultural, pluralismo y tolerancia, comprendiendo que sin el otro uno no existe. Esto conduce a la humanidad del futuro
por una perspectiva ética global que transforma las relaciones violentas en
relaciones armoniosas a través de las actitudes y los valores de la apertura,
el respeto, el entendimiento, el apoyo mutuo y la solidaridad, siempre
reconociendo la interdependencia e interconexión de todos los seres. Esta
unidad-en-la-diversidad debería ser el marco o cosmovisión del porvenir si es
que la civilización humana desea continuar existiendo en la trama de la vida,
promoviendo los derechos humanos en pos de una paz sustentable e integral.
En conclusión, el Tribunal
Budista de Derechos Humanos tiene el Propósito (Dharma) de proteger el
legado espiritual del Gran Maestro Gautama, desarrollando una ética que cumple
en todo momento con el Derecho Humano a la Paz. El Propósito (Dharma) del
movimiento espiritual Maitriyana es proteger los valores fundamentales de la
paz y la justicia, juzgando y sentenciando éticamente a aquellos que cometen
crímenes internacionales en nombre de la Espiritualidad. Siguiendo al Maestro
Gautama, quien desarrolló la Comunidad Espiritual Internacional más pacífica en
la historia del mundo, el Tribunal
Budista de Derechos Humanos supervisa que las comunidades espirituales
(sanghas) no atenten contra la ética, los derechos humanos y las enseñanzas
budistas, nunca brindando apoyo a actividades bélicas y crímenes
internacionales, por lo que se ha sentenciado al “Mondo Zen &
Hollow Bones Order & Integral Zen” como Responsable
de Violación al Derecho Budista, Fraude, Militarismo, Complicidad con
Violaciones al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Complicidad con
Genocidio, Complicidad con Crímenes contra la Humanidad, Complicidad con
Crímenes de Guerra, Complicidad con Crímenes contra la Paz y Complicidad con
Violaciones al Derecho Humanitario Internacional.
Con espíritu de reconciliación (maitri),
Maestro Maitreya Samyaksambuddha
Presidente y Juez Espiritual del Tribunal Budista de Derechos Humanos
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