Justicia Verdadera

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domingo, 4 de febrero de 2018

Sentencia sobre el Caso Tailandia

Caso 38-2018: Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-cha
SENTENCIA ÉTICA
Estimados Fiscal, Defensor Público, Embajador, Secretario y Miembros del Jurado del Comité Internacional de Ética Budista (CIEB) y Tribunal Budista de Derechos Humanos (TBDH), respecto del Caso 38-2017 contra Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-cha, por medio de la presente, en el día 4 de Febrero de 2018, se deja constancia de que se ha concluido el juicio para analizar la violación a los Derechos Humanos y la Ética Budista realizada por el acusado. Este Caso ha sido llevado a cabo como consecuencia de Caso Myanmar” y el “Caso Sulak Sivaraksa”.
Luego del análisis de la presentación del Caso y la validación de pruebas, se ha procedido con la votación de 7 miembros del Jurado, confirmándose que existió 1 voto de “Inocente”, 1 voto de “Insanía” y 5 votos de Responsable a Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-chapor los graves delitos de Genocidio, Crímenes contra la Humanidad, Violación al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Violación al Derecho Budista. El Tribunal Budista de Derechos Humanos ha podido comprobar que Tailandiay sus líderesRey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-chadestinan billonarios recursos económicos para mantener un régimen opresivo, dictatorial, tiránico y despótico que viola los derechos civiles y políticos de toda la sociedad tailandesa e incluso de activistas extranjeros, a quienes se viola su derecho humano a la libertad de expresión y se los somete a encarcelamientos ilegales que impunemente violan el derecho humano a la justicia. En lugar de dirigir todos los recursos posibles hacia la solución de los terribles problemas y crímenes que padece la sociedad tailandesa, el gobierno de Tailandia prefiere focalizar recursos en realizar Encarcelamientos Ilegales a toda persona que piense distinto al Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-cha. En este sentido, por tratarse de un plan sistemático y generalizado, Tailandia es Responsable de realizar Crímenes contra la Humanidad por actos de Encarcelamientos Ilegales. Además, Tailandia también es Responsable de cometer Crímenes contra la Humanidad debido a que miles de funcionarios gubernamentales han estado involucrados en la perpetración de Asesinatos Extrajudiciales, Tortura, Tráfico de Personas, Trabajo Forzoso, Esclavitud Sexual y Deportación Forzosa Masiva. Al mismo tiempo, el Tribunal Budista de Derechos Humanos ha podido comprobar que Tailandia ha participado en múltiples actos de Genocidio contra el Pueblo Rohingya, no sólo por haber realizado matanza de miembros de este grupo, como lo demuestra el hallazgo de tumbas masivas, sino también por realizar atentados graves contra la integridad física o psíquica de miembros de este grupo, y por realizar sometimiento intencional a condiciones de existencia conducentes a la destrucción parcial del grupo, lo cual es demostrado por el tráfico humano y por la política de expulsión de botes de refugiados al océano. Así, el Tribunal Budista de Derechos Humanos ha demostrado que Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-chaes Responsable de Violación al Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Por otra parte, a raíz de que Tailandia es un país donde reinó el antiguo sistema de Civilización Budista, tal y como sucedió en el “Caso Myanmar”, es importante sentenciar que los actos de Genocidio y crímenes contra la humanidad realizados en Tailandia constituyen una total Violación al Derecho Budista, quebrando el principal precepto ético de no asesinar a seres vivos.
La Comunidad Maitriyana le ofrece esta Sentencia Ética al acusado Tailandiay sus líderes de factoRey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-cha como modo de enseñanza sobre cómo se debe comportar verdaderamente un Reino Budista, en el cual se debe combatir adecuadamente males sociales como el asesinato, la corrupción, el abuso sexual, el engaño y el narcotráfico. Mientras un Rey sea tolerante de estas prácticas estará violando totalmente al Derecho Budista. Esta enseñanza ética se ha perdido en el Reino de Tailandia, el cual ha dejado de ser un Reino Budista para convertirse en un Reino Tiránico, Despótico, Opresivo y Criminal.
El Maitriyana enseña que para poder mantener la paz y la justicia en un país nunca es necesario recurrir a la violencia y la opresión, sino que únicamente es necesario desarrollar la sabiduría compasiva (prajña-karuna), especialmente hacia los niños, mujeres y otras minorías. Por ello, un verdadero Reino Budista o gobierno dhármico nunca recurriría al uso de asesinatos y torturas en la tarea de realizar castigos y mantener el orden, pues el principio de la no-violencia (ahimsa) debe ser el horizonte de toda sociedad civilizada. Históricamente, la tradición del Derecho Budista basa su costumbre legal de supervisión ética sobre la relación compleja de apoyo mutuo entre el Rey, la Comuna Espiritual (Sangha) y el Pueblo, siendo esta relación de apoyo mutuo tripartita la base misma de la Civilización Budista. Esto significa que cuando el Rey o el Pueblo se convierten en criminales y violadores de los códigos éticos tradicionales de conducta, entonces la Comuna Espiritual (Sangha) tiene el deber y la misión de criticar y prescribir soluciones a los males sociales. Aunque indudablemente la Comuna Espiritual (Sangha) no tiene un poder coercitivo y vinculante para la mayoría de los Estados, su función de supervisión ética es incluso mucho más importante en la historia que la función que ha desempeñado la ONU. Además, el poder coercitivo (danda) del castigo de prisión o el castigo de multas económicas no son las únicas formas de hacer justicia que han desarrollado las sociedades, pues también se han practicado otro tipo de justicia con métodos restaurativos de solución de conflictos. Precisamente, el Maitriyana demuestra que las sociedades tribales e indígenas milenariamente han empleado otro tipo de metodologías de hacer justicia, siendo uno de estos métodos la impugnación ética grupal de las conductas de un sujeto. En este sentido, el Derecho Budista es un sofisticado método de justicia tribal comunitaria que enjuicia éticamente a aquellos gobernantes que cometan crímenes contra la humanidad y la paz, siendo este acto de impugnación internacional una de las más poderosas herramientas frente a poderes monárquicos, tiránicos y despóticos que pretenden anular todo tipo de críticas por medio de violaciones a la libertad de expresión. El Maitriyana administra justicia de forma adecuada, no recurriendo a castigos físicos ni monetarios, sino más bien recurriendo a castigos éticos y espirituales, pues marcar públicamente las fallas y crímenes de un Rey constituye en sí mismo uno de los peores castigos que pueden existir: la anulación del estatus moral. Ciertamente, aunque los reyes tradicionales son gobernantes opresivos por mantener sistemas antidemocráticos que no impulsan la Liberación y Despertar de los ciudadanos, el Derecho Budista afirma que los presidentes de las democracias contemporáneas también suelen convertirse en reyes transitorios por enceguecerse con la posesión de Poder. Por lo tanto, sea en forma de monarquía o en forma de democracia, el Maitriyana únicamente requiere que los gobiernos no se comporten como criminales que violan impunemente los derechos humanos, considerando que el Poder debe estar dividido y nunca concentrado en una sola mano. Así, el Derecho Budista considera que la división de poderes del sistema republicano –dividido en poder ejecutivo, legislativo y judicial- tiene una profunda similitud a la relación tripartita que caracteriza al sistema de Civilización Budista de la Antigüedad, donde el Poder estaba dividido en una interrelación e interdependencia entre el Rey, el Pueblo y la Comuna Espiritual (Sangha). La historia demuestra que Tailandia, Sri Lanka y Myanmar fueron países que han participado en este sistema civilizatorio, aunque el Maitriyana ha descubierto que la Civilización Budista del pasado fue mucho más amplia e incluyó a alrededor de dos docenas de países. Si bien los reyes y gobernantes tienen el poder coercitivo (danda) de administrar justicia estatal para proteger a la sociedad, el sistema de Derecho Budista de la Comuna Espiritual (Sangha) tiene la función de validar éticamente a los gobernantes justos y simultáneamente la función de proteger al Pueblo de agresiones y abusos a sus derechos y libertades intrínsecas por parte de los gobernantes injustos, mientras que a su vez el Pueblo tiene la función de proteger a la Comuna Espiritual (Sangha). La función de justicia ética del Maitriyana precisamente actúa en concordancia con la protección de los preceptos éticos que históricamente ha realizado la Comuna Espiritual (Sangha), asegurándose que los gobernantes y la sociedad civil no realicen actos de asesinato, abuso sexual, mentira, calumnia y drogadicción. Para el Derecho Budista, el gobernante dhármico o Rey Budista es aquel que no sólo no incurre en violaciones a los preceptos éticos, sino también aquel que gobierna con paz y justicia, proveyendo educación y salud a la sociedad. En definitiva, el Propósito Supremo del Rey (Rajadharma) debe ser desarrollar el bienestar y autorrealización del pueblo. Esto requiere practicar la contemplación activa, la sabiduría compasiva y la ética humanitaria, que son las tres gemas del Maitriyana. Si bien gobernar implica la función de castigar, no necesariamente el castigar implica la función de la violencia, pues el Derecho Budista y la justicia restaurativa demuestran que hay otras formas no-violentas de castigar. El modelo del Reino Budista o el modelo del Rey Dhármico Universal (Cakravartin) no se trata entonces de modelos idealísticos, sino que han sido utopías realizadas en el pasado, lo cual significa obviamente que este modelo de gobierno ético puede ser implementado en el aquí y ahora, trayendo armonía y estabilidad a un mundo que se está aproximando a un precipicio producto de vivir con los ojos cerrados a la Verdad. Por más que los gobiernos intenten destruir a la Espiritualidad Budista por medio de la opresión, banalización o indiferencia, de cualquier modo el mundo siempre necesitará de prácticas utópicas tendientes al acceso a la Verdad, si es que la humanidad desea sobrevivir y evolucionar. No obstante, si la humanidad le da la espalda a la Ley, la Verdad y el Propósito (Dharma) de la existencia protegido por la Comuna Espiritual (Sangha), si la humanidad decide caminar con los ojos cerrados y no Despertar, entonces el mundo se hundirá en un violento y repetitivo ciclo (samsara) de sufrimiento producto de la guerra, injusticia, ignorancia y contaminación. El Maitriyana, siguiendo el Camino utópico del gobernante dhármico universal (Cakravartin), nunca permitirá que el mundo se autodestruya, por lo que se criticará ética y espiritualmente a todo aquel que contribuye con los males del mundo. De esta manera, la misión que tiene el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) de liberarse a sí mismo para liberar a todos los demás seres sintientes constituye nada menos que el corazón del Derecho Budista Internacional. Incluso aunque el Maitriyana pueda llegar a recibir la crítica de ser un fundamentalismo ético, el maestro espiritual considera que siempre será más correcto estar apegado a valores éticos que estar apegado a la complicidad con actos genocidas. Por ello, la violencia y el silencio cómplice son juzgados por el Derecho Budista como violaciones a la ética. Sin embargo, debido a que el Maitriyana sigue la ética del Camino Medio, se considera que todo criminal o infractor puede disculparse y redimirse por medio de un proceso que detiene la repetición (karma) de acciones inmorales, inicia acciones éticas y buenas, transformándose y purificándose espiritualmente para poder acceder a la Verdad. Esta vía de justicia restaurativa del Derecho Budista abre la puerta a la reconciliación (maitri) entre criminales y víctimas. Por ello, el Rey Recto (Dharmaraja) propuesto por el Maitriyana se diferencia rotundamente con respecto a los reyes modernos de la edad de destrucción (kaliyuga) que están obsesionados con la riqueza egoísta y el poder mundano, por lo que estos gobernantes contemporáneos producen castigos con violencia y sin empatía, tal y como ha afirmado el erudito Candrakirti. De este modo, los reyes ordinarios, intrínsecamente opresivos y despóticos, son inaceptables desde el punto de vista supremo del liderazgo ético y empático del Derecho Budista. A diferencia de los reyes, dictadores y presidentes ordinarios, el Rey Budista no está intoxicado de poder mundano y siempre se mantiene en la vía correcta para la Liberación de toda la sociedad. En concordancia con Candrakirti, el Maitriyana considera que los gobernantes contemporáneos se desvían de la misión de mantener un gobierno justo y adecuado que proteja a toda la sociedad. De este modo, para el Derecho Budista, el Rey Recto (Dharmaraja) es aquel que guía a la sociedad en un estilo o vía ética de vida. El Rey Recto (Dharmaraja) no sólo no debe tener avidez de riqueza y codicia de poder, sino que también debe poseer cualidades intelectuales y espirituales altamente avanzadas para poder gobernar en armonía con principios éticos y con Sentido de Propósito (Dharma). Esto mismo se aplica a la idea del gobernante dhármico universal (Cakravartin) que sigue el Maitriyana, conquistando el mundo por medio de la fuerza de la rectitud. De acuerdo con el Derecho Budista, además de poseer virtudes éticas, el Rey Recto (Dharmaraja) debe poseer las virtudes de la caridad (dana), el autosacrificio (paricagga), honestidad (ajjava), amabilidad (maddava), austeridad (tapa), tranquilidad (akkodha), no-violencia (ahimsa), paciencia (khanti) y honorabilidad (avirodhana). Obviamente, estos requisitos que debe poseer todo Rey Recto (Dharmaraja) prohíben determinantemente que los reyes o gobernantes cometan violaciones a los derechos humanos, actos de impunidad, crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y crímenes contra la paz. De hecho, cuando los reyes o gobernantes practican las diez virtudes de la realeza, tal y como señala el texto Bhikkaparampara Jataka, las cortes judiciales se vacían producto de que la sociedad entera se pacifica y rectifica. Indudablemente, los reyes y gobernantes deben realizar castigos contra los actos de maldad e injusticia, aunque el Maitriyana confirma que los castigos realizados por un Rey Recto (Dharmaraja) deben ser sabios y compasivos, nunca recurriendo a la violencia. Esto significa que el Derecho Budista prescribe el abolicionismo del sistema penal, el cual debería ser reemplazado por un sistema de justicia ética y restaurativa. En el caso de los peores criminales, como es el caso de los asesinos, el Maitriyana considera que el consejo del Maestro Nagarjuna sobre recurrir al exilio, destierro o expulsión del territorio sería uno de los recursos no-violentos a disposición de un Rey Recto (Dharmaraja). Así, tanto la ejecución como la tortura al criminal siempre serán recursos prohibidos por el Derecho Budista. No obstante, al igual que el texto Bodhisattvabhumi de la escuela Yogacara, el Maitriyana considera que los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) tienen el deber de criticar, juzgar y castigar compasivamente a los criminales para su beneficio espiritual, incluso debiéndose criticar a las malas leyes (mithyadharma) de los reyes y gobernantes, pues se considera que se estaría cometiendo una ofensa ética cuando se mantiene la impunidad y el silencio cómplice ante tales crímenes. De esta manera, los maestros espirituales enseñan a los reyes y gobernantes a condenar las transgresiones con altruismo, amabilidad y amistad, tal y como debe hacerlo un padre a sus hijos, nunca sentenciando con pena de muerte ni tortura a los criminales, a quienes se debe buscar mejorar, sanar y rehabilitar, como enseña el texto Bodhisattva-gocaropaya-visaya-vikurvana-nirdesa Sutra. Sólo por medio de la búsqueda de purificación ética y espiritual se podrá reconciliar el Propósito del Rey (Rajadharma) con el Propósito de la Liberación (Mokshadharma).
En conclusión, el Tribunal Budista de Derechos Humanos tiene el Propósito (Dharma) de corregir a los gobiernos por medio de la supervisión ética y humanitaria, lo cual implica una crítica directa a las violaciones a los derechos humanos, especialmente los genocidios y crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto, se establece que Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-chaha violado al Derecho Internacional por medio de actividades dictatoriales y opresivas que producen un esquema sistemático y generalizado de violaciones a los derechos humanos. Indudablemente, los altos cargos políticos de Tailandia deberían ser líderes éticos o monarcas sabios y compasivos, nunca debiendo incurrir en actos criminales que violan la sacralidad de la vida humana. El Reino Budista significa guiar a la sociedad por medio de la contemplación activa, la sabiduría compasiva y la ética humanitaria, nunca guiando a la sociedad por medio de la codicia, el odio y el engaño. Por ello, la sentencia ética contra Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-chaconstituye una gran enseñanza para que el Reino de Tailandia se convierta en un gobierno dhármico que deja de hacer el mal, comienza a hacer el bien y se purifica espiritualmente.
Siguiendo al Maestro Gautama, quien desarrolló un Camino de Reinado Dhármico Universal, el Tribunal Budista de Derechos Humanos supervisa que los gobiernos, las monarquías y las dictaduras no atenten contra la ética y los derechos humanos, nunca traicionando al modelo de Reino Budista de Sabiduría Compasiva, por lo que se ha sentenciado a Tailandia, Rey Maha Vajiralongkorn & Primer Ministro Prayut Chan-o-chacomo Responsable de Genocidio, Crímenes contra la Humanidad, Violación al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Violación al Derecho Budista.
Con espíritu de reconciliación (maitri),
Maestro Maitreya Samyaksambuddha
Presidente y Juez Espiritual del Tribunal Budista de Derechos Humanos


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