Defensa Budista de la Madre
Tierra (Gaia)
La
Espiritualidad Budista solicita una revolución transcultural, promoviendo el
cuidado tanto de uno mismo como de los demás seres que conforman el
superorganismo de la Tierra (Gaia). Así, el Propósito (Dharma) del Maitriyana
tiene un valor supremo, ya que no apunta a la mera protección del medio
ambiente, sino más bien a la transformación cultural del mundo para crear una Tierra Pura o Reino de la Rectitud en el aquí y ahora. La Espiritualidad Budista
señala que la Madre Tierra (Gaia) es un cuerpo que sustenta la vida, por lo que
los pueblos deberían gobernar en armonía con la naturaleza. Esto significa que
cuando se adopta la posición mística de la humildad y apertura (sunyata) del Verdadero
Ser se puede comprender que la Madre Tierra (Gaia) no sólo no es una propiedad
sino que precisamente es un ser vivo que merece de un enorme respeto y Atención
Plena. De hecho, los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) han
descrito que la naturaleza y la humanidad se encuentran juntas en un mismo
proceso de evolución espiritual. Sin embargo, la civilización capitalista falta
el respeto a la vida, produciendo una extinción masiva de especies, escasez de
agua y recursos, comportamiento inconsciente y contaminación autodestructiva. Aunque
el Maitriyana considera que el calentamiento global es causado por el Sol,
simultáneamente provee una solución
adecuada basada en la ética del hacer-nada (wu-wei), que es realmente la
plenitud de la acción, pues se recomienda a la sociedad dejar de interferir con
los mecanismos autosanadores que posee la Madre Tierra (Gaia) al igual que
todos los seres vivientes. De este modo, la Espiritualidad Budista hace un llamado
a una toma de consciencia global para cambiar profundamente el estilo de vida
consumista por un estilo de vida armónico que no acentúe o empeore el
calentamiento global. Por ello, el desarrollo de la sociedad debe ser
pacifista, socialista, sabio y ecológico, rescatando los valores de la
Libertad, Igualdad y Fraternidad como forma de contribuir al bienestar mundial.
En tanto que el consumismo y el tecnologicismo no mejoran la calidad de vida,
el Maitriyana manifiesta que sólo la defensa de los Derechos Humanos y los
Derechos de la Madre Tierra (Gaia) puede realizar un desarrollo verdadero de
los pueblos. Cuando la naturaleza es convertida en un recurso privado o en un bien
común se producen perversiones que inevitablemente amenazan la
supervivencia de la humanidad y el resto de los seres vivos, pues no se toma
consciencia de que cada ser humano participa activamente dentro de un organismo
mucho más grande e inmenso que es la Madre Tierra (Gaia). Así, la
Espiritualidad Budista declara que no es suficiente la mera preocupación por el
medio ambiente, siendo imprescindible la concepción holística e integradora que
muestra acciones de respeto y cuidado por la salud del planeta. Ésta es la
razón fundamental por la que el Maitriyana desarrolla un compromiso por la
interexistencia, que es la unidad de todos los seres, trascendiendo todo tipo
de egoísmo y dualismo. Si bien el cuidado del medio ambiente es una cuestión de
suma preocupación para muchas personas, esto no necesariamente implica que se
tenga una orientación espiritual hacia la naturaleza, lo cual es evidente en la
débil reacción ecológica que manifiesta la comunidad internacional sometida a
la política, economía y cultura capitalista. Esta falta de comprensión de lo
que es realmente la Madre Tierra (Gaia) y de la función que ocupa la humanidad
dentro de su cuerpo planetario, indudablemente agrava situaciones como las de
la contaminación y el calentamiento global, las cuales requieren de una ecología integrativa y espiritual que
sea capaz de entender la Interexistencia
de los pueblos con la naturaleza. Por lo tanto, la Espiritualidad Budista no
promueve un mero cuidado del medio ambiente, sino que lucha por el Despertar
(Bodhi) de toda la sociedad para crear un mundo de paz, justicia, conocimiento
y ecología. Esto implica obviamente una revolución
transcultural que denuncia la incapacidad y falta de visión de las
instituciones gubernamentales frente a los conflictos del mundo. Tanto los
Estados como las empresas registran un excesivo nivel de conductas alejadas de
las leyes espirituales, por lo que sus acciones no son dictadas por la rectitud
sino por la codicia, el odio y la inconsciencia. Por ello, un pueblo que no
respeta las leyes espirituales inexorablemente también es dañino con respecto a
la Madre Tierra (Gaia). Ergo, el Maitriyana se orienta claramente por el
fortalecimiento espiritual de los pueblos, a pesar de que en gran medida esto
no sea tema de preocupación para la civilización capitalista. No obstante, la
evolución espiritual del ser humano es el tema más importante para el presente,
pues de no ser lograda indudablemente no habrá futuro alguno para el mundo. La
supervivencia de la humanidad depende de la construcción de un mundo mejor,
lleno de paz global, justicia social, sabiduría compasiva (prajña-karuna) y
armonía ecológica, por lo que las crisis del medio ambiente sólo podrán ser
resueltas por medio de la Cura (Nirvana) de la consciencia. El desafío de la
Espiritualidad Budista es proteger la naturaleza, uniendo a toda la humanidad
bajo la bandera de una civilización
integrativa y reconciliadora. En efecto, la única fe del maestro espiritual
es la esperanza en que puede realmente contribuir a la transformación y
Salvación del mundo.
El
Maitriyana defiende a la Madre Tierra (Gaia) al transmitir un mensaje de
rectitud y esperanza para las generaciones venideras que se apoya en todas las
enseñanzas de los maestros espirituales. Por ello, la Espiritualidad Budista va
mucho más allá del mero cuidado del medio ambiente, buscando explícitamente
salvar a la humanidad de su autodestrucción a través de una exhortación
universal que transforma la mente, la visión y el comportamiento de los pueblos.
Este llamado universal a proteger la naturaleza es una crítica para que se
implementen soluciones adecuadas a los conflictos del mundo, confrontando
peligros como el calentamiento global a través de formas consensuadas como la
democracia directa, los Derechos Humanos y los Derechos de la Madre Tierra
(Gaia). De esta manera, la exhortación del Maitriyana está basada en sólidos
principios éticos y espirituales. Pero también se trata de una propuesta
realista sustentada en bases científicas humanistas que aporta la técnica
contemplativa. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) convoca a defender
la naturaleza, que es el verdadero origen de la humanidad. Esta actitud tiene
el Propósito (Dharma) de salvar a la humanidad y a la Madre Tierra (Gaia),
guiándolas hacia la Liberación y el Despertar (Bodhi). En efecto, este planeta
no es un lugar sino un superorganismo, por lo que la Espiritualidad Budista se
propone salvar del sufrimiento tanto a la humanidad como a la naturaleza misma.
En efecto, el maestro espiritual establece criterios novedosos que permiten a
la sociedad poder tomar las mejores decisiones posibles, criticando el
desarrollo económico capitalista por ser egoísta, autodestructivo y
catastrófico, como demuestra el proceso de contaminación que empeora el
calentamiento global causado por el Sol. Por lo tanto, es totalmente necesario
tomar decisiones éticas, responsables y socialmente comprometidas para resolver
los problemas del mundo como la contaminación sin control, promoviendo
soluciones radicales que desafían el status quo industrial. Una de estas soluciones
al calentamiento global implica una notable simplicidad: abandonar el consumo
de carne vacuna, pues la producción de ganado es uno de los principales
responsables de los gases invernaderos. Por otra parte, el Maitriyana no duda
en definir el estado del mundo contemporáneo como de transición, pues todavía no se ha llegado al estadio de una
sociedad despierta y evolucionada. Esta meta debe ser alcanzada en los próximos
tiempos pues de lo contrario la humanidad corre el riesgo de autodestruirse,
para lo cual es necesario realizar acuerdos mundiales que contribuyan con
responsabilidad, equidad y solidaridad a la Cura (Nirvana) del planeta. La
Espiritualidad Budista ha producido durante dos mil seiscientos años una obra
magistral dirigida a resolver adecuadamente los problemas del mundo, dentro de
los cuales el calentamiento global ocupa un lugar preponderante por poner en
peligro a miles de millones de seres humanos. Este llamado ético es la
encarnación presente del conocimiento perenne que ha latido en todos los Seres
Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas), constituyéndose como la base crítica
para una nueva economía, política y cultura basada en los valores socialistas
libertarios de la solidaridad y la sabiduría compasiva (prajña-karuna). De este
modo, si la humanidad toma la decisión de no autodestruirse con el desarrollo
tecnológico y el consumismo capitalista, entonces los pueblos deberán adoptar
las enseñanzas y advertencias del maestro espiritual. En definitiva, los
líderes políticos del mundo no representan en modo alguno los intereses de
bienestar y Liberación de la sociedad, siendo definitivamente ignorantes del
proceso de transición en el que se
encuentra la humanidad en su Camino de evolución espiritual. Comprender esto es
la clave para la supervivencia del ser humano y de la Madre Tierra (Gaia),
dando el próximo salto evolutivo en la historia de la vida.
Las
enseñanzas del Maitriyana producen un impacto en el status quo por poseer tres
aspectos principales: uno metapsicológico, otro metafilosófico y otro
metapolítico. Estos aspectos conforman el Discurso
Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) de la Espiritualidad Budista,
cuyo ámbito más específico es la transformación del mundo interno y externo.
Esto implica abandonar el apego, la avidez y la sed de dominio, desarrollando
la naturaleza espiritual del Verdadero Ser como espacio de Libertad, Igualdad y
Fraternidad. Por lo tanto, las consecuencias del estilo de vida basado en el
Desapego son la desidentificación del Ego, la superación del dualismo y el
abandono de la conquista de la naturaleza medioambiental. De esta manera, lo
que enseña el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es una relación nueva
con la existencia que está basada en el pacifismo, el redistribucionismo, el
pedagogismo y el ecologismo. En esta perspectiva, el ser humano respeta al
planeta viviente con el rango de Madre
Tierra (Gaia), mientras que simultáneamente asume para sí mismo el rango
superior de protector de la
naturaleza, la cual es genuinamente el paraíso
perdido de los pueblos y no una mera cosa, posesión, recurso instrumental o
bien común. Esto es lo que han descubierto Seres Libres e Iluminados
(Arhats-Bodhisattvas) como Francisco de Asís, cuya sensibilidad y amor por
todos los seres vivos es un símbolo de fraternidad, lo cual implica respeto y
sabiduría compasiva (prajña-karuna) hacia la Madre Tierra (Gaia). Esta relación
solidaria y fraternal con la naturaleza es un vínculo de Interexistencia y
armonía ecológica, lo cual implica que la humanidad y el planeta viviente deben
cuidarse y servirse mutuamente entre sí. Esta defensa de la Madre Tierra (Gaia)
implica un desapego del sistema económico, político y cultural de la
civilización capitalista, al mismo tiempo que propone evanescer hábitos
consumistas para proteger al prójimo y a la naturaleza. La Espiritualidad
Budista no sólo critica al materialismo capitalista o comunista, obsesionados
con la propiedad privada o con el fortalecimiento del Estado, pues el Camino
Medio del Maitriyana también es una
planificación racional para construir una nueva civilización libertaria y
solidaria.
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