Defensa Budista de los Derechos Humanos
Por
Maestro Budista Maitreya
La Espiritualidad Budista es el movimiento
metapolítico que más ha trabajado por la Ética y los Derechos Humanos en la
historia del mundo, siendo precisamente la búsqueda utópica de una República
Global gobernada por la Ley o Propósito (Dharma). El pleno ascenso de la
civilización socialista dhármica es un desafío a las superpotencias imperiales,
visualizando un mundo mejor regido por normas éticas que prevengan la guerra,
la injusticia, el analfabetismo y la contaminación. Estas normas que promueven
la paz, la justicia, la educación y la ecología están basadas en el apoyo mutuo en lugar del uso de la
fuerza violenta. Así, la sabiduría compasiva (prajña-karuna) del maestro
espiritual es un anticipo del mundo del futuro.
Pero para avanzar en la aplicación de un sistema
jurídico global se deben evanescer las asimetrías y desigualdades de la
civilización capitalista, cuestionando los fundamentos mismos de la economía,
política y cultura dominante. Para poder realizar esta difícil tarea es
necesario que la Espiritualidad Budista se desapegue del multiculturalismo de
la globalización, simultáneamente transmitiendo ideas universalistas y perennes
de Justicia que posicionan un socialismo de
derechos humanos capaz de hacer frente a los países poderosos tanto del
capitalismo salvaje como del comunismo autoritario. Este escenario posiciona a
la Espiritualidad Budista como el antídoto a los movimientos hegemónicos que
siempre han llevado conflicto, violencia y opresión a la sociedad. Además, el
Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) provee el único marco de ordenamiento
internacional que respeta la condición intrínseca de Despertar (Bodhi) de la
humanidad, criticando a los grandes actos terroristas y a las invasiones
imperialistas como fenómenos producidos por los venenos del Estado, la religión
y la familia.
Estos cuestionamientos hacia la civilización
capitalista surgen de la Espiritualidad Budista, la cual es una corriente de
pensamiento y práctica que tiene una orientación crítica hacia la política
mundial tradicional, al mismo tiempo que sostiene que los valores legales
universales deben surgir del impulso perenne de la sabiduría compasiva
(prajña-karuna) y nunca de la fuerza de dominación imperialista de los países
dominantes. De esta manera, el maestro espiritual cuestiona a la civilización
capitalista pero sin incurrir en el error garrafal de considerar que la cultura
asiática posee valores mejores que la cultura occidental, reclamando una
comprensión de los Derechos Humanos adaptada a los valores que son intrínsecos
a la naturaleza espiritual del ser humano, como la Libertad, Igualdad y
Fraternidad. De este modo, el Discurso Analítico-Existencial-Libertario
(Buddha-Dharma-Sangha) de la Espiritualidad Budista enseña un modelo de
desarrollo económico, político y cultural basado en la primacía de los valores
trascendentes que no pertenecen a Oriente ni Occidente, sino que son el legado
de los grandes Seres Despiertos (Buddhas) de la historia.
En consecuencia, la Espiritualidad Budista considera
a la Libertad de expresión como un valor central de la vida social, aunque esto
pueda ser polémico ante regímenes feudales y autoritarios que violan sistemáticamente
los Derechos Humanos Universales. Aquellos que recurren a la represión y al
asesinato para silenciar a la Libertad de expresión están viviendo realmente en
el pasado del mundo, pues la reivindicación de los Derechos fundamentales del
ser humano seguirá en pie para construir un mundo mejor. El tránsito hacia un
mundo más integrado y menos eurocéntrico
o asiacéntrico es un hecho que
favorece notablemente la posibilidad de una Justicia Global Verdadera,
permitiendo el emerger de valores universales que no estén al servicio de los
países más poderosos del sistema capitalista internacional. En este sentido,
una auténtica Justicia Global no sólo debe incluir el apoyo de la mayoría de
los pueblos del mundo, sino que también debe ser un marco internacional legal
que incorpore a las tradiciones espirituales. La Espiritualidad Budista es un
Camino Medio, por lo que su lucha universal por los Derechos Humanos y de la Tierra trasciende a los polos opuestos del
fundamentalismo religioso y el capitalismo colonialista, pues mientras el
primero busca asesinar y destruir a los
valores espirituales de los Derechos Humanos, cometiendo actos terroristas y
masacres de mujeres y niños, en cambio el segundo asesina y destruye en nombre de los Derechos Humanos,
bombardeando o invadiendo naciones pobres tal y como lo han realizado los
Imperios de Norteamérica y Europa.
Por ende, es fundamental el aporte de la
Espiritualidad Budista en la construcción de un sistema jurídico global para el
mundo contemporáneo, estando en la vanguardia de la reivindicación de los
ideales de la no-violencia, la no-segregación social, el diálogo
interreligioso, la autodeterminación popular, la democracia directa global y el
respeto por los ecosistemas. El apogeo de la perspectiva geopolítica de la
Espiritualidad Budista erosiona el negativismo jurídico contemporáneo,
mostrando la posibilidad de construir una jurisprudencia avanzada en materia de
Derechos Humanos que realice una revolución en todo el mundo.
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