Justicia Verdadera

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domingo, 21 de febrero de 2016

Defensa Budista de la Conciencia Plena frente al Narcotráfico




Defensa Budista de la Conciencia Plena frente al Narcotráfico
La Espiritualidad Budista es un movimiento social mundial que desde hace dos mil seiscientos años viene advirtiendo sobre los daños que generan las drogas en la mente de los pueblos. Sin embargo, los gobiernos de la civilización capitalista suelen ser cómplices del avance del narcotráfico. Por este motivo, el Maitriyana reitera nuevamente la gravedad que implica la plaga de las drogas, pues siembra codicia, odio y engaño en la consciencia del ser humano. Para hacer frente a este mal que genera sufrimiento y muerte, el maestro espiritual enseña que toda la sociedad debe asumir la valentía de mantener la Atención Plena y la Consciencia Purificada. Por medio de este mensaje ético el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) hace un llamado a la Espiritualidad Socialmente Comprometida, adhiriendo firmemente el mensaje pacifista como medio adecuado para luchar contra el narcotráfico y el crimen organizado. En efecto, la proliferación de la adicción a las drogas dentro de los pueblos es una problemática tan grave y amplia que sólo la ética del Desapego parece ser su Cura (Nirvana), motivo por el cual es urgente la necesidad de una conversión espiritual por parte de la sociedad. Precisamente, la práctica contemplativa permite centrar la consciencia, focalizando la atención en torno a un Propósito (Dharma) de vida, por lo que es de gran ayuda frente a la dispersión y superficialidad que generan las drogas y los medios de comunicación masiva. La complejidad de la problemática del narcotráfico puede ser evanescida sólo a través de la transformación integral de la consciencia, entrenándola para no recurrir a la evasión del sufrimiento que ciertamente es el consumo de drogas. La Espiritualidad Budista sostiene que la adicción a las drogas es un síntoma de insatisfacción existencial (dukkha) o ausencia de Sentido de Propósito (Dharma) en el mundo, por lo que el sujeto huye del presente para entregarse a una existencia de ilusión. El crecimiento del narcotráfico y adicción a las drogas evidencian que cada día más las personas viven en un mundo ficticio, careciendo de objetivos éticos y esperanzas espirituales. Cuando el Maitriyana analiza al narcotráfico básicamente lo comprende como la globalización de la ingesta de intoxicantes mentales. No obstante, la meditación libertaria permite percibir el grado profundo en el que el narcotráfico se encuentra apoyado y entrelazado con los gobiernos y las empresas privadas. En tanto que los intereses de los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) son profundamente transnacionales, la Espiritualidad Budista despliega una fuerza pacifista, justa, culta y armónica en un proceso que neutraliza el sufrimiento que genera el flagelo de las drogas dentro de la sociedad. En este contexto, el maestro espiritual denuncia que el narcotráfico y el crimen organizado crecen con la complicidad de los sectores gubernamentales y corporativos, los cuales se benefician enormemente al mantener a la población con una consciencia dañada y enferma. Esto se debe a que la Atención Plena y la Consciencia Purificada son una amenaza para la supervivencia del Poder materialista, pues son la encarnación misma de los valores de la Libertad, Igualdad y Fraternidad. La presencia y transmisión del Maitriyana es entonces la de un contrapoder que denuncia a los gobiernos y empresas que son cómplices de males como el tráfico de armas, la corrupción, la prostitución, el encubrimiento y el narcotráfico, los cuales atentan contra la existencia física y ética de los seres humanos. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) hace un llamado global a la conversión espiritual de todos los pueblos, en tanto que su deseo fundamental es que toda la humanidad se convierta en promotora de los Derechos Humanos y abandone la cultura del egoísmo, dualismo y consumismo. De este modo, el maestro espiritual es el transmisor de una escala adecuada de valores que conducen hacia la verdadera felicidad, plenitud y Despertar (Bodhi) del Ser. Aquí, la autorrealización del ser humano aparece identificada a la interexistencia con los demás. Esta propuesta de que la sociedad abandone las drogas y logre el conocimiento cumbre (Satori) es producto de la lógica dialéctica paradojal de la Espiritualidad Budista, la cual alumbra todos los rincones del mundo por medio de la sabiduría compasiva (prajña-karuna). Así, el Maitriyana hace frente a la indiferencia y el conformismo, haciendo el esfuerzo supremo de transmitir la Cura (Nirvana) de los males que enferman a los pueblos. Esto se debe a que las causas del narcotráfico y el crimen organizado son nada menos que la expansión global de los falsos valores del egoísmo, dualismo y consumismo que son parte de la estructura misma de la civilización capitalista. La ética del Camino Medio permite comprender que el narcotráfico y el crimen organizado se encuentran en el núcleo mismo del capitalismo salvaje y del comunismo autoritario, pues ambos sistemas son materialistas e idólatras del apego al dinero y Poder. Dado que el apego está en la raíz de todos los males, la Espiritualidad Budista enseña un estilo de vida basado en el Desapego, denunciando que las drogas y el dinero nunca logran llenar el vacío existencial (sunya) del ser humano. Esto significa que la lucha contra el narcotráfico no puede ser ganada por los actuales sistemas de seguridad, basados en la violencia y el castigo, sino que más bien sólo puede ser ganada adecuadamente por la profunda Revolución Cultural Planetaria que propone el Maitriyana, debiendo proteger y desarrollar los legados espirituales de los pueblos que son amenazados por el narcotráfico y el crimen organizado. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) se convierte entonces en el máximo referente de una auténtica sociedad despierta y evolucionada que ha superado las ambiciones materialistas del pasado, educando a la humanidad en el estado de consciencia ampliada y superior (ECAS). Por lo tanto, el narcotráfico sólo puede ser vencido si los pueblos realizan un gran esfuerzo por transformar éticamente sus sistemas educativos, para así poder enseñar a las generaciones venideras lo importante que es vivir en el Camino de la Ley o Propósito (Dharma). Efectivamente, la paz, la justicia social, la educación avanzada y la ecología generan el nuevo escenario de progreso que es la civilización socialista libertaria. Esta esperanza u horizonte es el verdadero antídoto para el narcotráfico, pues sólo desalentando el consumo es que se destruirá la producción, tal y como sucede con cualquier otro tipo de actividad económica. Esto significa que si los pueblos se transforman interiormente por medio de la práctica contemplativa entonces dejarán de recurrir a las drogas para escapar de la realidad. La presencia de ejemplaridad ética y espiritual es lo que desarrolla la existencia de la sociedad, velando por el bienestar de todos los seres. La Espiritualidad Budista instala progresivamente una nueva forma de Ley que permite resolver los conflictos adecuadamente, abandonando la violencia y el castigo para desplegar el poder de la ética y la reconciliación. Al reconocer al narcotráfico como un problema global, los maestros espirituales asumen la responsabilidad y el compromiso de luchar pacíficamente contra este mal, protegiendo a los pueblos que están indefensos frente al crimen organizado. En este sentido, el Maitriyana denuncia a las empresas y gobiernos que son cómplices del Poder corrupto y criminal, reclamando la necesidad de implementar políticas globales que sean correctas y adecuadas para concretar y afirmar el proceso de Liberación y Despertar (Bodhi) de toda la humanidad, lo cual sólo sucederá si se logra antes la Evanescencia (Nirvana) del narcotráfico. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) arriesga su vida al asumir su misión en el mundo, pues su lucha busca crear una Tierra Pura o Reino de la Rectitud. Todos los pueblos deben participar en esta tarea suprema, comprometiéndose con el cuidado del prójimo y de la naturaleza, dado que de lo contrario la humanidad se autodestruirá. La Espiritualidad Budista siempre está cerca de las personas que sufren, a las que les transmite una práctica de vida basada en la amistad y la misericordia, las cuales son actitudes de conversión espiritual que sanan el tejido de la sociedad, acercando al sujeto al corazón de los grandes maestros espirituales de la historia. Ha llegado el momento para que las personas dejen de hacer el mal, hagan el bien y purifiquen la mente.

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