Defensa Budista de la
Conciencia Plena frente al Narcotráfico
La Espiritualidad Budista es un
movimiento social mundial que desde hace dos mil seiscientos años viene
advirtiendo sobre los daños que generan las drogas en la mente de los pueblos.
Sin embargo, los gobiernos de la civilización capitalista suelen ser cómplices
del avance del narcotráfico. Por este motivo, el Maitriyana reitera nuevamente
la gravedad que implica la plaga de
las drogas, pues siembra codicia, odio y engaño en la consciencia del ser
humano. Para hacer frente a este mal que genera sufrimiento y muerte, el
maestro espiritual enseña que toda la sociedad debe asumir la valentía de
mantener la Atención Plena y la Consciencia Purificada. Por medio de este
mensaje ético el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) hace un llamado a la
Espiritualidad Socialmente Comprometida, adhiriendo firmemente el mensaje
pacifista como medio adecuado para luchar contra el narcotráfico y el crimen
organizado. En efecto, la proliferación de la adicción a las drogas dentro de
los pueblos es una problemática tan grave y amplia que sólo la ética del
Desapego parece ser su Cura (Nirvana), motivo por el cual es urgente la
necesidad de una conversión espiritual
por parte de la sociedad. Precisamente, la práctica contemplativa permite
centrar la consciencia, focalizando la atención en torno a un Propósito
(Dharma) de vida, por lo que es de gran ayuda frente a la dispersión y
superficialidad que generan las drogas y los medios de comunicación masiva. La
complejidad de la problemática del narcotráfico puede ser evanescida sólo a
través de la transformación integral de la consciencia, entrenándola para no
recurrir a la evasión del sufrimiento que ciertamente es el consumo de drogas. La
Espiritualidad Budista sostiene que la adicción a las drogas es un síntoma de
insatisfacción existencial (dukkha) o ausencia de Sentido de Propósito (Dharma)
en el mundo, por lo que el sujeto huye del presente para entregarse a una
existencia de ilusión. El crecimiento del narcotráfico y adicción a las drogas
evidencian que cada día más las personas viven en un mundo ficticio, careciendo
de objetivos éticos y esperanzas espirituales. Cuando el Maitriyana analiza al
narcotráfico básicamente lo comprende como la globalización de la ingesta de intoxicantes mentales. No obstante,
la meditación libertaria permite percibir el grado profundo en el que el
narcotráfico se encuentra apoyado y entrelazado con los gobiernos y las
empresas privadas. En tanto que los intereses de los Seres Libres e Iluminados
(Arhats-Bodhisattvas) son profundamente transnacionales,
la Espiritualidad Budista despliega una fuerza pacifista, justa, culta y
armónica en un proceso que neutraliza el sufrimiento que genera el flagelo de
las drogas dentro de la sociedad. En este contexto, el maestro espiritual
denuncia que el narcotráfico y el crimen organizado crecen con la complicidad
de los sectores gubernamentales y corporativos, los cuales se benefician
enormemente al mantener a la población con una consciencia dañada y enferma.
Esto se debe a que la Atención Plena y la Consciencia Purificada son una
amenaza para la supervivencia del Poder materialista, pues son la encarnación
misma de los valores de la Libertad, Igualdad y Fraternidad. La presencia y
transmisión del Maitriyana es entonces la de un contrapoder que denuncia a los gobiernos y empresas que son
cómplices de males como el tráfico de armas, la corrupción, la prostitución, el
encubrimiento y el narcotráfico, los cuales atentan contra la existencia física
y ética de los seres humanos. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) hace
un llamado global a la conversión
espiritual de todos los pueblos, en tanto que su deseo fundamental es que
toda la humanidad se convierta en promotora de los Derechos Humanos y abandone
la cultura del egoísmo, dualismo y consumismo. De este modo, el maestro
espiritual es el transmisor de una escala
adecuada de valores que conducen hacia la verdadera felicidad, plenitud y
Despertar (Bodhi) del Ser. Aquí, la autorrealización del ser humano aparece
identificada a la interexistencia con los demás. Esta propuesta de que la
sociedad abandone las drogas y logre el conocimiento cumbre (Satori) es
producto de la lógica dialéctica paradojal de la Espiritualidad Budista, la
cual alumbra todos los rincones del mundo por medio de la sabiduría compasiva
(prajña-karuna). Así, el Maitriyana hace frente a la indiferencia y el
conformismo, haciendo el esfuerzo supremo de transmitir la Cura (Nirvana) de
los males que enferman a los pueblos. Esto se debe a que las causas del
narcotráfico y el crimen organizado son nada menos que la expansión global de
los falsos valores del egoísmo, dualismo y consumismo que son parte de la
estructura misma de la civilización capitalista. La ética del Camino Medio
permite comprender que el narcotráfico y el crimen organizado se encuentran en
el núcleo mismo del capitalismo salvaje y del comunismo autoritario, pues ambos
sistemas son materialistas e idólatras del apego al dinero y Poder. Dado que el
apego está en la raíz de todos los males,
la Espiritualidad Budista enseña un estilo de vida basado en el Desapego,
denunciando que las drogas y el dinero nunca logran llenar el vacío existencial
(sunya) del ser humano. Esto significa que la lucha contra el narcotráfico no
puede ser ganada por los actuales sistemas de seguridad, basados en la
violencia y el castigo, sino que más bien sólo puede ser ganada adecuadamente
por la profunda Revolución Cultural
Planetaria que propone el Maitriyana, debiendo proteger y desarrollar los
legados espirituales de los pueblos que son amenazados por el narcotráfico y el
crimen organizado. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) se convierte
entonces en el máximo referente de una auténtica sociedad despierta y
evolucionada que ha superado las ambiciones materialistas del pasado, educando
a la humanidad en el estado de consciencia ampliada y superior (ECAS). Por lo
tanto, el narcotráfico sólo puede ser vencido si los pueblos realizan un gran
esfuerzo por transformar éticamente sus sistemas educativos, para así poder
enseñar a las generaciones venideras lo importante que es vivir en el Camino de
la Ley o Propósito (Dharma). Efectivamente, la paz, la justicia social, la
educación avanzada y la ecología generan el nuevo escenario de progreso que es
la civilización socialista libertaria. Esta esperanza u horizonte es el
verdadero antídoto para el narcotráfico, pues sólo desalentando el consumo es que se destruirá la producción, tal
y como sucede con cualquier otro tipo de actividad económica. Esto significa
que si los pueblos se transforman interiormente por medio de la práctica
contemplativa entonces dejarán de recurrir a las drogas para escapar de la
realidad. La presencia de ejemplaridad ética y espiritual es lo que desarrolla
la existencia de la sociedad, velando por el bienestar de todos los seres. La
Espiritualidad Budista instala progresivamente una nueva forma de Ley que
permite resolver los conflictos adecuadamente, abandonando la violencia y el
castigo para desplegar el poder de la ética y la reconciliación. Al reconocer
al narcotráfico como un problema global, los maestros espirituales asumen la
responsabilidad y el compromiso de luchar pacíficamente contra este mal,
protegiendo a los pueblos que están indefensos frente al crimen organizado. En
este sentido, el Maitriyana denuncia a las empresas y gobiernos que son
cómplices del Poder corrupto y criminal, reclamando la necesidad de implementar
políticas globales que sean correctas y adecuadas para concretar y afirmar el
proceso de Liberación y Despertar (Bodhi) de toda la humanidad, lo cual sólo
sucederá si se logra antes la Evanescencia (Nirvana) del narcotráfico. El Ser
Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) arriesga su vida al asumir su misión en
el mundo, pues su lucha busca crear una Tierra
Pura o Reino de la Rectitud.
Todos los pueblos deben participar en esta tarea suprema, comprometiéndose con
el cuidado del prójimo y de la naturaleza, dado que de lo contrario la
humanidad se autodestruirá. La Espiritualidad Budista siempre está cerca de las
personas que sufren, a las que les transmite una práctica de vida basada en la
amistad y la misericordia, las cuales son actitudes de conversión espiritual que sanan el tejido de la sociedad, acercando
al sujeto al corazón de los grandes
maestros espirituales de la historia. Ha llegado el momento para que las
personas dejen de hacer el mal, hagan el
bien y purifiquen la mente.
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