Justicia Verdadera

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domingo, 21 de febrero de 2016

Declaración Universal de Derechos Ecológicos




Declaración Universal de Derechos Ecológicos

Preámbulo
Nosotros, la World Organization of Human Rights and Environment Rights, frente al momento histórico que representa el calentamiento global, el cual amenaza el futuro mismo de la humanidad, consideramos que los pueblos del mundo tienen el deber ético de establecer una transformación crítica de su estilo de vida, desplazándose desde el materialismo consumista hacia el comunitarismo ecológico. Esta es la gran esperanza del mundo para poder sobrevivir y evolucionar, reconociendo la interrelación e interdependencia física y cultural entre todos los seres vivos. La familia humana comparte un vínculo simbiótico con la Madre Tierra (Gaia), la cual es fuente de vida y bienestar, por lo que es indispensable la creación de una civilización ecológica fundada sobre el respeto de valores esenciales como la paz mundial, la justicia social, la educación avanzada y el cuidado de la naturaleza. Sobre la base de este Propósito (Dharma), los pueblos deben apoyar la presente Declaración Universal de Derechos Ecológicos, asumiendo la responsabilidad de ser solidarios con el prójimo, el campo de la vida y la Madre Tierra (Gaia). En efecto, la Madre Tierra (Gaia) no es meramente el hogar de la humanidad, sino que más bien es un planeta viviente o un superorganismo totalmente singular en el Universo conocido, brindando las condiciones fundamentales para la supervivencia y evolución de la vida y la consciencia. El bienestar de la humanidad depende completamente de la salud ecológica de los ecosistemas de la Madre Tierra (Gaia), por lo que la biodiversidad debe ser preservada como uno de los Derechos Humanos más importantes. El agua y aire limpios son también Derechos Humanos indispensables, por lo que los pueblos deben mostrar una gran preocupación para proteger la vitalidad y sacralidad de la naturaleza. Esto significa evanescer los patrones económicos del materialismo consumista que están causando la devastación del medioambiente, agotando rápidamente los recursos naturales y produciendo la sexta extinción masiva de especies en la historia del planeta. Pero también las comunidades están siendo destruidas por la pobreza, padeciendo los grandes sufrimientos sociales de la guerra, la injusticia, la ignorancia y la contaminación. Estos son un peligro totalmente evitables, por lo que la civilización contemporánea tiene el deber de realizar la Cura (Nirvana) de estos males mundiales para así brindar una existencia sana y adecuada a las generaciones presentes y futuras. La elección es clara: autodestruirse o refundar la civilización global bajo valores comunitarios y ecológicos. Esta necesaria transformación del estilo de vida es el desarrollo espiritual del ser humano, practicando una forma de Conocimiento Cumbre (Satori) capaz de retornar a la armonía con todos los seres vivos. El resurgimiento de la Espiritualidad crea entonces una nueva oportunidad para fundar una Tierra Pura de características esencialmente democráticas, humanitarias, sabias y compasivas. Así, frente a los enormes desafíos políticos, económicos, culturales y medioambientales, se comprende que las soluciones espirituales son las más abarcativas e integradoras. Sin embargo, para lograr estas aspiraciones al Gran Despertar (Maha Bodhi) de toda la humanidad, los pueblos deben elegir existir de acuerdo con un Sentido de Propósito (Dharma), identificándose tanto con el prójimo como con la Madre Tierra (Gaia) y el Cosmos. Por ello, las comunidades aborígenes y budistas han sido un ejemplo para el mundo a lo largo de miles de años, siendo ciudadanos globales y universales al asumir la responsabilidad con el bienestar de toda la humanidad y la naturaleza. El Camino de la Espiritualidad Solidaria y Reconciliadora desarrolla un estilo de vida afín con el medioambiente, existiendo con humildad y apertura ante los misterios del Cosmos, lo cual favorece el desarrollo social emergente basado en el fundamento ético del desapego y el aprendizaje. De esta manera, en un acto de unidad y esperanza, se establecen los siguientes Principios para conformar una civilización pacifista, equitativa, culta y ecológica.

Principios

I.                   Paz Mundial
1. Desarrollar todos los niveles de la democracia para que existan instituciones transparentes en los gobiernos, además de fortalecer la participación directa del pueblo en la toma de decisiones políticas, económicas y judiciales a nivel local, regional y global. Se debe proteger los derechos a la libertad de expresión, a la información y al medioambiente sano, eliminando el belicismo, el fraude, la corrupción, la prostitución y el narcotráfico, en tanto conductas nocivas que afectan a la comunidad humana y la naturaleza.
2. Mantener un trato respetuoso hacia todos los seres vivos, considerando a los Derechos de los Animales como forma de prevención directa de toda crueldad o daño producido por la sociedad. Se debe proteger a las especies para evitar o interrumpir el proceso de destrucción de la biodiversidad.
3. Alentar una cultura de tolerancia, no-violencia y solidaridad, promoviendo el apoyo mutuo entre los pueblos e implementando programas integrativos para prevenir y resolver los conflictos. Se debe desarrollar un proceso de desmilitarización de los países, eliminando las armas de destrucción masiva y empleando los recursos presupuestarios armamentísticos en fines humanitarios y ecológicos. Pero también significa reconocer que la paz es un proceso de rectitud y cuidado de uno mismo, del prójimo y del medio ambiente.

II.               Justicia Social
4. Evanescer la pobreza como Cura (Nirvana) ética de la sociedad y el medioambiente, asignando recursos internacionales de apoyo para que todos los pueblos tengan acceso al agua y aire limpios junto con alimentos sanos y viviendas seguras. Se deben reconocer y proteger a los pobres y oprimidos, ayudando a aquellos que sufren para posibilitar el desarrollo de las capacidades ocultas de autorrealización y autorrealización que son inherentes a todos los seres.
5. Garantizar que las actividades de la economía sean justas y equitativas en todos los niveles, promoviendo el desarrollo social y sustentable junto con la redistribución del ingreso en todos los pueblos. Se debe asegurar que todas las actividades comerciales nacionales o internacionales apoyen los derechos de los trabajadores y del medioambiente, actuando con transparencia y responsabilidad por el bien de la sociedad y de la Madre Tierra (Gaia).
6. Defender la igualdad de género como forma de desarrollo social y sustentable, cumpliendo con los derechos humanos de las mujeres y los niños para terminar con la violencia hacia los más desprotegidos. Se debe hacer participar a la mujer en la toma de decisiones políticas, económicas, culturales y medioambientales.

III.            Educación Avanzada
7. Asegurar el Derecho Humano al acceso a la educación avanzada, la no discriminación y un entorno cultural que valora la dignidad inherente del ser humano y de la Madre Tierra (Gaia), apoyando la salud física y espiritual de los pueblos. Se debe eliminar la discriminación en todas sus formas, especialmente afirmando los Derechos Espirituales de los pueblos aborígenes y las comunidades budistas, los cuales son protectores de la humanidad y de la naturaleza, pues sus conocimientos y prácticas conforman un estilo de vida pacífico y sustentable, que son los requisitos necesarios para la creación de sociedades sanas y adecuadas.
8. Desarrollar la educación para que acompañe todas las facetas del Camino de la vida del ser humano, fortaleciendo sus habilidades propias y permitiendo la posibilidad de integrar nuevos conocimientos y valores que son necesarios para un modo de vida pacífico, solidario, culto y ecológico. Se debe brindar oportunidades de educación formal y no-formal para todos los niños, adultos y ancianos, capacitándolos en aprendizajes indispensables para contribuir a la supervivencia y evolución de la humanidad y de la Madre Tierra (Gaia).
9. Impulsar el desarrollo del arte, las ciencias humanistas y la ecología, intensificando un proceso global de toma de consciencia acerca de los desafíos que afronta la humanidad. Se debe reconocer la importancia de la ética y la Espiritualidad como enseñanzas para implementar una vida sana, adecuada y sustentable, intensificando los recursos afectivos, estéticos, intelectuales y sociales de todas las familias, comunidades y pueblos.

IV.            Ecología Integrativa
10. Respetar la Madre Tierra (Gaia) como un superorganismo que sustenta las múltiples diversidades del campo de la vida a través de una red de interdependencia e interexistencia de la que forman parte los seres humanos y los animales, por lo que se deben reconocer la dignidad inherente y el potencial evolutivo de todos los seres vivos. Se debe cuidar a la Madre Tierra (Gaia) con sabiduría compasiva (prajña-karuna), aceptando simultáneamente que los organismos tienen derechos a no ser considerados como meros recursos naturales.
11. Afirmar que los valores universales de la libertad, igualdad y fraternidad conllevan una responsabilidad especial de la humanidad para promover el bien de todos los pueblos y ecosistemas. Se debe entonces construir comunidades democráticas que desarrollen plenamente los potenciales pacíficos, justos, cultos y ecológicos, promoviendo la paz, la justicia social, el conocimiento y la sustentabilidad para que todos los seres puedan alcanzar un modo de vida sano, responsable y despierto.
12. Proteger y restaurar la belleza e integridad ecológica de la Madre Tierra (Gaia), preservando su diversidad biológica para las generaciones presentes y futuras, lo cual implica transmitir valores y tradiciones espirituales que apoyan la prosperidad social y ecológica del mundo. Se debe implementar planes de desarrollo social y sustentable que conserven y rehabiliten los ciclos vitales de la naturaleza, salvaguardando los ecosistemas más importantes como patrimonio sagrado de la humanidad y de la Madre Tierra (Gaia) frente al peligro de la extinción y destrucción.
13. Utilizar los recursos no-renovables, como los combustibles fósiles, únicamente de un modo responsable, mesurado y no dañino para el medioambiente, tomando medidas preventivas de posibles situaciones graves e irreversibles, pero también tomando medidas de justicia ecológica cuando los daños ya han sido cometidos. Se debe prevenir la contaminación ciudadana, industrial y militar, sancionando a aquellos que incurren en estos actos contra la el bienestar espiritual de la comunidad y la naturaleza.
14. Aplicar patrones de producción económica y consumo material basados en los estándares de la calidad de vida y que no interfieran con los Derechos Humanos ni tampoco con los Derechos a la autorregeneración y autorregulación de la Madre Tierra (Gaia), por lo que el reciclado de materiales y la utilización de energías renovables deben ser política de Estado. Se debe desarrollar e implementar sistemas tecnológicos sanos y sustentables, asegurando el acceso universal a un medioambiente adecuado.
15. Transmitir conocimientos ecológicos a todos los pueblos, apoyando la práctica de una ciencia responsable y sustentable que presta Atención Plena tanto a los pueblos pobres y oprimidos como a los animales y ecosistemas. Se debe preservar las tradiciones espirituales de sabiduría compasiva (prajña-karuna) que han emergido en todas las culturas, pues son conocimientos sustentables que aseguran el bienestar de la humanidad y de la Madre Tierra (Gaia), al mismo tiempo que son de vital importancia para la Salvación y Evolución de la vida.

Medidas
A partir de los cuatro principios de la paz mundial, justicia social, educación avanzada y ecología integrativa, la Declaración Universal de Derechos Ecológicos promueve las siguientes medidas colectivas urgentes para hacer frente al Calentamiento Global de un modo adecuado, ofreciendo a los pueblos del mundo un Propósito (Dharma) común que concientiza acerca de la responsabilidad y deberes de la humanidad hacia el medioambiente y la Madre Tierra (Gaia). En esta Declaración Universal de Derechos Ecológicos se aseguran medidas progresistas de carácter internacional para ser aplicadas por todos los pueblos.
1.      Reconocer los Derechos Medioambientales como Derechos Humanos fundamentales y también como interdependientes de la democracia.
2.      Reconocer la Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra con el fin de que la humanidad viva en armonía con la naturaleza.
3.      Reconocer al Ecocidio como quinto delito mundial junto con el genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes contra la humanidad, afirmándose la necesidad de establecer un Tribunal Internacional de Justicia Medioambiental.
4.      Reconocer la teoría científica de que la Tierra es un planeta viviente o superorganismo con capacidad de autorregulación, que sostiene a todos los seres vivos y ecosistemas.
5.      Reconocer la necesidad de reducir las emisiones de gases invernaderos sobre la base del producto bruto interno de cada país.
6.      Reconocer que los países más contaminantes deben indemnizar a los países menos contaminantes.
7.      Reconocer que los países que utilicen energías renovables y protejan sus bosques, océanos y otros ecosistemas tendrán el derecho a quitas parciales o totales sobre sus deudas externas.
8.      Reconocer la necesidad de proteger la naturaleza por medio de la internacionalización de los grandes ecosistemas como el Amazonas, los bosques de Canadá, la Taiga Siberiana, los bosques de Estados Unidos, la Taiga escandinava y rusa, el Congo basin, los bosques de México, los bosques tropicales de la Isla de Borneo, los bosques tropicales de Nueva Guinea, y los bosques de Bulgaria y Rumania, entre otros.
9.      Reconocer los Derechos de los Animales, los cuales forman parte del sistema interdependiente de la vida, como células del cuerpo terrestre, por lo que discriminarlos y atacar su funcionamiento armónico causa un desequilibrio en la integridad y equilibrio del campo holístico de la biosfera.
10. Reconocer la necesidad de crear un fondo económico para ayudar a refugiados ambientales y víctimas de huracanes, sequías y otros fenómenos asociados al calentamiento global.
11. Reconocer la necesidad de detener la producción de ganado vacuno por la enorme emisión de gases de invernadero, debiendo ser propiciado únicamente la producción láctea, el vegetarianismo y la agricultura sustentable.
12. Reconocer la necesidad de alentar programas de reforestación y repoblación de zonas rurales. 
13. Reconocer la necesidad de desarrollar tecnologías para convertir a los desechos humanos en energía utilizable.
14. Reconocer a las comunidades aborígenes y budistas como ciudadanos globales y defensores de la Madre Tierra (Gaia).
15. Reconocer a la paz como un Derecho Humano esencial, realizando un compromiso a eliminar ejércitos y reorientando los gastos militares hacia la ecología, educación y salud.
16. Reconocer la importancia de prohibir armas de destrucción masiva, sólo dejando un pequeño porcentaje bajo el resguarde de Naciones Unidas para ser utilizado ante una eventual amenaza proveniente del espacio exterior.
17. Reconocer la necesidad de eliminar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, propiciando la democracia directa global de todos los pueblos del mundo.
18. Reconocer al materialismo como un mal en el mundo, pues sus modelos políticos y económicos no traen armonía a la sociedad y a la Madre Tierra (Gaia) al producir abuso, alteración y depredación.
19. Reconocer que todos los países que incumplan con estas medidas deberán ser sancionados política, económica y culturalmente, siguiendo los principios y normas generales del Derecho Internacional Ambiental surgidos de los tratados, costumbres internacionales y enseñanzas judiciales, donde figuran: principio de responsabilidad de los países sobre sus recursos naturales para evitar daños ambientales a sus propios habitantes; principios de buena vecindad y de cooperación internacional para investigar, identificar, notificar, consultar y evitar daños ambientales a otros países y sus habitantes; principio de acción preventiva de la contaminación; principio de precaución ante peligro de daño ambiental grave o irreversible sin necesidad de esperar a pruebas científicas; principio de obligación del Estado a indemnizar por daños ambientales ilegales o improcedentes ante el derecho internacional cuando no sea posible reparar o restablecer las circunstancias ambientales previas y cuando se demuestre negligencia, responsabilidad objetiva y obligación incondicional del Estado; principio de responsabilidad común de los Estados para proteger el medioambiente aunque diferenciada por sus distintas capacidades de desarrollo; y principio del desarrollo sostenible que satisface las necesidades esenciales de los pueblos presentes y futuros (equidad intergeneracional, uso adecuado de recursos naturales e integración de medio ambiente y desarrollo).

La Vía hacia la Tierra Pura
El calentamiento climático global está haciendo un llamado a la humanidad para que se inicie una nueva civilización ecológica que ponga fin al ciclo de la historia materialista. Tal transformación es lo que prometen los principios de la Declaración Universal de Derechos Ecológicos, asumiendo el compromiso de transmitir e implementar el Propósito (Dharma) y los valores expuestos. El nacimiento de un nuevo mundo libre y responsable requiere la transformación de la mente, las ideas y la sociedad, aprendiendo un nuevo Sentido analítico, existencial y libertario que se basa en la interdependencia entre todos los seres. Este desarrollo de un nuevo estilo de vida es la visión de la Vía de la Espiritualidad Reconciliadora para crear un mundo sustentable. Las tradiciones espirituales son la herencia más preciada de la historia de todas las culturas, pues su único fin siempre ha sido concretar la esperanza de un mundo mejor, una Tierra Pura o Reino de la Rectitud. Por lo tanto, los pueblos deben profundizar y ampliar los principios manifestados en la Declaración Universal de Derechos Ecológicos, dado que toda la humanidad tiene mucho que aprender en la búsqueda de la Verdad y la Sabiduría Compasiva (Prajña-karuna). Los valores espirituales son el Camino que conduce hacia la Salvación y Evolución de la vida, encontrando tanto la unidad en la diversidad como la responsabilidad en la libertad. Esta meta utópica de una Tierra Pura debe ser iniciada en el corazón vital de cada sujeto, familia y pueblo, pues no puede ser impuesta por los gobiernos. De este modo, la Espiritualidad y la ciencia contemplativa están ofreciendo un liderazgo ético y creativo que supera a cualquier gobierno o empresa. Con el Propósito (Dharma) de crear una civilización planetaria sustentable, los pueblos del mundo deben comprometerse con esta Declaración Universal de Derechos Ecológicos, cumpliendo con sus obligaciones para el desarrollo del bien común. Ante esta etapa de crisis global se debe responder con un proceso de Despertar (Bodhi) de una nueva consciencia ante la vida, respetando la sacralidad de la Madre Tierra (Gaia) con Amor, Hermandad, Verdad y Ecuanimidad.


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