Justicia Verdadera

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domingo, 21 de febrero de 2016

Defensa Budista de los Pobres y Oprimidos




Defensa Budista de los Pobres y Oprimidos
La Espiritualidad Budista transmite un mensaje crítico de los sistemas aparentemente democráticos pero que realmente encierran un populismo autoritario o dictadura de la mayoría donde se convierte en enemigo a todo aquel que discrepa. De esta manera, el Maitriyana reiteradamente alza su voz en contra del protocolo de utilización de los pobres y la violación sistemática de las leyes que impulsan gobiernos populistas y autoritarios, quienes en discurso proclaman una revolución e independencia de los pueblos frente al Poder dominante pero que en el plano de las acciones no son más que un capitalismo de amigos. La tradición espiritual budista es el anfitrión de un mundo mejor, por lo que siguiendo al Maestro Siddharta Gautama condena la decisión de muchos gobiernos de imponer protocolos de corrupción e impunidad que violan los Derechos Humanos elementales de los pueblos y avasallan la autorrealización de la consciencia del sujeto. En tanto los gobernantes y representantes electorales del pueblo no saben o no desean defender los derechos de los oprimidos, el Maitriyana se opone pacíficamente a estos intentos de manipulación que pervierten incluso al ámbito político, jurídico y cultural. En este sentido, el maestro espiritual advierte que en el ámbito educativo se avanza un proceso de superficialización creciente que incluso llega al hecho de permitir y alentar la pornografía, ignorando que sin educación avanzada no hay futuro posible para la sociedad. La Espiritualidad Budista considera que un pueblo democrático y pluralista no debe ser nunca sometido por un Discurso imperante, único y excluyente que considera como un enemigo a todo aquel que ejerce su derecho de disentir. Por ello, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) sostiene que el mundo entero, tanto en Occidente como en Oriente, se está cambiando para peor, pues los valores espirituales que sustentan la naturaleza humana están siendo dejados de lado en gran medida por todos los gobiernos y naciones. Así, el Maitriyana percibe que no se respeta la sed de Justicia de las personas, sancionándose leyes de notable falta de legitimidad jurídica o ignorándose tratados internacionales de Derechos Humanos al cometer actos de un despotismo inaceptable. Por lo tanto, las políticas públicas de la mayoría de los países atacan impunemente los Derechos Espirituales y la dignidad intrínseca del ser humano, vulnerando a los más pobres y oprimidos con la mera transmisión de valores materialistas. Según la Espiritualidad Budista, los gobiernos no persiguen abiertamente el delito, sino que intimidan a aquellos que denuncian la Verdad, no respetando el derecho a la paz interior y la justicia social, por lo que crean un ambiente de impunidad en el que los pueblos ya no pueden expresar y actuar abiertamente los valores de la Libertad, Igualdad y Fraternidad. En consecuencia, los Estados de la civilización contemporánea profesan una falsa democracia y un falso pluralismo. De este modo, los maestros espirituales confrontan una época materialista que golpea a la humanidad, por lo que se proclama que para lograr el Despertar de la consciencia en el mundo contemporáneo hay que vivir una Espiritualidad Martirial, lo cual significa estar dispuestos a luchar pacíficamente contra el Poder imperante que empobrece y oprime la mente del ser humano, debiendo incluso estar dispuesto a sacrificar la propia vida por el bien de los demás. Por ello, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) concuerda con el Arzobispo Zecca, instando al aprendiz a evolucionar la consciencia frente a lo Real, abriendo los ojos y despertando de la hipnosis social en la que los pueblos parecen acostumbrarse a la guerra, la injusticia social, la ignorancia y la contaminación. El Maitriyana no es un movimiento cómodo o cobarde, sino que es una lucha basada en la firme roca de la Verdad Espiritual, motivo por el que los maestros espirituales están dispuestos a autosacrificarse por el bien del prójimo y de la Tierra (Gaia).
La Espiritualidad Budista critica el estado de confrontación que padecen los países, en tanto que los gobiernos suelen elegir una de dos opciones: entrar frecuentemente en guerra con otras naciones o directamente asumir una posición autoritaria que oprime a su propio pueblo. Esto último es perfectamente perceptible por aquellos gobiernos que limitan la libertad de expresión, considerando como un opositor o golpista a todo aquel que expresa una posición libre y crítica. Obviamente, esta clase de actitudes amenazan la convivencia de la sociedad, la cual no debe ser considerada como un mero ganado dispuesto a seguir cualquier tipo de orden proveniente del poder político. Precisamente, los gobiernos generan un constante clima de tensión que reprime la sed de democracia directa de los pueblos, los cuales desean la autodeterminación y Liberación de todo tipo de hegemonías. Por lo tanto, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) transmite un proyecto humanitario global que no parte de vencer o imponerse sobre el otro, sino que se desarrolla sobre ideas socialistas que consideran a la humanidad como una gran familia. Sin embargo, se señala que la solidaridad no consiste en la mera ayuda del necesitado, que obviamente es necesaria, sino que se trata más bien en ser responsable de proteger a los demás, en tanto todos los seres interexisten como un único superorganismo. Frente a la opresión, la pobreza, la falta de educación y la extinción de especies, que constituyen una amenaza para la supervivencia de la humanidad, el maestro espiritual busca una revolución de las leyes y proyectos sociales, promoviendo el diálogo y el desarrollo de las libertades. Para el Maitriyana la esperanza de un mundo mejor implica ofrecer oportunidades de desarrollo psíquico, cognoscitivo y social a todos los seres humanos, desarrollando espiritualmente a toda la civilización en un tejido armónico, sabio y compasivo. Esto significa que el desarrollo económico y tecnológico al que apuntan los gobiernos es una ilusión, siendo más bien un pseudo-desarrollo que oculta el hecho de que desarrollarse a uno mismo es servir a los demás. Por lo tanto, la tarea de la Espiritualidad Budista es que en los pueblos se propaguen las obras de bien, se abstengan los daños y se purifique la consciencia.
El Maitriyana critica a los gobiernos con afán de sectarismo, liderazgo único y culto a la personalidad, alertando que este tipo de propuesta ideológica se acerca más a una dictadura que a una democracia. En efecto, el pluralismo de ideas hace crecer a una sociedad, siendo la base misma del sistema democrático y republicano. La Espiritualidad Budista ofrece un ejemplo de vida para todo el mundo, siendo la mejor expresión de la verdadera unidad y espiritualización del mundo, el cual se encuentra actualmente dañado por las guerras, la injusticia social, la ignorancia y la contaminación. Pero esta superficialidad y dualismo propios de la civilización capitalista son el resultado de los impulsos internos de avidez, odio y engaño, los cuales deben ser purgados para poder alcanzar la serenidad y el bienestar tanto dentro de sí mismo como en la relación con los demás. Por ello, los maestros espirituales insisten en la Cura (Nirvana) de los males del mundo, enseñando el reconocimiento de la interexistencia con el prójimo para poder sanar las heridas del pasado, pues la ayuda mutua es la única forma de construir un puente hacia el futuro. La espiritualización de la sociedad es un Propósito (Dharma) que no consiste en hacer religiosidad, pues la religión es una caricatura de la espiritualización, la cual consiste realmente en acercarse estoica y humildemente a los pobres y oprimidos, a aquellos que sufren, ofreciendo conocimiento y amor al pueblo. Esta propuesta revolucionaria del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es un llamado a la hermandad de toda la humanidad, abandonando el egoísmo, el dualismo y el consumismo para reemplazarlos por la ética del desapego, la unidad y la solidaridad. Mientras no se sigan estas dignas enseñanzas del Maitriyana la sociedad estará adicta al Poder mundano, buscando placer y dinero en lugar de ayudar a los pobres y oprimidos a alcanzar la Libertad, Igualdad y Fraternidad. No obstante, el maestro espiritual no pide uniformidad, sino pluralidad y unidad en la diversidad. Ésta es la Espiritualidad Revolucionaria del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), la cual es un llamado a percibir profunda y holísticamente la realidad, trabajando siempre en pos de los que sufren. Obviamente, la defensa de los pobres y oprimidos que realiza la Espiritualidad Budista se encuentra en sintonía con el cuidado de la Madre Tierra (Gaia).
Al transmitir enseñanzas de sabiduría compasiva (prajña-karuna) a todos los pueblos del mundo, el maestro espiritual renueva el compromiso místico con los pobres y oprimidos. Esta constante búsqueda de la espiritualización del mundo es un abandono completo del materialismo y no una intromisión en la política doméstica. En efecto, la misión trascendente del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es una visión de transformación profunda que atraviesa la vida aprendiendo de los conflictos, realizando un esfuerzo supremo por la maduración espiritual del mundo. Así, el maestro espiritual transmite reflexiones psicológicas, filosóficas, científicas, políticas y teológicas que se nutren reiteradamente de un contacto directo con lo Real. Ésta es la manera característica de actuar del Maitriyana como movimiento inédito en la historia de la humanidad que recopila todas las verdades perennes que han transmitido los grandes Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas). El fruto de esta transmisión es nada menos que la Salvación en el aquí y ahora, desarrollando un ámbito de vida nutrido por la mente, la palabra y la conducta de la Espiritualidad Budista. En definitiva, el maestro espiritual no invita a realizar ningún tipo de rito religioso, sino a vivir la felicidad del Propósito (Dharma).
El Maitriyana realiza una crítica constructiva acerca del sistema político, económico y cultural de la civilización capitalista, afirmando que llegó el momento de la transformación del mundo, liberando a los pueblos de la hegemonía de los antiguos y nuevos colonialismos. Ciertamente, la Espiritualidad Budista es un Discurso Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) que critica al materialismo tanto en su forma capitalista salvaje como en su forma comunista autoritaria. Por ello, el Discurso del maestro espiritual es intrínsecamente revolucionario frente al status quo, llamando a la Salvación de la humanidad y de la Madre Tierra (Gaia) a través del cambio de las estructuras sociales. Esto implica luchar pacíficamente para evanescer los conflictos e injusticias que sufren los pobres y oprimidos, incluyendo a las miles de especies de seres vivos que están siendo extinguidas. Frente a la dictadura del materialismo, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) propone un sistema económico que no esté basado en la degradación y la muerte, pronunciando al Discurso Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) como un mensaje de esperanza para la sociedad. En efecto, el maestro espiritual enseña que el futuro de la humanidad no se encuentra en manos de los líderes políticos y las grandes empresas, sino que es responsabilidad fundamental de los pueblos, los cuales son intrínsecamente libres y pueden asumir en cualquier momento y lugar su autodeterminación frente a la tiranía. Por ello, el Maitriyana resulta sumamente polémico para un mundo contemporáneo sumergido en la superficialidad y el consumismo, denunciando a la civilización capitalista como un inaguantable sistema basado en la lógica de la ganancia, la marginación y la depredación, dañando tanto a los pueblos como a la Madre Tierra (Gaia). Así, la Espiritualidad Budista lucha pacíficamente por los pobres y oprimidos, incluyendo a los ecosistemas como seres totalmente desprotegidos, llamando a impulsar la transformación poética de la realidad interior y exterior. De hecho, sin la Liberación de los pobres y oprimidos no hay futuro posible para la humanidad. El Maitriyana propone alternativas creativas, participando protagónicamente en los procesos de cambio mundial al proponer una receta basada en cuatro tareas para lograr la Cura (Nirvana) de los grandes problemas del mundo: unir a la humanidad en el Camino de la paz y la reconciliación (maitri), poner la economía al servicio de la justicia social, brindar educación avanzada a todos los pueblos y defender a la Madre Tierra (Gaia). Al denunciar a la civilización capitalista, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no sólo critica a la economía de desigualdad, sino que también denuncia al autoritarismo político y la violación de los Derechos Humanos más elementales. El proyecto revolucionario del maestro espiritual es entonces la Salvación y el Despertar de los pueblos, haciendo crecer las semillas de Libertad, Igualdad y Fraternidad que yacen dormidas dentro de la naturaleza de amor y misericordia de cada ser humano.

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