Defensa Budista de los Pobres y
Oprimidos
La
Espiritualidad Budista transmite un mensaje crítico de los sistemas
aparentemente democráticos pero que realmente encierran un populismo
autoritario o dictadura de la mayoría donde se convierte en enemigo a todo
aquel que discrepa. De esta manera, el Maitriyana reiteradamente alza su voz en
contra del protocolo de utilización de los pobres y la violación sistemática de
las leyes que impulsan gobiernos populistas y autoritarios, quienes en discurso
proclaman una revolución e independencia de los pueblos frente al Poder
dominante pero que en el plano de las acciones no son más que un capitalismo de amigos. La tradición
espiritual budista es el anfitrión de un mundo mejor, por lo que siguiendo al
Maestro Siddharta Gautama condena la decisión de muchos gobiernos de imponer
protocolos de corrupción e impunidad que violan los Derechos Humanos
elementales de los pueblos y avasallan la autorrealización de la consciencia
del sujeto. En tanto los gobernantes y representantes electorales del pueblo no
saben o no desean defender los derechos de los oprimidos, el Maitriyana se
opone pacíficamente a estos intentos de manipulación que pervierten incluso al
ámbito político, jurídico y cultural. En este sentido, el maestro espiritual
advierte que en el ámbito educativo se avanza un proceso de superficialización
creciente que incluso llega al hecho de permitir y alentar la pornografía,
ignorando que sin educación avanzada no
hay futuro posible para la sociedad. La Espiritualidad Budista considera
que un pueblo democrático y pluralista no debe ser nunca sometido por un Discurso imperante, único y excluyente
que considera como un enemigo a todo aquel que ejerce su derecho de disentir. Por
ello, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) sostiene que el mundo
entero, tanto en Occidente como en Oriente, se está cambiando para peor, pues los valores espirituales que sustentan la
naturaleza humana están siendo dejados de lado en gran medida por todos los
gobiernos y naciones. Así, el Maitriyana percibe que no se respeta la sed de
Justicia de las personas, sancionándose leyes de notable falta de legitimidad
jurídica o ignorándose tratados internacionales de Derechos Humanos al cometer
actos de un despotismo inaceptable. Por lo tanto, las políticas públicas de la
mayoría de los países atacan impunemente los Derechos Espirituales y la
dignidad intrínseca del ser humano, vulnerando a los más pobres y oprimidos con
la mera transmisión de valores materialistas. Según la Espiritualidad Budista,
los gobiernos no persiguen abiertamente el delito, sino que intimidan a
aquellos que denuncian la Verdad, no respetando el derecho a la paz interior y
la justicia social, por lo que crean un ambiente de impunidad en el que los
pueblos ya no pueden expresar y actuar abiertamente los valores de la Libertad,
Igualdad y Fraternidad. En consecuencia, los Estados de la civilización
contemporánea profesan una falsa democracia y un falso pluralismo. De este
modo, los maestros espirituales confrontan una época materialista que golpea a
la humanidad, por lo que se proclama que para lograr el Despertar de la
consciencia en el mundo contemporáneo hay que vivir una Espiritualidad Martirial, lo cual significa estar dispuestos a
luchar pacíficamente contra el Poder imperante que empobrece y oprime la mente
del ser humano, debiendo incluso estar dispuesto a sacrificar la propia vida
por el bien de los demás. Por ello, el Ser Libre e Iluminado
(Arhat-Bodhisattva) concuerda con el Arzobispo Zecca, instando al aprendiz a evolucionar la consciencia frente a lo
Real, abriendo los ojos y despertando de la hipnosis social en la que los
pueblos parecen acostumbrarse a la guerra, la injusticia social, la ignorancia
y la contaminación. El Maitriyana no es un movimiento cómodo o cobarde, sino
que es una lucha basada en la firme roca
de la Verdad Espiritual, motivo por el que los maestros espirituales están
dispuestos a autosacrificarse por el bien del prójimo y de la Tierra (Gaia).
La
Espiritualidad Budista critica el estado de confrontación que padecen los
países, en tanto que los gobiernos suelen elegir una de dos opciones: entrar
frecuentemente en guerra con otras naciones o directamente asumir una posición
autoritaria que oprime a su propio pueblo. Esto último es perfectamente
perceptible por aquellos gobiernos que limitan la libertad de expresión,
considerando como un opositor o golpista a todo aquel que expresa una posición
libre y crítica. Obviamente, esta clase de actitudes amenazan la convivencia de
la sociedad, la cual no debe ser considerada como un mero ganado dispuesto a seguir cualquier tipo de orden proveniente del
poder político. Precisamente, los gobiernos generan un constante clima de
tensión que reprime la sed de democracia directa de los pueblos, los cuales
desean la autodeterminación y Liberación de todo tipo de hegemonías. Por lo
tanto, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) transmite un proyecto
humanitario global que no parte de vencer o imponerse sobre el otro, sino que
se desarrolla sobre ideas socialistas que consideran a la humanidad como una gran familia. Sin embargo, se señala que
la solidaridad no consiste en la mera ayuda del necesitado, que obviamente es
necesaria, sino que se trata más bien en ser
responsable de proteger a los demás, en tanto todos los seres interexisten
como un único superorganismo. Frente a la opresión, la pobreza, la falta de
educación y la extinción de especies, que constituyen una amenaza para la
supervivencia de la humanidad, el maestro espiritual busca una revolución de
las leyes y proyectos sociales, promoviendo el diálogo y el desarrollo de las
libertades. Para el Maitriyana la esperanza de un mundo mejor implica ofrecer
oportunidades de desarrollo psíquico, cognoscitivo y social a todos los seres
humanos, desarrollando espiritualmente a toda la civilización en un tejido
armónico, sabio y compasivo. Esto significa que el desarrollo económico y
tecnológico al que apuntan los gobiernos es una ilusión, siendo más bien un pseudo-desarrollo
que oculta el hecho de que desarrollarse a uno mismo es servir a los demás. Por
lo tanto, la tarea de la Espiritualidad Budista es que en los pueblos se
propaguen las obras de bien, se abstengan los daños y se purifique la
consciencia.
El
Maitriyana critica a los gobiernos con afán de sectarismo, liderazgo único y
culto a la personalidad, alertando que este tipo de propuesta ideológica se
acerca más a una dictadura que a una democracia. En efecto, el pluralismo de
ideas hace crecer a una sociedad, siendo la base misma del sistema democrático
y republicano. La Espiritualidad Budista ofrece un ejemplo de vida para todo el
mundo, siendo la mejor expresión de la verdadera unidad y espiritualización del
mundo, el cual se encuentra actualmente dañado por las guerras, la injusticia
social, la ignorancia y la contaminación. Pero esta superficialidad y dualismo
propios de la civilización capitalista son el resultado de los impulsos
internos de avidez, odio y engaño, los cuales deben ser purgados para poder
alcanzar la serenidad y el bienestar tanto dentro de sí mismo como en la
relación con los demás. Por ello, los maestros espirituales insisten en la Cura
(Nirvana) de los males del mundo, enseñando el reconocimiento de la
interexistencia con el prójimo para poder sanar las heridas del pasado, pues la
ayuda mutua es la única forma de construir un puente hacia el futuro. La
espiritualización de la sociedad es un Propósito (Dharma) que no consiste en
hacer religiosidad, pues la religión es una caricatura de la espiritualización,
la cual consiste realmente en acercarse estoica y humildemente a los pobres y
oprimidos, a aquellos que sufren, ofreciendo conocimiento y amor al pueblo. Esta
propuesta revolucionaria del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es un
llamado a la hermandad de toda la humanidad, abandonando el egoísmo, el
dualismo y el consumismo para reemplazarlos por la ética del desapego, la
unidad y la solidaridad. Mientras no se sigan estas dignas enseñanzas del
Maitriyana la sociedad estará adicta al Poder mundano, buscando placer y dinero
en lugar de ayudar a los pobres y oprimidos a alcanzar la Libertad, Igualdad y
Fraternidad. No obstante, el maestro espiritual no pide uniformidad, sino
pluralidad y unidad en la diversidad. Ésta es la Espiritualidad Revolucionaria
del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), la cual es un llamado a percibir
profunda y holísticamente la realidad, trabajando siempre en pos de los que
sufren. Obviamente, la defensa de los pobres y oprimidos que realiza la Espiritualidad
Budista se encuentra en sintonía con el cuidado de la Madre Tierra (Gaia).
Al
transmitir enseñanzas de sabiduría compasiva (prajña-karuna) a todos los
pueblos del mundo, el maestro espiritual renueva el compromiso místico con los
pobres y oprimidos. Esta constante búsqueda de la espiritualización del mundo
es un abandono completo del materialismo y no una intromisión en la política
doméstica. En efecto, la misión trascendente del Ser Libre e Iluminado
(Arhat-Bodhisattva) es una visión de transformación profunda que atraviesa la
vida aprendiendo de los conflictos, realizando un esfuerzo supremo por la
maduración espiritual del mundo. Así, el maestro espiritual transmite
reflexiones psicológicas, filosóficas, científicas, políticas y teológicas que
se nutren reiteradamente de un contacto directo con lo Real. Ésta es la manera
característica de actuar del Maitriyana como movimiento inédito en la historia
de la humanidad que recopila todas las verdades perennes que han transmitido
los grandes Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas). El fruto de esta
transmisión es nada menos que la Salvación en el aquí y ahora, desarrollando un
ámbito de vida nutrido por la mente, la palabra y la conducta de la
Espiritualidad Budista. En definitiva, el maestro espiritual no invita a
realizar ningún tipo de rito religioso, sino a vivir la felicidad del Propósito
(Dharma).
El
Maitriyana realiza una crítica constructiva acerca del sistema político,
económico y cultural de la civilización capitalista, afirmando que llegó el
momento de la transformación del mundo, liberando a los pueblos de la hegemonía
de los antiguos y nuevos colonialismos.
Ciertamente, la Espiritualidad Budista es un Discurso
Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) que critica al
materialismo tanto en su forma capitalista salvaje como en su forma comunista
autoritaria. Por ello, el Discurso del maestro espiritual es intrínsecamente
revolucionario frente al status quo, llamando a la Salvación de la humanidad y
de la Madre Tierra (Gaia) a través del cambio de las estructuras sociales. Esto
implica luchar pacíficamente para evanescer los conflictos e injusticias que
sufren los pobres y oprimidos, incluyendo a las miles de especies de seres
vivos que están siendo extinguidas. Frente a la dictadura del materialismo, el
Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) propone un sistema económico que no
esté basado en la degradación y la muerte, pronunciando al Discurso
Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) como un mensaje de
esperanza para la sociedad. En efecto, el maestro espiritual enseña que el
futuro de la humanidad no se encuentra en manos de los líderes políticos y las
grandes empresas, sino que es responsabilidad fundamental de los pueblos, los
cuales son intrínsecamente libres y pueden asumir en cualquier momento y lugar
su autodeterminación frente a la tiranía. Por ello, el Maitriyana resulta
sumamente polémico para un mundo contemporáneo sumergido en la superficialidad
y el consumismo, denunciando a la civilización capitalista como un inaguantable sistema basado en la lógica
de la ganancia, la marginación y la depredación, dañando tanto a los pueblos
como a la Madre Tierra (Gaia). Así, la Espiritualidad Budista lucha
pacíficamente por los pobres y oprimidos, incluyendo a los ecosistemas como seres
totalmente desprotegidos, llamando a impulsar la transformación poética de la
realidad interior y exterior. De hecho, sin la Liberación de los pobres y
oprimidos no hay futuro posible para la humanidad. El Maitriyana propone
alternativas creativas, participando protagónicamente en los procesos de cambio
mundial al proponer una receta basada
en cuatro tareas para lograr la Cura
(Nirvana) de los grandes problemas del mundo: unir a la humanidad en el Camino
de la paz y la reconciliación (maitri), poner la economía al servicio de la
justicia social, brindar educación avanzada a todos los pueblos y defender a la
Madre Tierra (Gaia). Al denunciar a la civilización capitalista, el Ser Libre e
Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no sólo critica a la economía de desigualdad,
sino que también denuncia al autoritarismo político y la violación de los
Derechos Humanos más elementales. El proyecto revolucionario del maestro
espiritual es entonces la Salvación y el Despertar de los pueblos, haciendo
crecer las semillas de Libertad, Igualdad y Fraternidad que yacen dormidas
dentro de la naturaleza de amor y misericordia de cada ser humano.
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