La
Justicia del Futuro: la Ley Dhármica
El Maitriyana abre una ventana al futuro de la
humanidad, dejando ver que la revolución va más allá de la economía y política
para adentrarse también dentro de la cultura. Así, el Socialismo Budista
también reflexiona y teoriza sobre cuestiones como el Derecho, iniciando una
revolucionaria visión de la Justicia. Esta meditación libertaria del maestro
espiritual está revestida de un interés práctico, teórico e histórico en el
campo poco explorado y cultivado que es la concepción budista del Derecho. El
interés histórico de esta contemplación revolucionaria (kakumei-zen) deriva de
que es una obra que tiene el Propósito (Dharma) de la gestación y elaboración
definitiva de la civilización socialista libertaria del futuro, momento en el
que los pueblos surgidos de la insurrección postcapitalista intentarán conformar
la vida social sobre las nuevas bases de la paz, la justicia, la educación y la
ecología. De esta manera, el Maitriyana forja una Nueva Vía (Navayana) práctica
y teórica del Derecho.
La función revolucionaria del Socialismo Budista
redefine al Derecho como un Orden Inteligente y Orgánico de relaciones sociales
que nunca debería responder a los intereses de las clases dominantes, sino que
más bien debería proteger a través de la fuerza de la bondad y la sabiduría
compasiva (prajña-karuna) a aquellos que sufren. En concordancia con Marx, el Maitriyana
considera que el Derecho tradicional actual no es más que la expresión jurídica
de las relaciones de producción capitalista.[1]
Desde el enfoque del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) se afirma la
necesidad de un Derecho Dhármico o
Espiritual que responda a la revolución socialista libertaria. Esto se debe
a que la creación de un Derecho nuevo
es un medio hábil de la reorganización
social de toda revolución que trabaja por los intereses de un mundo mejor.[2]
Ante los ojos bien abiertos del maestro espiritual, el futuro de la humanidad
junto con su misma supervivencia y Salvación no pueden escapar a la revolución
de esta Ley Dhármica. Aunque en la
sociedad del futuro es probable que el Estado deje de existir y desaparezcan
las instituciones jurídicas capitalistas, inevitablemente continuará existiendo
un Derecho intuitivo en cuanto
conjunto de ideas bondadosas y compasivas que existe como naturaleza de la
mente humana. Esta naturaleza psíquica que es la Ley Dhármica de la sabiduría compasiva (prajña-karuna) es reprimida
mediante el principio de justicia de las clases dominantes, las cuales
transmiten una forma ideológica y dualista del Derecho que es fundamentalmente
injusta y desigual. Al igual que Reisner,[3]
esta distinción entre la falsa justicia de la ideología jurídica y la Verdadera
Justicia de la Ley Dhármica hace que
el Socialismo Budista sostenga que en la civilización del futuro dejará de existir el Derecho ilusorio como
pensamiento ideológico, aunque la
Justicia seguirá existiendo como un Derecho real de Libertad, Igualdad y
Fraternidad.
El trabajo fundamental del Maitriyana produce duras
críticas hacia las instituciones jurídicas, mostrando la necesidad de una nueva
práctica y teoría del Derecho para que el mundo pueda alcanzar la Cura
(Nirvana) del sufrimiento. Así, el Despertar (Bodhi) es como un rayo de luz que
abre un sentido revolucionario para la existencia del sujeto más allá de la
opresión del Estado y de la religión. Sin embargo, esta crítica radical que
realiza el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) hace que pueda ser tachado
como enemigo del Poder, lo que
conduce inexorablemente a que el maestro espiritual pueda sufrir la represión
gubernamental. Las ideas del Socialismo Budista sabotean el status quo, denunciando
y condenando los métodos opresivos del capitalismo, lo cual lo convierte en un
movimiento amigo del pueblo. Al
mostrar el carácter erróneo de las ideas del Derecho tradicional, las tesis
fundamentales del Maitriyana se separan de la ideología jurídica para acercarse
a las experiencias y relaciones vividas por los seres humanos, estudiando la
realidad del mundo interno y externo sin caer en una ideología estática y
no-objetiva. En concordancia con Pashukanis, el Socialismo Budista plantea la
cuestión del Derecho como un problema objetivo de las relaciones sociales (económicas,
políticas y culturales), pero exigiendo investigar la Espiritualidad de esa
objetividad social. Esta investigación está ausente en el Derecho tradicional,
lo cual significa que la justicia ordinaria es una ideología jurídica que no
está anclada en el Bien y en la realidad. Al apartarse radicalmente de las
instituciones Estatales, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) concibe
que el Derecho puede ser cambiado y transformado como cualquier otra relación social, reorientándolo hacia la
defensa de los intereses del pueblo. El Maitriyana se trata entonces de la
tarea fundamental de transformar las relaciones sociales, sean económicas,
políticas, culturales, religiosas o jurídicas.
Obviamente, al anclar el Derecho en la vida
espiritual y al destacar la forma revolucionaria de su verdadera aplicabilidad,
el Socialismo Budista se sitúa en oposición al punto de vista capitalista del
Derecho que suele explicar la Ley como un conjunto de normas independiente de
las relaciones sociales y del dominio de la clase dominante. De esta manera, el
maestro espiritual denuncia que la norma se ha convertido en la base lógica y
fáctica de la institución jurídica, cuando en realidad debería serlo los
valores espirituales de la Justicia y la Verdad. Así, el Maitriyana proclama
que la teoría capitalista del Derecho no resuelve nada, sino que vuelve la espalda a los hechos reales de la
sociedad,[4] dedicándose a las normas sin preocuparse por
aquellos que sufren o por las relaciones sociales que atentan contra la
Libertad, la Igualdad y la Fraternidad del pueblo. Esto se debe a que la
civilización capitalista no aborda el Derecho como un fenómeno social y
espiritual. El pensamiento jurídico del Socialismo Budista se acerca entonces a
las tesis fundamentales del marxismo, criticando al Derecho burgués de la sociedad capitalista por no ser más que el conjunto de relaciones sociales de una
sociedad productora y acumuladora de mercancías.[5] En cambio, para el Maitriyana la verdadera
naturaleza del Derecho son los valores espirituales de la Justicia y la
Rectitud, por lo que únicamente puede ser expresada por la sociedad comunista
libertaria del porvenir del mundo. Así, para llegar a la expresión más pura y
verdadera del Derecho se debe iniciar un proceso de purificación y desapego del
normativismo por ser un sistema
basado en ilusiones. En efecto, existe una relación perversa entre el ámbito
jurídico estatal y el Poder económico capitalista, producto de la cual emerge
una concepción que reduce la vida humana a un mero intercambio de mercancía: el fetichismo jurídico-capitalista. Este
economicismo claramente anula la Libertad intrínseca del aprendiz, que es el
valor místico del ser humano. Para el Socialismo Budista la relación con la
Justicia es realmente una relación espiritual entre seres humanos, pues se
trata de un vínculo de la sociedad con los valores perennes de la Bondad y la
Compasión. En este sentido, la meditación libertaria abandona el plano
abstracto de la norma para entrar dentro del plano pragmático de la Justicia,
intentando convertir al sujeto en un Ser
justo o un Ser del Derecho Universal.
Así, el objeto de estudio del Maitriyana es la Justicia como valor social y
espiritual indispensable para la Cura (Nirvana) de los males del mundo.
Si bien este desapego del ámbito capitalista es una tentativa para aproximar la forma del
Derecho a la forma de la Espiritualidad, ciertamente es indiscutible la
relación estrecha entre el valor de la Justicia y el Ser ético. Además, el
Socialismo Budista establece la controvertida tesis de que el Derecho público
-como relación entre el individuo y el Estado- es un falso Derecho, mientras
que el Derecho comunal es el
verdadero. En efecto, el Derecho Penal y el Derecho Civil –con códigos
normativos desconocidos por la mayoría del pueblo- se presentan como ilusorios
cuando el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) muestra la concepción socialista
libertaria del Derecho que se practica en las comunas budistas (Sanghas). Dado
que el Derecho burgués corresponde en
forma y contenido a la sociedad capitalista, el Maitriyana coincide con
Pashukanis y llega a la conclusión lógica de que este Derecho no existirá en la
sociedad comunista del futuro. Esto significa que la regulación jurídica normativa que tiene como base a los intereses
personales en conflicto deberá ser reemplazada por la regulación ética espiritual que tiene como fundamento a la Unidad de Propósito (Dharma) de los
miembros de la Comuna (Sangha).[6] De esta manera, en la civilización socialista
libertaria no existirán normas jurídicas sino reglas éticas para brindar paz,
justicia, sabiduría y compasión en las relaciones entre el aprendiz y la Comuna
(Sangha). Por lo tanto, al igual que Pashukanis, el Socialismo Budista muestra que
en una sociedad comunista evolucionada habrá una Evanescencia (Nirvana) del
Estado y del Derecho burgués (que es un Derecho
de la desigualdad), apuntando a una nueva organización social con un
Derecho comunista (que es un Metaderecho
o Ley Dhármica), siempre que se haya
superado definitivamente a los venenos de la codicia, el odio y el engaño. Así,
sólo trascendiendo a la opresión e injusticia del Estado y el Derecho burgués
el sujeto podrá vivir en Libertad, Igualdad y Fraternidad con el prójimo. Incluso
grandes autores marxistas coinciden con la tesis de la desaparición del Estado
y del Derecho que plantea el Maitriyana, caracterizando a la nueva sociedad
comunista libertaria como el destino mismo de la Justicia. Sin embargo, el maestro
espiritual considera que la dictadura popular o período de transición a este
modelo futuro debe ser muy corto, pues su duración representaría un problema
teórico, práctico e histórico. Esto se debe a que la naturaleza del ser humano
es la Liberación y el Despertar (Bodhi), con lo cual toda condición social que
sea contraria debe durar el menor tiempo posible. La Revolución Cultural del Socialismo
Budista se enfrenta a este problema de cómo construir una sociedad de Justicia
Verdadera, evidenciando que el Maitriyana va más allá de ser una nueva política
económica tendiente a construir un sistema de redistribución de la riqueza. El Socialismo
Budista no está en contra de la industrialización, pero propone medidas
encaminadas a efectuar la transformación necesaria para que la humanidad se
eleve a una Edad Superior. Justamente, en la situación histórica concreta el Maitriyana
se plantea la cuestión vital de la Salvación, la cual se relaciona con el
destino de la Evanescencia (Nirvana) del Derecho burgués para dejar paso a la
etapa de la Ley Dhármica. En
realidad, en la civilización socialista libertaria o comunismo evolucionado no habrá Estado ni Derecho, como ha señalado
Pashukanis, pues el Derecho es esencialmente burgués y su reemplazo por las
nuevas categorías del Derecho socialista
libertario implica un verdadero Metaderecho.
En efecto, en la Ley Dhármica o Metaderecho se ha superado el horizonte limitado del Derecho burgués, pero también se ha ido más allá de todo Derecho en cuanto
norma, pues se trata de la Cura (Nirvana) o Evanescencia
del momento jurídico de las relaciones sociales.[7] Ciertamente, en el Socialismo Budista se trata de
una desaparición gradual, mientras
que en el Anarquismo es una desaparición
brusca. En concordancia con Marx, la Vía hacia la civilización socialista
libertaria o comunismo evolucionado técnicamente no presenta una nueva forma
jurídica sino la extinción misma de toda
forma jurídica, siendo un Despertar (Bodhi) o Liberación en relación a esa herencia burguesa que busca sobrevivir
más allá del capitalismo.[8] Según el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva),
el Derecho no es algo perenne como ciertamente lo es la Ley Dhármica, por lo que al asumir un nuevo contenido socialista
libertario no hace más que estar destinado a extinguirse gradual y definitivamente. El ámbito de la norma sólo
atrapa al ser humano en un tiempo limitado, hasta que su horizonte es superado
o agotado por el aprendiz en la
experiencia de la Cura (Nirvana).
De esta manera, en concordancia con Pashukanis, las
tesis del Maitriyana acerca del Derecho pueden ser sintetizadas como: 1) Todo
Derecho es Derecho capitalista hasta que es completamente evanescido o
transcendido en un Meta-Derecho; 2) Un
Derecho socialista no admite formas jurídicas tradicionales, por lo que
técnicamente no es Derecho normativo; 3) Durante el proceso de extinción
gradual o súbita del Derecho normativo, éste debe ser utilizado en beneficio
del pueblo.[9]
Al igual que Marx y Engels, el Socialismo Budista se
ocupa del Derecho para mostrar cómo debe pasarse desde la sociedad capitalista
salvaje a la sociedad comunista evolucionada, evanesciendo vestigios
económicos, políticos y culturales que pertenecen
a la vieja sociedad de cuyas entrañas procede la revolución.[10] Al respecto, todo lo que enseña el Maitriyana
acerca del Derecho se refiere pues a la Justicia
del Futuro o Ley Dhármica como
medio de evanescer el consumismo, dualismo y egoísmo, debido a que esto es lo más importante para construir
una sociedad superior con una estructura supraeconómica,
transacadémica y metajurídica. Según el maestro espiritual, el Derecho es
fundamentalmente Derecho de la
desigualdad porque parte de la base de que hay una elite social con Poder
mientras que acepta mantener la opresión y el sufrimiento que padece el resto
de la sociedad, motivo por el cual el mismo Marx ha reconocido que incluso en
el comunismo autoritario o dictadura del
proletariado todavía el Derecho sigue siendo burgués.[11] Por lo tanto, el
porvenir definitivo del Derecho será su misma extinción o Evanescencia
(Nirvana), desapareciendo junto con el Estado para que emerja una fase superior
de la sociedad de política pacifista, economía de justicia social, cultura
progresista y ecología comprometida. Por lo tanto, el Socialismo Budista
propone un Meta-Derecho o Ley Dhármica que evite los inconvenientes de aplicar medidas supuestamente
igualitarias pero que en realidad no hacen más que anular las diferentes
capacidades y necesidades entre cada sujeto. Así, este Derecho Dhármico –que implicaría la superación de sí mismo como Derecho- debería ir más allá del
dualismo entre igualdad y desigualdad, rebasándose
el estrecho horizonte del Derecho burgués para abocarse a la singularidad
existencial de cada Ser. En la fase superior del comunismo evolucionado o
civilización socialista libertaria desaparece la subordinación esclavizadora del ser humano a la máquina de opresión
del Estado, y con esta también desaparece la ilusión de la forma jurídica
normativa del Derecho burgués, haciendo que el aprendiz considere al Amor y al
Trabajo (intelectual o manual) como la
principal necesidad de vida y no como meras prácticas mundanas. Así, con el
desarrollo integral del sujeto en sus aspectos psicológicos, filosóficos y
políticos, también crecen fuerzas productivas que nutren material y espiritualmente
al pueblo, rebasando completamente los
límites del Derecho burgués para que la sociedad pueda distribuir según la
capacidad y necesidad de cada ser humano.[12]
En concordancia con Marx, el Maitriyana aclara que
el Derecho burgués que impera totalmente en la sociedad capitalista –tanto con
la propiedad privada como con la democracia representativa y la moral
religiosa- persiste todavía en la primera fase o grado del comunismo
autoritario debido a que éste no tiene
aún una madurez económica plena,[13] ni tampoco una madurez política y cultural. De
hecho, la subsistencia del estrecho
horizonte del Derecho burgués durante la fase del comunismo autoritario o Dictadura del proletariado no hace más
que demostrar fácticamente que la forma del Poder del Estado burgués continúa
vigente en esa etapa, pues el Derecho
burgués no existe sin la presencia de un sistema de Poder capaz de obligar al
sujeto a respetar las normas.[14]
A diferencia del comunismo autoritario y su autocontradicción
al creer que puede haber un Estado
burgués sin burguesía,[15] el Socialismo Budista cree que el Estado y el
Derecho deben ser evanescidos por ser ambos un aparato de coacción, para así
dejar paso a la observancia de las pautas
éticas de convivencia sin coacción, lo
cual implica que el Derecho deja de existir como un sistema de normas impuestas
coactivamente.[16] Sin embargo, sólo en las condiciones de la comuna
espiritual (Sangha) los aprendices han podido construir este ideal de
organización sin Estado y sin Derecho, habituándose
paulatinamente a observar y seguir las reglas elementales de convivencia que se
repitieron durante miles de años como preceptos éticos sin la coacción,
violencia y dominación del Estado.[17] Aunque el principio redistribucionista y
postcapitalista suele ser acusado de utopismo, indudablemente es posible
construir una sociedad comunista libertaria donde los sujetos aprenden a trabajar directamente por el bien social sin
depender de cualquier norma de Derecho,[18] pues esto ya ha ocurrido con las comunas
espirituales (Sanghas) donde se ha superado totalmente el estrecho horizonte del Derecho burgués.
En concordancia con Marx, para el Maitriyana hay una
gran inmadurez en la estructura
económica, política y cultural del período de transición del comunismo
autoritario o Dictadura del proletariado,
motivo por el cual en esta fase introductoria todavía subsiste tanto el Derecho
burgués como el aparato de coacción del Estado para garantizar la observación
de las normas. No obstante, el Socialismo Budista demuestra en práctica y
teoría que cuando la Espiritualidad se despliega en la comuna (Sangha) se crea
una nueva estructura supraestatal y transjurídica. Éste es el Futuro de la Justicia o Ley Dhármica, siguiendo reglas éticas no
impuestas por ningún Poder, sino elegidas conscientemente como el modo de vida
más correcto. En consecuencia, el Derecho
proletariado sigue siendo Derecho
burgués, mientras que el Derecho
socialista libertario que propone el Maitriyana es indudablemente un Metaderecho por ser la encarnación de la
Justicia en el aquí y ahora sin la presencia de la ilusoria y opresiva norma
jurídica.
[1] K.
Marx, Contribución a la crítica de la economía política.
[6] Adolfo Sánchez Vázquez, Pashukanis: teórico marxista del derecho. Prólogo al libro de E. B. Pashukanis, La
teoría general del derecho y el marxismo.
[9] Adolfo Sánchez Vázquez, Pashukanis: teórico marxista del derecho. Prólogo al libro de E. B. Pashukanis, La
teoría general del derecho y el marxismo.
[10] K.
Marx, Critica del Programa de Gotha.
[11] K.
Marx, Critica del Programa de Gotha.
[12] K.
Marx, Critica del Programa de Gotha.
[13] V.
I. Lenin, El Estado y la revolución.
[14] V.
I. Lenin, El Estado y la revolución.
[15] V.
I. Lenin, El Estado y la revolución.
[16] Adolfo Sánchez Vázquez, Pashukanis: teórico marxista del derecho. Prólogo al libro de E. B. Pashukanis, La
teoría general del derecho y el marxismo.
[17] V.
I. Lenin, El Estado y la revolución.
[18] V.
I. Lenin, El Estado y la revolución.
[19] Adolfo Sánchez Vázquez, Pashukanis: teórico marxista del derecho. Prólogo al libro de E. B. Pashukanis, La
teoría general del derecho y el marxismo.
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