Defensa Budista de la No-violencia frente al Terrorismo
Frente a los atentados del
terrorismo civil o gubernamental, la Espiritualidad Budista responde siguiendo
las reglas de la no-violencia, las cuales son propias del Camino fundado por
Gautama hace más de dos mil seiscientos años. Este posicionamiento pacifista es
una respuesta no-convencional frente a la violencia, pero tampoco se trata de
una actitud de pasividad, sino que implica una respuesta objetiva y desapegada
que parte siempre desde la percepción de lo Real. Cuando ocurren atentados
terroristas los gobernantes suelen exigir tomar medidas bélicas, lo cual
indudablemente es una regresión a una prehumanidad
salvaje, primitiva e irracional. El maestro espiritual ayuda a los pueblos a
reconocer que esa vía de violencia se encuentra muy lejos de cualquier tipo de
justicia, dado que se orienta hacia el odio y el caos. En cambio, a lo largo de
veintiséis siglos la no-violencia ha sido la obstinada compañera de camino de la Espiritualidad Budista,
transmitiendo a la humanidad ciertas reglas éticas que forman el aprendizaje
más importante de la historia. Este aprendizaje implica desilusionarse del
progreso materialista, tecnológico y belicista, que en realidad es un progreso
ilusorio, para así poder acercarse a un progreso real y verdadero que permite
avanzar y evolucionar en la vida. En este sentido, la Espiritualidad Budista
muestra que la lógica dualista es primitiva, conflictiva y violenta, mientras
que la lógica dialéctica paradojal es superior, reconciliadora y pacifista. Este
tipo de saber es el único progreso en el mundo, porque conduce al bienestar y
la armonía, mientras que el materialismo siempre lleva hacia la desilusión y el
nihilismo. Por lo tanto, la Espiritualidad Budista parte siempre de una premisa
optimista, pues muestra en el aquí y ahora cómo evanescer las ilusiones del
pasado y avanzar hacia los progresos del futuro. La idea del Despertar (Bodhi)
del sujeto y de la sociedad tiene entonces cierta consistencia y coherencia que
no se encuentran presentes en la religión y la política. El maestro espiritual
hace un llamado a una especie de culminación evolutiva de la consciencia,
llamando a los pueblos a progresar espiritualmente. Este progreso es encontrar
la vocación y el Propósito (Dharma) del ser humano y de la vida misma,
manteniendo la esperanza de un mundo mejor a pesar de que las condiciones
mundanas son pesimistas y contradicen cualquier optimismo. Pero la actitud de
progreso puede ser mantenida hasta el infinito, motivo por el cual el Ser Libre
e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) compite
con la idea de Dios,
desarrollando una visión de la existencia que es dinámica, amplia y
reconciliadora, pues se encuentra más allá de las contradicciones ilusorias. En
esta superación residen los valores de la Libertad, Igualdad y Fraternidad que
practica y enseña la Espiritualidad Budista, la cual va más allá de los dos
destinos de la metafísica y el materialismo. A partir de un espacio y tiempo de
Apertura (Sunyata), el maestro espiritual trasciende el dualismo y existe en la
verdadera Liberación, la cual es el momento más importante de la historia, dado
que es el único momento de genuina paz. Esta es la razón por lo que la promesa
de Libertad que emana de la Espiritualidad Budista es una insistencia para rebelarse frente a un mundo donde la
violencia es normal. De este modo, para el Ser Libre e Iluminado
(Arhat-Bodhisattva) alejarse o quedar afuera del destino de la historia es algo
que beneficia al ser humano. Pero aunque esto pueda parecer una actitud ahistórica, ciertamente la
Espiritualidad Budista nunca ha sido indiferente
al mundo, pues es una comunidad adulta, solidaria y pacífica. Además, la
posición de liderazgo y guía del maestro espiritual todavía está por acontecer en
la historia, debido a que la humanidad tiene
todo el futuro por delante, encontrándose en el camino ascendente de la
evolución de la vida y la consciencia. En efecto, la humanidad y la Tierra
(Gaia) se encuentran ambas en la infancia, ya que no han realizado aún el
sentido de sus vidas como superorganismos o totalidades interrelacionadas. Pero
el sentido de la Espiritualidad Budista es su Camino mismo, su práctica
presente en el mundo, manteniendo una relación de compromiso con los Derechos
Humanos y la Naturaleza. El día en que los pueblos decidan ser no-violentos,
recién entonces heredarán la grandeza
del Cosmos.
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