Justicia Verdadera

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domingo, 21 de febrero de 2016

Defensa Budista de la No-violencia frente al Terrorismo




Defensa Budista de la No-violencia frente al Terrorismo
Frente a los atentados del terrorismo civil o gubernamental, la Espiritualidad Budista responde siguiendo las reglas de la no-violencia, las cuales son propias del Camino fundado por Gautama hace más de dos mil seiscientos años. Este posicionamiento pacifista es una respuesta no-convencional frente a la violencia, pero tampoco se trata de una actitud de pasividad, sino que implica una respuesta objetiva y desapegada que parte siempre desde la percepción de lo Real. Cuando ocurren atentados terroristas los gobernantes suelen exigir tomar medidas bélicas, lo cual indudablemente es una regresión a una prehumanidad salvaje, primitiva e irracional. El maestro espiritual ayuda a los pueblos a reconocer que esa vía de violencia se encuentra muy lejos de cualquier tipo de justicia, dado que se orienta hacia el odio y el caos. En cambio, a lo largo de veintiséis siglos la no-violencia ha sido la obstinada compañera de camino de la Espiritualidad Budista, transmitiendo a la humanidad ciertas reglas éticas que forman el aprendizaje más importante de la historia. Este aprendizaje implica desilusionarse del progreso materialista, tecnológico y belicista, que en realidad es un progreso ilusorio, para así poder acercarse a un progreso real y verdadero que permite avanzar y evolucionar en la vida. En este sentido, la Espiritualidad Budista muestra que la lógica dualista es primitiva, conflictiva y violenta, mientras que la lógica dialéctica paradojal es superior, reconciliadora y pacifista. Este tipo de saber es el único progreso en el mundo, porque conduce al bienestar y la armonía, mientras que el materialismo siempre lleva hacia la desilusión y el nihilismo. Por lo tanto, la Espiritualidad Budista parte siempre de una premisa optimista, pues muestra en el aquí y ahora cómo evanescer las ilusiones del pasado y avanzar hacia los progresos del futuro. La idea del Despertar (Bodhi) del sujeto y de la sociedad tiene entonces cierta consistencia y coherencia que no se encuentran presentes en la religión y la política. El maestro espiritual hace un llamado a una especie de culminación evolutiva de la consciencia, llamando a los pueblos a progresar espiritualmente. Este progreso es encontrar la vocación y el Propósito (Dharma) del ser humano y de la vida misma, manteniendo la esperanza de un mundo mejor a pesar de que las condiciones mundanas son pesimistas y contradicen cualquier optimismo. Pero la actitud de progreso puede ser mantenida hasta el infinito, motivo por el cual el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) compite con la idea de Dios, desarrollando una visión de la existencia que es dinámica, amplia y reconciliadora, pues se encuentra más allá de las contradicciones ilusorias. En esta superación residen los valores de la Libertad, Igualdad y Fraternidad que practica y enseña la Espiritualidad Budista, la cual va más allá de los dos destinos de la metafísica y el materialismo. A partir de un espacio y tiempo de Apertura (Sunyata), el maestro espiritual trasciende el dualismo y existe en la verdadera Liberación, la cual es el momento más importante de la historia, dado que es el único momento de genuina paz. Esta es la razón por lo que la promesa de Libertad que emana de la Espiritualidad Budista es una insistencia para rebelarse frente a un mundo donde la violencia es normal. De este modo, para el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) alejarse o quedar afuera del destino de la historia es algo que beneficia al ser humano. Pero aunque esto pueda parecer una actitud ahistórica, ciertamente la Espiritualidad Budista nunca ha sido indiferente al mundo, pues es una comunidad adulta, solidaria y pacífica. Además, la posición de liderazgo y guía del maestro espiritual todavía está por acontecer en la historia, debido a que la humanidad tiene todo el futuro por delante, encontrándose en el camino ascendente de la evolución de la vida y la consciencia. En efecto, la humanidad y la Tierra (Gaia) se encuentran ambas en la infancia, ya que no han realizado aún el sentido de sus vidas como superorganismos o totalidades interrelacionadas. Pero el sentido de la Espiritualidad Budista es su Camino mismo, su práctica presente en el mundo, manteniendo una relación de compromiso con los Derechos Humanos y la Naturaleza. El día en que los pueblos decidan ser no-violentos, recién entonces heredarán la grandeza del Cosmos.


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